martes, 22 de marzo de 2022

LA UNIÓN EUROPEA NO TIENE POLÍTICAS DE DEFENSA Y EXTERIOR PROPIAS


Juan Manuel Valencia Rodríguez

22 de marzo de 2022

Vaya por delante, para que no quepan dudas, mi condena sin paliativos a Rusia por su invasión de Ucrania. Cualquier razón legítima que pudiera alegar queda anulada al atropellar por la fuerza las fronteras establecidas, conculcando así los principios más esenciales del Derecho Internacional.

Las consecuencias de esta agresión para la población civil son tremendas, como sucede en todas las guerras, que se sabe cómo empiezan, pero nunca cómo y cuándo acaban. Millones de personas han abandonado su hogar y a algunos de sus familiares. Sus vidas han quedado destrozadas en unas horas. Miles de personas han fallecido ya.

Y todo este sufrimiento, ¿por qué?

Definido el primer culpable, Rusia, porque es la que ha iniciado la guerra, cualquier análisis equilibrado de la situación exige denunciar otras culpabilidades.

Como siempre, casi todos los medios de comunicación occidentales, en manos de los grandes poderes económicos, han contribuido de manera notabilísima, con una información absolutamente unidireccional y sesgada, a crear una opinión pública favorable a la nefasta política de los EEUU y sus lacayos europeos, sin cuestionarse para nada sobre las causas que han conducido a la guerra, reduciendo toda la explicación a los malvados designios del diabólico Putin. Por ejemplo, vetan la difusión del documental francés “Donbass”, en el que se retrata el comportamiento genocida y neonazi de todos los gobiernos ucranianos que se han sucedido desde el cruento golpe de Estado financiado por EEUU y la Unión Europea.

Censura pura y dura. La verdad queda prohibida, se reduce el relato a las consecuencias sin entrar en las causas, para generar un fanatismo antirruso. Se ocultan así ciertos elementos que son claves para entender qué hay detrás de toda esta locura. Señalemos algunos de ellos.

Rusia

Que Putin es un ser despreciable no necesita mucha demostración, sus crímenes pasados y presentes lo evidencian. Sin embargo, y aunque nunca he estado en Rusia, juraría que la mayor parte de su población apoya la decisión de Putin de ir a la guerra. No sólo porque tenga el poder para controlar la información. No sólo por la ideología ultranacionalista y retrógrada que difunde, y que ahora utiliza señalando a un enemigo exterior, frente al cual él se presenta como la salvaguarda de los sagrados intereses de la nación. No sólo porque reprima con gran dureza a cualquiera que se manifieste en público contra la guerra, animando a la gente a lanzarse contra los “traidores” a la patria. Está también la sensación de peligro y de amenaza que sienten los rusos, acentuada por la experiencia de las repetidas invasiones sufridas en su historia reciente: Napoleón, el Ejército Blanco organizado por las grandes potencias contra la Revolución de Octubre, la invasión de la Alemania nazi. En los últimos años han visto cómo a pesar de sus protestas Occidente ha incumplido todas las promesas y tratados que estipulaban la no expansión de la OTAN hacia el Este (promesa hecha a Gorbachov, e incumplida de inmediato: en 1997 se decidió la ampliación oriental de la Alianza y dos años después se consumó con la integración de Polonia, Hungría y República Checa). Los rusos no quieren tener misiles a la puerta de su casa, dispuestos a ser empleados contra ellos para destruirlos. Si se hubiera amenazado de esa manera a los EEUU, hace años ya que hubiera respondido con toda la fuerza de su potencial militar. No es elucubración: recordemos la “crisis de los misiles” soviéticos en Cuba, que situó a la Humanidad al borde de una catástrofe nuclear.

