martes, 15 de septiembre de 2020

Los presupuestos que necesitamos

Miguel Toro

15 de septiembre de 2020

En el pasado mes de junio pensábamos con ilusión que ya había pasado todo. La curva de infectados por el virus bajó. Entrabamos en la nueva normalidad. Pero aquí estamos en septiembre. Continúan el aumento de los casos de coronavirus en España. Todavía no hay hospitales colapsados como los hubo en el pico de la epidemia. Pero la incertidumbre sobre el regreso de los niños a los colegios, la apertura de las universidades es muy grande. Y también es muy grande la incertidumbre sobre el futuro de los ERTES, elemento muy importante para que no se hunda la economía. La esperanza está en una vacuna que, según parece, no llegará de forma generalizada a la población hasta finales de 2021.

¿Pero que hemos aprendido en este tiempo? Una cosa ha estado muy clara: la salud pública es un bien público de enorme interés social. Sin unos buenos servicios de salud pública se puede colapsar la vida de las sociedades. Pero hemos aprendido más cosas: no teníamos un sistema público de salud preparado para una pandemia. En los momentos críticos se han visto las enormes carencias en los hospitales y se siguen viendo las carencias en la atención primaria.

Por otra parte hemos visto como la pandemia ha supuesto un impacto enorme sobre la actividad económica. El número de parados se ha disparado y el número de negocios pequeños y medianos que han cerrado o tienen dificultades para continuar es enorme. El gobierno ha reaccionado adecuadamente apoyando con fondos públicos los ERTES e impulsando medidas como el Ingreso Mínimo Vital.

Pero claro todo lo anterior supone muchos recursos económicos. Como ya es sabido las prestaciones económicas que está poniendo en marcha el Gobierno dispararán el déficit público. El dinero procedente de Europa, aunque ayudará, solo resolverá una parte del problema y habrá que devolverlo. Además, si no queremos ignorar las lecciones aprendidas en el anterior pico de la curva de contagios, si queremos estar preparados para el futuro, hay que reforzar el sistema público de salud.

Ahora bien los servicios públicos, las prestaciones económicas del estado se sostienen y pagan colectivamente mediante los impuestos. Parece que lo razonable sería aumentar impuestos a los que pueden pagarlos. Ahora, además, se están discutiendo los presupuestos del estado. Aquí es donde se tienen que priorizar los gastos públicos y la procedencia de los ingresos para pagarlos.

Hemos de tener en cuenta adicionalmente que la riqueza en España creció durante los años de la burbuja inmobiliaria como en ningún otro país. Sin embargo, que creciera la fortuna nacional no significa que se alterara su reparto. Según los cálculos Piketty y colaboradores en 2018, el 10% de los españoles más ricos acumulaba en 2013 el 57% de la riqueza personal del país, mientras que el 50% más pobre sólo poseía el 7% de la riqueza nacional. Los autores aseguran que esta distribución no ha cambiado en los últimos 30 años. Uno de los factores que explican esta persistente desigualdad es la herencia.

Según Bernie Sanders, “la pandemia enriquece todavía más a los ricos y ha llegado la hora de que paguen más impuestos”. Esta denuncia parece que al estar situada en EE. UU. nos cae muy lejos, pero en España se ha publicado que la fortuna de los 23 españoles más ricos ha crecido un 16% desde el 18 de marzo. Esto ha ocurrido también en diversos porcentajes con el segmento del 1% más ricos.

¿Ante esta situación que posición están teniendo los partidos políticos? Claramente el PP ha sido y es el principal defensor de la bajada indiscriminada de impuestos y la consiguiente privatización progresiva de los servicios públicos. Su punta de lanza, el gobierno de la Comunidad de Madrid es el que más ha bajado los impuestos haciendo, incluso, dumping fiscal al resto de comunidades. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha denunciado en alguna ocasión que la Comunidad de Madrid "ejerce dumping fiscal" al bajar los impuestos que gestiona, y así arrastra a otras autonomías a reducir también su fiscalidad, aunque luego algunas de ellas piden recursos al Gobierno".

En el impuesto del patrimonio los millonarios de Madrid se han ahorrado casi 6.000 millones solo en el impuesto de Patrimonio desde 2011. Madrid la región más rica de España es la única que bonifica al 100% este impuesto. Esta es la política del PP. Las consecuencias de esta reducción de impuestos y la política de privatización de servicios públicos de salud se han visto claramente en los momentos críticos de la pandemia.

La posición de Ciudadanos en este tema es similar a la del PP. Ciudadanos defiende que la propuesta de subir impuestos es improcedente. Según ellos habría que bajarlos. Ya los vimos como responsables de la eliminación práctica del impuesto de sucesiones en Andalucía con el apoyo del PSOE.

Por otra parte Pablo Iglesias ha afirmado recientemente que el proyecto de presupuestos para 2021 incluirá "una revisión de la fiscalidad en un sentido progresista y redistributivo". Iglesias ha reconocido ser consciente de que "el momento es particularmente difícil para algunas empresas" pero cree que eso tiene que ser "compatible con una revisión de la fiscalidad" fundamentalmente para que el Estado tenga los recursos necesarios para afrontar desafíos que tiene el país. En todo caso era lo que se suscribió en el acuerdo de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.

¿Y el PSOE? ¿Qué piensa Pedro Sanchez sobre el particular? ¿Por qué está tan dubitativo en la decisión de subir impuestos? ¿Por qué la ministra de Hacienda “enfría” cualquier propuesta sobre impuestos a las grandes fortunas, subida del IRPF a rentas superiores a 120,000 euros, etc.? ¿Apoyará el PSOE unos presupuestos sin "una revisión de la fiscalidad en un sentido progresista y redistributivo" justificándolo en que necesitan a Ciudadanos para apoyarlos? Veremos. Ya la vicepresidenta Carmen Calvo ha declarado que lo que hace falta son presupuestos sin insistir en que tipo de presupuestos.

Claramente aquí, en los presupuestos, en la fiscalidad, se está debatiendo sobre el tipo de sociedad que queremos, sobre la importancia de los servicios públicos, sobre el tipo de sociedad más o menos inclusiva que se quiere construir. Soy de los convencidos que hace falta una revisión progresiva de la fiscalidad, de la necesidad de recuperación, reformulación y centralización estatal de impuestos cedidos a las comunidades autónomas como el impuesto del patrimonio y de sucesiones.

Sigo convencido que el gobierno actual, con el pacto entre PSOE y Unidas Podemos, es el mejor gobierno posible en estos momentos de pandemia y recesión. Pero el PSOE, Pedro Sánchez, está teniendo una postura excesivamente dubitativa en el tema de los impuestos aunque se comprometió de una forma clara en el pacto de gobierno. La ocultación al resto del gobierno de la fusión de Bankia y Caixa Bank, poniendo al frente de la operación únicamente a la ministra Nadia Calviño, augura un horizonte difícil para la causa progresista aunque, después de algunos rifirrafes, Sánchez e Iglesias hayan pactado negociar un borrador de Presupuestos antes de dialogar con Ciudadanos.

La causa progresista necesita más claridad y determinación por parte del PSOE en temas tan importantes como este de los impuestos.