martes, 21 de enero de 2020

Derechos de las personas aquí y ahora.



Enrique Cobo

21 de enero de 2020

Son muchas las declaraciones y los intentos de hacer valer derechos de todas las personas frente a los poderes públicos, muchos los Tratados Internacionales, muchas las Constituciones de muchísimos estados, también la nuestra, y, cómo expresión de mas consenso, la Declaración de los Derechos del Hombre de la ONU.

Los pactos internacionales de derechos humanos obligan a los estados que los han firmado a hacerlos valer. Todos van en la misma dirección que se señala en la Declaración Universal en su “Artículo 1.- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…” Son derechos anteriores a las decisiones de los gobiernos, es decir son derechos que obligan a los gobiernos y que están por encima de ellos e incluso de las constituciones de cada país aunque es verdad que faltan las fuerzas que pudieran exigir su cumplimiento, es verdad que no hay una instancia internacional en la que poder exigirlos. Más que de “derechos” habría que llamarles, por ejemplo, “aspiraciones”, “objetivos”, “intenciones”, “deseos” “sueños”. “Declaración Universal de las aspiraciones a alcanzar por las personas”, podría llamarse con más propiedad, para no confundir lo que es un derecho exigible con lo que no lo es.

En cualquier caso y navegando en la misma dirección de este movimiento internacional pienso que hay  derechos especialmente básicos cuyo disfrute esta negado a mucha gente y cuya carencia amarga sus vidas cuya activación podemos y debemos exigir aquí y ahora y para siempre tanto en el ámbito de España como en el de la Unión Europea, por lo menos.

La inmensa mayoría de las personas somos partidarias de que a nadie le falte vivienda, acceso al conocimiento, al alimento, a disfrutar una vida saludable, a vivir en libertad y libres de sufrir violencia.


Los Gobiernos de España y de Europa, deben partir de que sus propuestas tienen que contener necesariamente e inexcusablemente como objetivo universal y para ahora mismo la satisfacción de estas necesidades para todas y para cada una de las personas que viven en la Unión Europea. Hacerlo, convertirlo en el mayor consenso posible en las instituciones es obligación de este gobierno y de esta oposición pero en todo caso, con mayor o menor consenso, es exigible a este gobierno progresista y al de la UE: a) proponer de forma clara y precisa cómo lo harán realidad y b) no se hará depender su disfrute de que cambien las circunstancias. Queremos conseguir que no se posponga su realización por ninguna causa, dado que tanto el  Estado Español como la Unión Europea quieran, deben y pueden hacerlo. Los ciudadanos estamos aquí para apoyar su consecución y para exigírselo, tanto al Gobierno de España como al de la UE.

Para alcanzar otros objetivos ha de cubrirse este mínimo, que todas las personas podamos vivir dignamente, que cualquier ciudadano, todos los ciudadanos de España y de la UE se pueda sentir bien como individuos y como comunidad porque ninguna de ellas carece de lo imprescindible. Esto sería lo mínimo inexcusable para que cualquier gobierno pudiera ser considerado decente.

A cómo conseguirlo deben estar dedicadas prioritariamente las políticas fiscales y de gasto antes de considerar otros aspectos de la vida en común: Cómo hacer realidad los ingresos necesarios y cómo hacer llegar los recursos a todas las personas han de ser propuestas que no deben faltar en la acción de nuestro recién nacido gobierno. La organización administrativa, las políticas territoriales, las internacionales, las científicas, de defensa, educativas… han de ser, también y además, políticas instrumentales, subsidiarias de esta política esencial y prioritaria del disfrute real de estos derechos básicos por cada persona.

Si alguna organización pone alguna condición a la satisfacción de estas necesidades para alguna persona, como que haya nacido acá a allá, o que trabaje o que haya cotizado o no, o que no haya delinquido o que tenga esta u otra opción en sus relaciones personales o quiere dejar para cuando “la economía funcione”, dejar para “mañana” la satisfacción de estas, para cuando el PIB evolucione más o menos positivamente, para cuando pase esto o lo otro; cuando alguien posponga por cualquier razón la satisfacción de estas necesidades deberíamos combatirle porque un país decente y en el que valga la pena vivir tiene que ser capaz como mínimo de no hacer sufrir a nadie, cualquier país decente ha de ser  capaz de producir lo necesario para ello y si no lo es será un país fallido, una comunidad atormentada y violenta y España no lo es y la UE tampoco. Ambas comunidades han realizado las mejores conquistas en la convivencia de sus pueblos.

La opción del cómo hacer realidad el objetivo de dar satisfacción universal de las necesidades básicas y comunes para vivir, puede ser con una u otra organización de los servicios públicos con formas diferentes de tratar las rentas de capital y las del trabajo adelantando o posponiendo la realización de determinadas infraestructuras, relativizando cuanto se destina a la Iglesia. Decidiendo si se cobra o no una cantidad por determinadas operaciones financieras, facilitándolo mediante una renta básica incondicionada o proponer otro cualquier medio o técnica pero dirigiendo las decisiones que se tomen a hacer efectivo de estos derechos mínimos.

Las acciones del Gobierno de España y de la UE intentarán ser globales y armónicas según el parecer de los que hayan de tomar las decisiones pero todas y cada una han de partir de conseguir producir los ingresos y realizar los cargos necesarios para hacer reales los derechos proclamados como tales en nuestra Constitución en los Tratados de la UE y en numerosos acuerdos internacionales suscritos por España. El disfrute de esos “derechos” proclamados pero no exigibles ante la Administración de Justicia, ha de hacerse real de forma preferente a cualquier otra política instrumental o de fondo, han de poder reclamarse ante la Justicia, han de ser exigibles ante la Administración como lo es ya el derecho a la propiedad privada, al mismo nivel y con la misma intensidad con la que se defiende esta.

Deberíamos exigir al Gobierno de España y al de la UE recientemente constituidos, los que tantas esperanzas nos provocan, que nos describan con la mayor precisión posible cuándo y cómo van a desarrollar el disfrute pleno de esos derechos a todas las personas que vivimos aquí.

Queremos que todos disfrutemos de otros muchos derechos muy importantes pero debemos priorizar, es nuestra obligación. No renunciamos a ninguna de nuestras aspiraciones de libertad y de justicia pero priorizamos este objetivo: el disfrute de estos derechos por todas y cada una de las personas que vivimos en esta tierra.

Debería ser el mínimo común compartido por todas las fuerzas políticas. ¡Ese sí que sería el más importante consenso estratégico!  A partir de ese mínimo que cada fuerza proponga otras prioridades y unas u otras formas de conseguirlas pero al igual que partimos de un mínimo común en nuestra constitución, deberíamos dar un paso y compartir que estos derechos que señalo y que están  en ella proclamados –pero que no son exigibles aquí y ahora, pasen a ser exigibles por cualquier ciudadano en cualquier momento.