martes, 1 de septiembre de 2020

UNA SALIDA SOCIALMENTE JUSTA A UN PANORAMA LLENO DE INCERTIDUMBRES

                     
• Los rebrotes de la pandemia han generado mucha inseguridad y han profundizado la crisis económica y social 
• La caída de los ingresos públicos obstaculiza el programa social del gobierno de coalición 
• Los poderosos de siempre han maquinado para derribar el gobierno progresista 
• El desprestigio de la Monarquía es mayor cada día 
• Las políticas de reconstrucción han de ir a favor de la mayoría de la población y en especial de los sectores más necesitados 

Juan M. Valencia Rodríguez 
1 de septiembre de 2020 

El acuerdo suscrito entre PSOE y Unidas Podemos el 30 de diciembre de 2019 permitió formar un gobierno de coalición progresista. Por primera vez en décadas podíamos esperar una política favorable a la mayoría de la población, teníamos un Gobierno al que exigir medidas firmes y decididas en dos direcciones principales: revertir las tremendas desigualdades generadas en los últimos tiempos, y recuperar los derechos y libertades que han deteriorado nuestra democracia, con medidas como la llamada Ley Mordaza y otras. 

No ha habido suerte. Al poco de formarse, el gobierno progresista tuvo que afrontar la mayor emergencia sanitaria en siglos, que ha acarreado una crisis social y económica de proporciones descomunales. Y menos mal que para afrontarla teníamos un gobierno de este tipo. No quiero ni pensar qué hubiera sido de estar nuestras vidas bajo los designios de un gobierno de la derecha ultra liberal que degrada todo lo público y empeora las condiciones de vida de la mayoría social.

La reactivación de la crisis sanitaria durante este verano, que se ha manifestado con virulencia inesperada en algunas zonas del país, ha dado lugar a una situación muy compleja, repleta de dudas e inseguridades para las personas: miedo a contraer el virus, no sé si voy a tener trabajo, si van a abrir los colegios, si no abren cómo voy a compaginar trabajo y atención a los niños, si de nuevo voy a sufrir aislamiento y soledad... Destacamos algunos aspectos relevantes de este panorama:

La pandemia se desarrolla de una manera imprevista, con la aparición de nuevos brotes de gran incidencia en varias Comunidades. Hay muchas variables inciertas, y aún no se cuenta con vacuna ni con un tratamiento plenamente eficaz. Esta realidad nos deja inseguros y perplejos y condiciona decisivamente toda la vida política, económica y social. Existen serias dudas de que se estén tomando las medidas necesarias para que los hospitales, centros de salud y residencias de mayores no vuelvan a entrar en colapso.



La caída brutal de los ingresos públicos por la contracción económica causada por la pandemia perturba gravemente los compromisos sociales suscritos en el pacto del gobierno de coalición, y obliga al Estado a endeudarse con una UE que ha mostrado su cara más insolidaria en una emergencia sanitaria sin precedentes.

En determinados ámbitos se ha echado en falta una actuación más enérgica por parte del Gobierno, por ejemplo en el Ingreso Mínimo Vital. Primero el ministro de Trabajo demoró injustificadamente su puesta en marcha y más tarde se ha producido un bloqueo que ha impedido la concesión de la mayoría de las solicitudes presentadas.

Desde los poderes económicos y sus asociados de los grandes grupos de comunicación se han emprendido diversas maquinaciones antidemocráticas destinadas a acabar con este Gobierno progresista. No soportan que Unidas Podemos esté en la dirección política del país. Las presiones sobre el PSOE para que deshaga el Gobierno de coalición y llegue con el PP a “pactos de Estado” (léase políticas conservadoras favorables a los intereses de los más pudientes) son formidables, y para eso cuentan con influyentes antiguos dirigentes del partido socialista.

Los partidos nacionalistas que apoyaron la coalición progresista, en especial ERC, han tenido en esta situación especialísima actuaciones ventajistas que han debilitado al Gobierno, e inclinan a Pedro Sánchez a buscar para la aprobación de los Presupuestos alianzas incompatibles con una salida socialmente justa a la crisis general planteada.

El Estado de las Autonomías no ha funcionado bien en medio de la crisis. Los particularismos de cada cual y los intereses de partido han primado sobre la evidente necesidad de una actuación homogénea de todas las administraciones públicas frente a la pandemia.

Para completar el cuadro, las repetidas tropelías cometidas por el “Rey sin mérito” alimentan el desprestigio creciente de la monarquía, que solo se mantiene en pie porque los partidos de la ultraderecha, la derecha y el PSOE siguen hurtando a la opinión pública y al Parlamento la necesaria apertura del debate sobre la forma de Gobierno. En una democracia todos los poderes del Estado deben estar sujetos al escrutinio de la ciudadanía. La matemática parlamentaria actual y la previsible a corto plazo, con la mayoría de 2/3 que se exige, hace imposible efectuar cambios de calado en una Constitución que hace ya aguas por muchos lados.

En suma, las incertidumbres provocadas por la pandemia y la consiguiente debacle económica son muchas y crean una situación muy compleja. Sin embargo, a mi modo de ver hay algunas ideas claras:

• La Salud de todos es la prioridad indiscutible. Reforzar la Sanidad pública en atención primaria y hospitalaria y en las residencias de mayores es la primera obligación del Gobierno.
• Hay que apoyar al gobierno progresista, amenazado desde muchos ángulos, siempre que mantenga la política social prometida en el pacto de coalición. Los socios de Gobierno deben ser leales a ese compromiso, y Pedro Sánchez debe resistir las presiones que en sentido contrario realizan los grandes poderes económicos y sus servidores políticos y mediáticos.
• Sean cuales sean las dificultades económicas, que van a ser muy severas, hay que asegurar que las políticas de reconstrucción vayan en favor de la mayoría de la población y produzcan una reversión del tremendo crecimiento de las desigualdades de las últimas décadas: ampliar el espacio de lo público y el gasto social, en especial en Sanidad, Educación, Asistencia Social y a la dependencia, Residencias de Mayores, mantenimiento del modelo de Seguridad Social y de pensiones públicas, etc.; y derogar la reaccionaria contrarreforma laboral de Zapatero y Rajoy.
• Una fiscalidad más progresiva y justa, que incremente los ingresos del Estado con gravámenes más apropiados a las grandes fortunas y las grandes empresas, multinacionales incluidas.
• Derogar la “Ley Mordaza” y recuperar las libertades y derechos perdidos.
• Impulsar la investigación pública en sectores estratégicos, como la Sanidad, las nuevas tecnologías, etc.
• Permitir la investigación parlamentaria sobre los desmanes del “Rey sin mérito” y abrir el debate público sobre la forma de Gobierno (Monarquía o República) demandado en extensos sectores de la sociedad ante la evidencia de la inutilidad y corrupción de la monarquía que tenemos.
• Exigir a la UE una política socialmente más justa y solidaria con los países en dificultades.