Los Presupuestos
Generales del Estado reflejan la verdadera política de un gobierno. Sus
prioridades quedarán reflejadas en cifras económicas y en programas políticos
que podrán estar enfocados a resolver las exigencias de los poderes económicos o
a las demandas de las clases populares. La segunda opción parece ser la tomada
por el actual gobierno de coalición y esperemos que se materialice cuanto
antes.
Antonio Sánchez
Rodríguez
31
de enero de 2020
Si
cómo se espera, estos PGE siguen la trayectoria de los presentados con
posterioridad a la moción de censura de Pedro Sánchez, en enero de 2019, que
contenían un importante componente social, e incluso si el gobierno de
coalición respeta su ACUERDO y mantienen la línea iniciada a los pocos días de
su formación como: Declaración de Emergencia Climática, Subida del 2% a los
funcionarios e incluso la subida del SMI, lo que se espera de ellos es que no se
olviden de las clases populares.
De
tal manera habrá que esperar que los PGE estén sujetos a las urgentes medidas
de carácter social y hacia un futuro posible y de certidumbre. Del mismo modo
lo harán sobre un necesario desarrollo legislativo que deberá crear, derogar o
modificar leyes y normas que hagan posible llevar a la práctica dichos
presupuestos.
En
la imagen anterior tenemos el plantel político que ha hecho posible con su
apoyo explícito o con su abstención el gobierno de coalición progresista actual
surgido del 10-N (2019), y que puede hacer posible que los presupuestos que
esta coalición proponga salgan adelante, pero también es posible que no sea así
y que se tenga que repetir, una vez más, unas nuevas elecciones.
Y es que no estamos imaginando nada extraño, ni nuevo, ni imposible, porque tenemos antecedentes, algunas evidencias y hasta contradicciones destacables: en lo primero es que ERC vetó los anteriores PGE del 13 de febrero de 2019 y por otra parte en la investidura de última de Pedro Sánchez hubo que escuchar a la diputada de ERC Monserrat Bassa decir lo que realmente le importaba la gobernabilidad de España, si bien aclaró que era una opinión “personal” mientras que su compañero Gabriel Rufian decía que la música del gobierno sonaba bien y que el España nos roba es el peor eslogan de la historia además de ser mentira. Aclarando que quienes realmente le roban son Bárcenas, Rato, Pujol… También su música parece sonar mejor que, al menos, la de su compañera de partido.
Aparte
de la palabrería hay sucesos que afectan a ambas partes, en el panorama de la
negociación de los presupuestos y que pueden ayudar o no al momento como pueden
ser: Los reconocimientos de diputados europeos a los “fugados”, la prescripción
de los delitos económicos de la familia Pujol, el permiso –aunque limitado- de
aperturas de embajadas a Cataluña, las declaraciones del exmayor de los mossos
Josep Lluis Trapero en el juicio que se sigue en estos días o la reclamación del
Tribunal de Cuentas al gobierno de Puigdemont (28 implicados) de 4,1 millones de
euros invertidos en 1-O y la petición inmediata de ayuda de Puigdemont por Twitter,
a todos los que votaron, para recoger este dinero, etc.
Con
todo ello, aún tendrá más repercusión y más preocupante resulta para la
aprobación de los PGE, el cese como diputado de Quim Torra dictado por la Junta
Electoral de Barcelona y sobre todo la aceptación y formalización del mismo por
su propio parlamento en el que su presidente de ERC no está dispuesto a
desobedecer. Este apoyo del Parlament ha generado una lucha abierta entre JxCat
y ERC y es muy probable que esta ruptura en el independentismo termine en la
convocatoria de elecciones en Cataluña.
Si
es así, si el que tiene la potestad para convocar elecciones que es únicamente
el Presidente Quim Torra decide hacerlo, todo el panorama político cambiará.
El
total desencuentro entre JxCat y ERC se ha cumplimentado, de tal manera, que a
partir de este momento se van a realizar reuniones y actos que no servirán de
mucho en tanto que en muy poco tiempo el Parlamento de Cataluña podrá ser
diferente al actual. Incluso, en breve, se van a aprobar sus propios presupuestos
a sabiendas que a continuación les seguirá la convocatoria de elecciones. Así la
reunión de Pedro Sánchez con Quim Torras –como presidente de la Generalitat- parece
perder sentido. Del mismo modo Pedro Sánchez ha comunicado que puede esperar la
apertura de la mesa de negociación exigida por ERC (a cambio de su abstención)
dado el galimatías existente en el gobierno catalán, pero pese a esta realidad
ERC exige que la mesa se inicie cuanto antes y el gobierno de coalición lo
acepta para ratificar su empeño en la negociación como solución al conflicto
territorial.
Lo
que si parece demostrar todo estos movimientos y exigencias, tanto de JxCat como
de ERC, es que están jugando sus bazas más pendientes de su electorado por las cercanas
elecciones propias que en el inicio de un nuevo ciclo en la política española.
El problema es que con esas miras la territorialidad volverá a enfrentarse a la
visión política de las clases sociales y todos ellos querrán marcar claramente
su diferencia con el otro.
Esperemos,
por tanto, que los intereses de ERC en su lucha partidista en el ámbito catalán
en su doble vertiente: en un caso frente a JxCAT y la CUP en lo secesionista y en otro frente a los
Comuns, PSC e incluso la CUP en una visión de lucha de clases sean capaces de priorizar lo que más incidirá en el bienestar de millones de personas, e incluso el apoyo a una coalición que atenderá problemas y demandas de todos los tipos.