Estados Unidos  

Sus gobernantes han planificado de manera consciente todo un rosario de provocaciones para incitar a Rusia a una acción violenta, pese a la advertencia de expertos como George Kennan, que predijo: “La ampliación de la OTAN sería el error más fatal de la política estadounidense desde el final de la Guerra Fría. Es previsible que esta decisión despierte las corrientes nacionalistas, antioccidentales y militaristas de la opinión pública rusa”. Toda la política exterior estadounidense está marcada por el desprecio al Derecho Internacional, el unilateralismo y el afán imperialista de dominio del mundo. Interviene a su antojo en todos los rincones del planeta, en función única y exclusivamente de sus intereses económicos y políticos. La defensa de la democracia es un burdo pretexto, nadie bien informado puede creer eso del país que más dictaduras ha impuesto en el mundo a base de apoyar golpes de Estado. En Ucrania los EEUU y la OTAN financian el batallón neonazi Azov, cuyos mercenarios muestran con orgullo la esvástica junto a la bandera de la Alianza Atlántica. Ahora ya no existe el bloque soviético, pero EEUU trata de perturbar al máximo posible la economía rusa y dificultar el ascenso del poderío económico de China, que le intranquiliza vivamente.

La Unión Europea

Como otras muchas veces (Siria, Irak, Libia, Afganistán…), la UE se ha limitado a ser comparsa de la política imperialista, agresiva y unilateral de los EEUU Se demuestra, una vez más, que la UE no tiene una política exterior ni de defensa propias, sino que se limita a seguir la senda que le marca el imperio norteamericano. Desaparecida la URSS y el Pacto de Varsovia, la existencia de la OTAN no puede explicarse en función de una inexistente política de defensa europea. La OTAN es un escudo protector de los intereses de EEUU en el continente europeo, no un sistema de defensa de la UE.

Este aspecto del problema es decisivo. Un sistema de defensa genuinamente europeo dejaría al margen a los EEUU, descartaría la existencia de la OTAN y por tanto no representaría ninguna amenaza para Rusia, con lo que la guerra en Ucrania no se hubiese producido.

De otra parte, la hipocresía y el doble rasero con el que la UE mide los hechos han quedado palmariamente claros con la guerra de Ucrania. La población palestina es víctima desde hace décadas de la política genocida y de apartheid de Israel, sin que la UE ponga reparos, ni promueva en los supermercados la recogida de alimentos y la solidaridad con los refugiados de Palestina, expulsados de sus casas y de sus tierras desde hace 74 años; esa guerra parece que no existe. La UE asiste sin rechistar al aplastamiento de la población saharaui por Marruecos, que lleva 47 años de ocupación ilegal y de incumplimiento de todas las resoluciones de la ONU. Hace unos días, los bombardeos marroquíes destruían en Agüenit una escuela, pozos de agua y camiones cisterna de agua potable, pero esa guerra parece que no existe.

El gobierno de España

La política del Gobierno de Pedro Sánchez en la guerra de Ucrania ha seguido los mismos derroteros de seguimiento servil a EEUU que practican sus “socios” de la UE. No es una novedad en el PSOE, el partido que metió a España en la OTAN por la vía vergonzante de engañar a la opinión pública (“OTAN, de entrada NO”, “OTAN sí, bases fuera”) hasta conseguir, por un estrecho margen, la aprobación en referéndum del ingreso en la alianza militar, además de mantener las bases estadounidenses en suelo español, dos en Andalucía. El gobierno de Pedro Sánchez se avino de inmediato a enviar buques y armamento al escenario bélico, en vez de optar por intensificar la vía diplomática para tratar de poner fin a la guerra. Igualmente, ha asumido el incremento del gasto militar propuesto por la OTAN. 

La última muestra de la dejación por parte del PSOE de sus promesas electorales de 2019 y de todo principio ético acorde al Derecho Internacional ha sido la aceptación de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara, en contra de las resoluciones de la ONU. El PSOE se alinea así con la camarilla corrupta y brutal del majzén (el entorno de Mohamed VI y su familia). Con ello España, oficialmente considerada como nación administradora dado que fue la potencia colonizadora del territorio, comete una segunda y vil traición hacia el pueblo saharaui.

La guerra es barbarie. Por eso, una vez más, debemos elevar nuestra protesta pública y proclamar los viejos y justos lemas:

¡NO a las guerras! ¡NO a la OTAN! ¡NO a las bases de EE UU en España!