Las crisis económicas y políticas que vivimos en la
actualidad, motivadas por guerras y confrontación de poderes institucionales y
fácticos, están afectando los modelos de régimen democrático, no solo los que
avanzan por las vías de progreso -como es el caso de España-, sino incluso los
más conservadores. Derechas y ultras, fundidos o colisionados, avanzan por toda
Europa y el mundo occidental.
Manuel Armenta
21 de Mayo de 2024.
Las elecciones municipales, autonómicas y estatales de 2023 evidenciaron dos referentes de gran relevancia, tanto en la configuración de gobiernos como en el voto popular. En el Estado se mantuvo la mayoría parlamentaria de progreso gracias a la coalición de fuerzas progresistas y nacionalistas; mientras que en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas fueron las derechas las que aumentaron sus poderes de gobernanza y lograron una mayoría del voto popular.
Los millones de personas abstencionistas y la mitad de los votantes han conformado una realidad social compleja en actitudes, intereses e ideologías, cuando se vienen recibiendo importantes mejoras en derechos y condiciones de vida desde el Gobierno del Estado en todos los órdenes de la vida. Y son precisamente esos millones de esas personas receptoras de las medidas más democráticas y progresistas quienes votan a las derechas más conservadoras y radicales, que destruyen y recortan derechos y condiciones de vida (ejemplos: pensionistas, mujeres, trabajadores/as y servicios-ayudas sociales, entre otros muchos).
La radicalidad de confrontación contra el modelo de Democracia progresista por el que España avanza desde 2019, con la coalición de gobierno y los apoyos de fuerzas progresistas y nacionalistas catalanas y vascas, marcó su máximo referente en 2023: a pesar de tener la mayoría parlamentaria para repetir la gobernanza, tuvo que soportar el fracaso del PP para la formación del gobierno, a la que el Rey dio prioridad. Esto supuso la necesaria apertura para sostener los avances en derechos, igualdad y condiciones de vida de las mayorías sociales, y seguir avanzando por el camino de progreso con el régimen de democracia. La reacción de los poderes fácticos e institucionales, representados políticamente por PP-Vox, no se hizo esperar, poniendo en marcha todos sus recursos y medios de quiebra y convivencia contra el gobierno de coalición, las políticas de progreso y las personas.
2024 también abre nuevas puertas a procesos electorales en las Comunidades de Galicia, Euskadi y Cataluña (ya celebradas), y para el próximo mes de Junio las elecciones europeas, que influirán de manera decisiva en la sostenibilidad y gobernanza del futuro progresista no solo en España sino en el conjunto de países de la UE. El voto popular y la gobernanza decidirán.
La Comunidad de Galicia ya nos reportó unos resultados electorales desfavorables para un futuro de progreso democrático y condiciones de vida dignas para las mayorías sociales. El PP consiguió la mayoría absoluta para gobernar, a pesar del momento tan crítico y controvertido que allí se vive y tan necesitado de las políticas sociales y económicas que se impulsan desde gobiernos territoriales de cercanía, como son las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos.
La Comunidad de Euskadi elevó el nivel de participación electoral en torno a un 15 % respecto a las celebradas en 2020, y 7 de cada 10 personas votantes lo hacen por el independentismo y nacionalismo, marcando un importante referente del “protagonismo” de la sociedad en esa dirección. La organización política EH BILDU consiguió 6 parlamentarios más, y el PNV 4 menos, igualando su representación parlamentaria en 27 miembros cada uno. También es de destacar que el PSE incrementara 2 parlamentarios más, y con 12 se refuerce para ser la organización política estatal más representativa. Estas elecciones vascas refuerzan las políticas de entendimiento y confluencia de las fuerzas políticas de izquierda (Bildu y PSE), con el poder popular y las políticas de progreso estatales implementadas por el gobierno de coalición, manteniendo alejados del poder institucional a los ultra-conservadores PP-Vox.
