Antonio Sánchez
Rodríguez
7 de enero de 2025
A
fecha de hoy nuestro país está bien surtido de sindicatos de amplio espectro, en
cambio CEOE sólo hay una que a veces obtiene igual cantidad económica que el
conjunto de los sindicatos. La fuente donde encontrarlos es en el BOE donde se
publican las subvenciones del Estado. Estas ‘ayudas’ están en manos del
gobierno del momento y son ‘variables’ en cada ejercicio, por lo que dependen
de las prioridades económicas en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y
de la ideología imperante en el gobierno del momento (que evidentemente siempre
se comporta bajo un criterio ‘imparcial y democrático’, algo así como algunas
de las ‘apolíticas’ resoluciones judiciales de los últimos tiempos del gobierno
de coalición).
Algún
ejemplo imparcial. En el caso Rajoy que gobernó desde 2011 a 2018 pueden comprobar
que realizó recortes hasta la mitad o más de las subvenciones habituales, en
cambio Rodríguez Zapatero puso un nivel que a fecha de hoy no se ha alcanzado,
pero que el gobierno de coalición con Pedro Sánchez se ha acercado bastante y
ha igualado la cantidad con la CEOE. Esto quiere decir que en unos casos 'la
economía estaba muy mal y nuestro comportamiento sindical no había sido muy
bueno', o que la economía se distribuía con equilibrios y la sintonía ideológica
apuntaba igualmente al equilibrio y reposición de una desigualdad rampante.
En cualquier caso los
sindicatos obreros de implantación nacional y que son referentes para este
artículo son UGT y CCOO.
1.- El primero se fundó el 12 de agosto de 1.888 -hace 136 años y casi 5 meses- a pocos meses de la masacre de la protesta de los mineros de Ríotinto por sus condiciones laborales y aprovechando la Ley de Asociaciones que incluía la Libertad Sindical del gobierno de Sagasta. Su fundador fue Pablo Iglesias Posse. La UGT nació en íntima relación con el socialismo marxista (sindicato de clase) a pesar de su apoliticismo estatutario. Tuvo conexiones temporales con la CNT (anarcosindicalistas). En XIV Congreso de 1920 asumió la ‘Lucha de clases’ como principio básico de acción. Con la llegada de Primo de Rivera interrumpió sus relaciones con la CNT dado que frente al régimen apostó por un distanciamiento 'posibilista' que le permitió seguir en su tarea mientras que la CNT fue duramente tratada. Esa posición la lleva sobre sus espaldas toda su historia. No obstante se redimió en 1934 con la organización con el PSOE de la Revolución de octubre de 1934 –movimiento huelguístico revolucionario, contando con la participación del incipiente Partido Comunista de España (PCE), Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de Asturias y con la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Hay que destacar que desde su fundación está ligado al PSOE y la sindicación a UGT suponía la afiliación al PSOE y viceversa.
En el 1979 el PSOE nombra a Felipe González como Secretario General pero teniéndole que aceptar que el partido abandonase las tesis marxistas, la idea del PSOE era posicionarse en el ámbito de un socialismo democrático ‘sui géneris’, pero su desarrollo se decantó por el apoyo de las clases medias pasándose a una socialdemocracia –ya conocemos su marco insalvable- que al poco se dejó apellidar ‘liberal’. Si bien al principio pretendía el apoyo de una UGT que se resistía con varios silencios y algún apoyo. El 30 de noviembre del 1979 Diario16 publicaba un artículo titulado "El PSOE no quiere una definición marxista de la UGT", ver enlace [1]. El PSOE buscó una ruptura que también interesó a la UGT en su competitividad sindical con CCOO en la decena de los 70. En el 1987 se resolvieron las cosas. PSOE y UGT caminaron separados y la UGT y CCOO en 1988 establecen una unidad de acción. El 14 de noviembre de 1988 una Huelga General paralizó España.
2.- En el caso de CCOO he de decir que se funda en el año
1962 organizada por militantes comunistas y otras identidades políticas y que
al igual que UGT con el PSOE, CCOO tenía fuertes vínculos con el PCE y en
Cataluña con el PSUC.
Marcelino Camacho
definía como muy original el modelo organizativo de Comisiones Obreras porque se
basaba en experiencias históricas como los ‘consejos’ obreros –asambleas- de
los países del Este.
Según sus Estatutos, CC.OO. se define
como un sindicato: «reivindicativo, de clase, unitario, democrático,
feminista, independiente, participativo, de masas, de hombres y mujeres,
sociopolítico, internacionalista, pluriétnico y multicultural».
Ideológicamente, «se orienta hacia la supresión de la sociedad capitalista y
la construcción de una sociedad socialista»
Mediados los 50 las comisiones se infiltran en el sindicato
vertical e incluso gana representación
dentro de dicho sindicato, pero en 1967 el TOP las declara subversiva e ilícita
y son reprimidas con miles de detenciones. El 1968 es detenido Marcelino
Camacho y Julián Ariza con otros muchos dirigentes sindicales. Cuatro años más
tarde en junio de 1972 detienen a la Dirección de CCOO en Madrid que terminó conociéndose
como proceso 1001. En 1975 los resultados de las elecciones sindicales reflejaron
una abrumadora mayoría de delegados.
