viernes, 28 de mayo de 2021

ELECCIONES 2021 DE CATALUÑA Y MADRID

Las elecciones recientemente celebradas en las comunidades de Cataluña y Madrid, por sus resultados electorales y la formación de gobiernos, nos emplazan a reflexiones de especial trascendencia de presente y futuro para avanzar hacia un mundo de progreso social que España tanto necesita.

 
Manuel Armenta

Sevilla 28 de Mayo de 2021

Las elecciones recientemente celebradas en las comunidades de Cataluña y Madrid, por sus resultados electorales y la formación de gobiernos, nos emplazan a reflexiones de especial trascendencia de presente y futuro para avanzar hacia un mundo de progreso social que España tanto necesita.

Aunque la expresión y resultado de la voluntad popular expresada en las urnas ha sido en ambas comunidades bastante diferenciada respecto a las dos corrientes políticas que confrontan en la gobernanza y en los objetivos de progreso o retroceso en los derechos y condiciones de vida de las mayorías sociales, ambas van a convertirse en importantes referentes de controversia y confrontación con el gobierno de España, y con sus políticas de reconstrucción y prioridades para afrontar las diferentes crisis que vivimos.

Cataluña se caracterizó en las urnas por un mayoritario respaldo a partidos progresistas tanto de carácter nacionalista como del Estado (ERC-PSC-ECP), que abría puertas para formar un gobierno que priorizara la crisis sanitaria, económica y social frente a la territorial independentista. Sin embargo, ERC ha optado por una alianza de gobierno con el independentismo más ultraconservador, que antepone su ideología a la voluntad de las mayorías sociales. Madrid todo lo contrario, porque las urnas aclamaron al PP y Vox de forma mayoritaria y aplastante sobre las alternativas progresistas, y primará a todos los niveles el liderazgo de la confrontación radical que ya vivimos en toda España.

Cataluña soportó en las elecciones un absentismo del 46,45 % y la Comunidad de Madrid un 23,75 %, el menor de toda su historia democrática. Dos referentes del protagonismo social en las urnas y el desinterés por la política y la gobernanza progresista y de cambio para avanzar en la reconstrucción económica, social, laboral, sanitaria y la desigualdad que tanto daño han hecho y hacen a la sociedad, a las personas y a la Democracia, los recortes de las derechas ultraconservadoras que han gobernado las crisis.

La Comunidad de Madrid ha sorprendido notablemente en las urnas atrayendo votantes como nunca en su historia -el 76,25 %-, así como que una gran mayoría se decante por el PP-Vox no solo en la capital, sino en los municipios con predominio de clase obrera y humilde que más soporta todo tipo de recortes.  El voto ha olvidado la historia corrupta de sus gobernantes, los recortes, la precariedad que viven y el desmantelamiento de la Sanidad que tanto daño ha causado con el covid-19 al Sistema Público y a las personas. También cabe destacar la falta de eficiencia de los importantes movimientos sociales y los partidos políticos de izquierda y progresistas, para priorizar en la campaña electoral la unidad y confluencia de objetivos frente a los recortes y a los partidos responsables.

La confrontación política ideológica de los partidos más representativos ha sobrepasado la realidad del presente y los objetivos programáticos del ciclo de gobernanza de 4 años, así como la tendencia confluyente y de coalición de gobierno que ya vivimos; han abierto grandes ventanas a las lógicas diferencias éticas de la estrategia política, dejando correr el absurdo engaño del conservadurismo como elemento de salvación. La reflexión que se abre al respecto debe dirigirse a la posible opción electoral de coaliciones, que unen esfuerzos de unidad y confluencia, reservando la confrontación ideológica solo para los que destruyen derechos y democracia.

En Cataluña, a pesar de ser uno de los territorios que más profundidad de crisis vive debido a la problemática territorial y represiva judicialmente como añadidos a la sistémica que vive toda España, llama mucho la atención el gran desinterés del sufragio universal como herramienta de poder para conquistar derechos y condiciones de vida dignas. Es obvio que sin menoscabo de la responsabilidad personal de quienes no usan ese derecho y se abstienen, existe una responsabilidad profunda en los partidos políticos que de una u otra manera ejercen la pedagogía política y pretenden gobernar con el voto. La participación en los barrios obreros y populares descendió 32 puntos, mientras en los más ricos solo 19.

Es incomprensible que los votantes en 2021 hayan descendido 25,67 puntos respecto de los de 2017, a pesar de que se abren puertas para avanzar hacia un futuro de progreso y entendimiento con el Gobierno de España, y que ERC se decante a formar gobierno de coalición con JUNTS, partido que protagoniza la máxima responsabilidad histórica y de presente con los recortes y la crisis territorial, y el apoyo del radicalismo independentista de la CUP, eludiendo el entendimiento y confluencia con el PSC y ECP que es mayoría para avanzar en todos los órdenes de la vida, incluido el territorial, como en Barcelona ya hoy se evidencia con entendimientos y avances de progreso social en la vida pública, y ERC ya practicó en los años de 2003 al 2010 gobernando con el PSC.

Cataluña y Madrid olvidan la imperiosa necesidad de anteponer la necesidad de reforzar los servicios públicos, con el especial referente sanitario, donde la privada ya alcanza niveles alarmantes en toda España: cerca de 9 millones de asegurados, 458 hospitales (57 % del total), y 51.212 camas (32 % del total), así como una tendencia creciente de servicios en el seno de las Instituciones Públicas: hospitales y residencias de mayores. Precisamente durante la pandemia covid-19 los hospitales privados han atendido al 19 % de pacientes y al 14,2 % de los ingresados en UCI.

También debemos tener en cuenta que a pesar de todo lo ocurrido, estas comunidades, como el conjunto del Estado, tendrán que afrontar el proceso de Reconstrucción que el Gobierno de España ya impulsa y que en los próximos años se reforzará, a pesar de las confrontaciones y desacuerdos. El futuro de progreso social y político que se inició y por el que avanzamos tendrá algo más de complicaciones y complejidad, pero avanzará en la dirección prevista como se ha venido evidenciando desde que nació.

Los golpes y las confrontaciones también son las premisas para aprender y rectificar en la dirección positiva y progresista que las personas y la sociedad necesitan.