Los resultados electorales mantienen la primacía del PNV sobre Bildu, por su mayor número de votos (27.OOO más, con la igualdad a 27 escaños), y por el apoyo del PSE. Gracias a ello mantendrá la máxima responsabilidad en la representación institucional, por el entendimiento para la gobernanza con el PSE. Situación que también marca la necesidad perentoria del más profundo entendimiento del PSE-PSOE (de Euskadi y el Estado), con BILDU, que es hoy un aliado fundamental de las izquierdas para sostener la democracia progresista que en España se necesita frente al ultra-conservadurismo.
La Comunidad de Cataluña ha mantenido, como en las elecciones de 2021, un nivel elevado de abstencionismo – en torno a 2,5 millones de votantes- que resulta poco acorde con la voluntad política expresada en las urnas, que abre allí una NUEVA ETAPA democrática de convivencia y gobernanza de las corrientes políticas nacionalistas e independentistas con el poder político que gobierna en el Estado, representado por el Partido Socialista, que consigue el mayor número de votos (872.959) y 42 parlamentarios, seguido de JUNTS, que consigue 35, mientras que CUP y ERC caen en picado en los votos y en el poder institucional, perdiendo 5 y 13 parlamentarios, respectivamente. Ciudadanos pierde sus 6 escaños y deja de tener representación; y SUMAR/COMUNS pierden 2 escaños respecto a las elecciones de 2021. La formación del nuevo gobierno de Cataluña será complicada porque requiere de coaliciones de gobierno lideradas por el PSC con ERC y SUMAR/COMUNS, para conseguir la mayoría absoluta parlamentaria que garantice la gobernanza progresista, como ocurre en el Estado. La derecha también sale reforzada en votos y representación institucional, aportando a la nueva etapa expresada en las urnas el añadido de la confrontación política de las derechas contra todo tipo de avance en el régimen de DEMOCRACIA por el que se camina en el Estado.
La crisis política interna provocada en ERC por la importante pérdida de apoyo popular en las urnas, por el bien de Cataluña y sus mayorías sociales en ningún caso debería provocar que se cierren puertas para compartir un GOBIERNO DE COALICIÓN con el PSC y SUMAR/COMUNS y configurar una mayoría absoluta de 68 escaños. Ningún otro camino ni forma de proceder haría posible el necesario avance en Derechos, Libertad, Igualdad y Convivencia Democrática que CATALUÑA y ESPAÑA necesitan en un momento tan crítico como el que vivimos. Estas tres fuerzas políticas ya vienen colaborando y protagonizando la confluencia progresista que gobierna en el Estado, a pesar de la radicalidad de las derechas para evitarlo. Si divergencias de tipo interno y partidario lastraran este modelo de coalición expresivo del poder popular en las urnas, solo se beneficiará a las derechas ultra-conservadoras y a los poderes fácticos que avanzan por toda Europa.
El próximo 9 de Junio se celebran las próximas Elecciones de la UE, y volvemos a enfrentarnos al gran reto de AVANCE o RETROCESO en derechos y libertad de todos los países miembros de ella, porque lo que ocurre en Cataluña y España no es exclusivo de nosotros. El poder popular en las urnas tiene que volver a favorecer que sean las fuerzas políticas más democráticas y progresistas las que alcancen las mayorías necesarias para copar las instituciones europeas que permitan reforzar el régimen de democracia y mejorar las condiciones de vida y derechos de la ciudadanía en todos los países miembros. Cómo actuemos todos en CATALUÑA puede ser decisivo en el comportamiento electoral de la ciudadanía.
Las elecciones celebradas en Euskadi y Cataluña, objetivamente han demostrado que mayorías sociales respaldan las políticas de progreso económico, social y político por el que España avanza con las fuerzas políticas que configurarán los diferentes gobiernos y los pactos para su gobernanza. El remate subjetivo de todos los procesos electorales celebrados y las próximas elecciones europeas del 9-J necesitan mantener el entendimiento y colaboración entre todas las fuerzas políticas que ya vienen configurando los pactos que nos permiten avanzar por el modelo de DEMOCRACIA PROGRESISTA que hoy gobierna España, a pesar de las posibles discrepancias partidarias.
La ciudadanía, que con su voto decidirá que Europa también avance por ese camino, necesita ahora el mensaje más potente de UNIDAD de las fuerzas progresistas de toda España.