Desde la transición
democrática hasta 1987 su secretario general fue Marcelino Camacho dirigente
obrero, también dirigente del PCE y diputado entre 1977 y 1981.
En 1976 celebró la «Asamblea
de Barcelona», donde se sentaron las bases para la transformación de
CCOO de movimiento sociopolítico de base a confederación sindical de
clase, pero sus antecedentes impidieron su legalización junto a otras centrales
sindicales.
El asesinato de
abogados en Atocha en enero de 1977 y las protestas que le siguieron aceleraron
las cosas y en abril de 1977 se legaliza tanto CCOO como el
PCE.
El crecimiento de afiliados en CCOO y de todos los sindicatos se frena una vez cerrados los Pactos de la Moncloa (1977) y no se recupera hasta 1987. Es interesante recordar que la 'potente', reacción neoliberal se inicia en los 70 e incluso 'reacción cruenta': además del caso Atocha, el asesinato de Aldo Moro frena el pacto PCI-DC que gobernaría Italia. Por otra parte el mismo año 1977 se oficializa el eurocomunismo cuando los secretarios generales de: PCI - Enrico Berlinguer, PCE - Santiago Carrillo y PCF - Geroges Marchais se reunieron en Madrid y presentaron las líneas fundamentales de la "nueva forma" que alguno justificó como 'táctica', que pone sus objetivos en conseguir el cambio político a través de los parlamentos extendiendo su base social hacia las clases medias, algo muy similar a la 'sui géneris' socialdemocracia que fuerza dos años más tarde Felipe González para ser Secretario General del PSOE.
En este intervalo de años, CCOO celebra tres congresos sindicales:
1978 I Congreso Confederal que confirma a Marcelino Camacho como Secretario
general, reelegido en II Congreso (1981) y en el III Congreso (1984)
A partir de este último congreso se evidencia la diferenciación en sensibilidades que protagonizará la década de 1980, entre una mayoría ligada al PCE y encabezada por Camacho, y tres minorías vinculadas al PTE-UC (carrillistas); al PCPE los (prosoviéticos) y la LCR y el MC (la izquierda Sindical), estas escisiones no ayudaron mucho a la izquierda en general. por ejemplo: fueron muy significativas las 'salidas' del Parlamento de los diputados sindicalistas, tanto Marcelino Camacho como Nicolás Redondo y otros muchos. Asunto que dejó meridianamente clara le división de una misma fuerza de clase en dos: Política y Sindicalismo. Es recomendable leer el informe de ámbito europeo de Paco Figueroa del 24 de marzo del 2020 del que dejo a continuación su párrafo final, ver enlace [2]
…Estos elementos, comunes en todos los
sindicatos europeos, tienen que resolverse con urgencia; no hacerlo
significaría la casi desaparición de la capacidad de intervención e influencia
de las organizaciones de clase en Europa.
Urge también que los partidos de la izquierda pongan en
el centro de sus planteamientos y estrategias políticas, y con carácter
prioritario, el fortalecimiento del sindicalismo de clase, diluido en ocasiones
en otros debates que, aun siendo de máximo interés, no refuerzan la única herramienta
que ha sido capaz de frenar que las políticas neoliberales lleguen «hasta las
cocinas» de la vida de los y las ciudadanas europeos.
Desde el IV Congreso (21 de noviembre de
1987) el secretario general del sindicato fue Antonio Gutiérrez que también
reelegido en el V Congreso (1991), durante cuyo mandato se impulsó un alejamiento del
PCE y un fomento de la negociación y el pacto social. Mandato duramente
criticado por el que pasó a denominarse Sector Crítico como
ala izquierda contestataria de la dirección del sindicato, apoyado por Marcelino Camacho y
Agustín Moreno, a partir del VI Congreso (1996). En este congreso,
Camacho fue cesado como presidente.
Conclusión:
Desde la entrada de Antonio Gutiérrez
han pasado poco más de 37 años, como podemos observar ambos sindicatos se
quedaron en reposo, en una suerte de socialdemocracia entregada a la sociedad
de libre mercado y la propiedad de las empresas de los medios de producción (y
esto en el mejor de los casos) porque lo esencial sigue siendo lo mismo,
estamos en nuestros puestos esperando las ‘ordenes’, no participamos en los
objetivos de las empresas, los medios de producción siguen siendo suyos y
aumentando por nuestras aportaciones que está por debajo de nuestras producciones,
la acumulación de capital siempre les parece poco, por ello somos cada vez más
vigilados en nuestro tiempo minuto a minuto y por idéntica razón los salarios
no avanzan con la productividad, las muertes por accidentes laborales se siguen
produciendo y si hubo cambios no son los nuestros sino del sistema capitalista
en sus adaptaciones en la producción que aumentan la desigualdad. En cualquier caso en CCOO aún existe y
persiste el Sector Crítico, pero obviado y a un lado.
Creo que todo sindicalista de clase
conoce que en el núcleo o infraestructura de una sociedad se encuentra en las
relaciones laborales de la producción y los sistemas y tipos de contratos que se
utilizan. Desde él y de ahí se desarrollará la superestructura social: sanidad
y viviendas, educación y empleo, etc.
Si es así ¿Por qué los sindicatos,
que están inmersos totalmente en el mundo laboral, no intervienen claramente en
política? ¿Por qué han de pasar de lado si es su mundo en el que los políticos
no llegan con la misma facilidad? Marcelino Camacho sindicalista y político si lo
entendió.
En mi opinión no es este el tipo de sindicato que nos llevaría a lo que la clase asalariada necesita, en la práctica su mensaje de negociación, negociación, negociación… En mi práctica sindical he comprobado que 'es la respuesta inmediata de las empresas' porque implica ganar tiempo, aplazar los asuntos y hacer que los convenios o implantación de mejoras, etc. se eternicen; he conocido como para la firma de algún convenio han pasado años, siempre, siempre la negociación es un ahorro económico para la empresa y evidentemente una pérdida para los trabajadores y por ende del conjunto de la sociedad.
Además recurrir al Pacto Social es
aceptar que lo actual es corregible con la negociación en su aspecto más positivo, pero tenemos ejemplos
claros cuando vemos lo que hace la CEOE si no le gusta el pacto, por ejemplo
“La reducción de Jornada”… simplemente se levanta de la mesa y dirá en los
medios en 'todos sus medios': “Son dictadores, son totalitarios, traen el asunto
cerrado para que firmemos, y cómo vamos a firmar una pérdida asegurada”. Ni se
les ocurrirá decir los años que llevan aumentando sus beneficios con el aumento
de la productividad.
Decía 'aspecto positivo' porque al menos ahora, con el gobierno de coalición, en este asunto de la
reducción de la jornada hay una postura lógica, coherente y una razón justificada para
implantar una ley por decreto.
El gran problema lo tenemos encima, los cambios tecnológicos, la robotización, el poder de las grandes tecnológicas en la propiedad y control de los datos de cualquier cosa que se haga, la financiarización que destroza las inversiones de proyectos tangibles o el poder de los grandes gestores de capital… todo ello trastoca el sistema productivo con lo que el mundo del trabajo se tensionará cada día más y ese mundo, nuestro mundo es el que más puede decir y hacer, por ello, ahora, se debe participar conjuntamente con la política. En este aspecto es interesante conocer el artículo de Joan Coscubiela en El País del 21 de noviembre de 2019: "Del futuro del trabajo al futuro del sindicalismo" dejo su párrafo final a continuación, ver enlace [3].
La
lucha por la igualdad, razón de existir del sindicalismo, resulta vital para la
democracia. Los niveles de desigualdad que impone este nuevo orden social hacen
inviable la democracia. El sindicalismo, como forma de organización del
trabajo, tiene un futuro indisolublemente unido al futuro de la democracia.
Aunque para ello necesitamos acertar en las respuestas a la crisis de
transformación que sufrimos.
Finalmente creo que a los responsables sindicales incluso liberados no pueden obviar una simple obligación de un sindicato de clase como es el adelantarse a los acontecimientos que con toda seguridad llegarán desde la empresa, para ello es necesario el análisis político empresarial continuo. Hoy saben, igual que muchos sindicalistas, que siempre se va a rastras de los cambios e implantaciones de las empresas, saben que es su método para que no puedas hacer nada o que te sientes a negociar sin saber apenas qué.
Por otra parte es necesaria más
formación, cursos y seminarios, tanto para los cuadros del sindicato como para cualquier
plantilla; mantenimiento continuo de tableros sindicales para transmitir el
enorme poder que tenemos: “Si trabajadoras y trabajadores del mundo se paran,
el mundo entero se para” quedó claro con la pandemia, esto es un mantra constante
que empodera a la clase trabajadora y fomenta la unión.
Atención y asesoramiento legal a todo el personal de los centros afiliadas o afiliados o no, aunque sea porque en las elecciones vota todo el personal pertenezca o no a un sindicato, y si no hay dinero bastante para las defensas judiciales, hay que solucionarlo o bien con ‘Justicia gratuita’ para los casos laborales o que las subvenciones se correspondan a la labor que se ejerce y no dependiente del gobierno de turno. Dejar de atender a los trabajadores por su no afiliación no es un método eficaz para lograr el incremento de la misma, en cualquier caso es una cuestión entre otras a tener muy en cuenta y reestudiar.
Notas:
[1] “El PSOE no quiere una definición marxista de
la UGT”
Este enlace hay que copiarlo y pegar en la búsqueda de Google:
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://digital.march.es/fedora/objects/linz:R-18140/datastreams/OBJ/content
[2] “El
Pansindicalismo europeo y la obligación de autofortalecerse”
Este enlace hay que copiarlo y pegar en la búsqueda de Google:
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://pce.es/media/uploads/2020/03/29/d54454bd11484c20b4635a293201e08b.pdf
[3] “Del futuro del
trabajo al futuro del sindicalismo”
https://elpais.com/elpais/2019/11/20/opinion/1574247249_583938.html