viernes, 4 de febrero de 2022

LA RESISTENCIA ARMADA ANTIFRANQUISTA

Nota: El presente artículo de Rafael Polo Brazo ya fue publicado el día 1 de octubre de 2021 en la propia web del autor . Es el último de los cuatro publicados que encajan en el marco de actualidad de la Reforma de la Memoria Histórica. Hoy, se publica en este Blog para nuestros lectores.

“En España, la marca que dejó la guerrilla fue muy importante, pero con el anuncio del fin de la guerra pareció borrarse, como si nunca hubiera ocurrido. Lo cierto es que no sólo sucedió, sino que su legado comenzó a despertar con más fuerza que nunca, aunque fuera de nuestras fronteras.”

Alfonso López García[1]



Rafael Polo

4 de febrero de 2022

La resistencia urbana en la zona nacional durante los primeros días de la Guerra

Las fuerzas obreras y republicanas que quedaron atrapadas en la zona nacional opusieron resistencia al alzamiento en muchos lugares de nuestro país. En Galicia hubo combates en la ciudad de La Coruña hasta el día 22 de julio. En Vigo unas milicias improvisadas defendieron el Ayuntamiento frente a los militares hasta que fueron aplastados. En El Ferrol la resistencia la opuso la marinería de la Base Naval, dirigida por el contralmirante Azarola, jefe de la misma. Se rindieron el 21 de julio. Azarola fue fusilado.

En Zaragoza estalló una huelga general el 20 de julio y hubo resistencia armada hasta el 24, cuando los sublevados reciben refuerzos desde Navarra. También opusieron resistencia en Jaca un grupo de guardias civiles leales a la República, mandados por el alcalde de la ciudad, que murió en combate.

En Salamanca se combatió en la Plaza Mayor. En Cádiz se levantaron barricadas en el centro de la ciudad. La resistencia estuvo dirigida por el gobernador civil, Mariano Zapico Menéndez, que se rindió el día 19 cuando desembarcó un tabor de regulares que llegaron en el destructor Churruca y en el mercante Ciudad de Algeciras. También hubo combates en la Base Naval de San Fernando y en La Línea de la Concepción. En Granada,

Los obreros y fieles a la República organizaron la resistencia en el Barrio del Albaicín, logrando resistir durante varios días los ataques de los rebeldes. Los sublevados tienen que usar la artillería para controlar el barrio, que resiste hasta el jueves 23 de julio. Se inicia entonces una fuerte represión en la ciudad de Granada y en sus alrededores.[1]

El mes que más fusilados hubo fue en agosto de 1936, con 572 ejecutados[2]. Durante toda la contienda serían fusiladas unas 5000 personas[3].[4]

Pero la resistencia más dura y sangrienta de todas fue la de la ciudad de Sevilla, sede de la II División Orgánica, que tenía jurisdicción sobre toda Andalucía, donde había acuartelados unos 4.000 soldados, que en su mayoría se decantaron por el bando nacional desde las primeras horas de la tarde del 18 de julio y fueron apoyados por la Guardia Civil de la ciudad. La gran excepción fue la Base Aérea de Tablada, que se mantuvo fiel a la República, junto con la Guardia de Asalto.

 

Un número desconocido de milicianos de izquierda levantó barricadas en los barrios populares de Triana, la Macarena y San Bernardo y se dispuso a resistir con armas ligeras. Desde la provincia de Huelva el Gobierno envió refuerzos: unos 120 guardias civiles y de asalto y una columna de mineros con dinamita[5]. Sin embargo el jefe de los guardias se pasó a los sublevados y el 19 por la mañana tendió una emboscada a los mineros, a los que aniquiló en la Pañoleta[6]. Por su parte los sublevados sí que recibieron refuerzos: tropas de la Legión y de Regulares llegadas por tierra y por aire[7].

 

El día 20 los militares golpistas lanzaron ataques contra Triana y contra la plaza de San Marcos, que fueron ambos repelidos. Al día siguiente una nueva ofensiva sobre Triana, con más tropas y más organizada, acabó con la resistencia del barrio. El día 22 los golpistas asaltaron y tomaron la Macarena y los restantes barrios controlados por las milicias de izquierda. Durante estos combates los sublevados fusilaron a todo resistente o sospechoso de serlo, muriendo un número desconocido de combatientes y de civiles. En los meses siguientes continuaron los fusilamientos; se estima que fueron ejecutadas entre 3000 y 6000 personas”[8].[9]

Los huidos de la zona nacional

Millones de personas, militantes, simpatizantes o simples votantes de los partidos o sindicatos republicanos quedaron situados, desde el primer momento de la Guerra, en la zona nacional y tuvieron que sufrir la dura represión que los sublevados emplearon contra ellos y que hemos descrito en artículos anteriores. Los fusilamientos indiscriminados de “rojos” fueron masivos en algunos lugares. El caso más paradigmático de todos fue, indudablemente, la ciudad de Badajoz, donde se fusiló, en sólo dos días, al 10% de su población total. La brutalidad empleada por el nuevo régimen causó estupor incluso entre algunos de sus aliados. Algunos testimonios de ese genocidio proceden de… ¡la prensa portuguesa!, es decir, de los periodistas de un país que apoyó a los sublevados desde el primer momento.

El núcleo más numeroso de huidos que se formó durante la Guerra estuvo en el límite entre León y Galicia. Durante la Guerra hubo tres focos de resistencia guerrillera en Andalucía: la Sierra de Huelva y zonas cercanas, los del Norte de Córdoba y el foco guerrillero de Nerja, que actuaba desde Málaga hasta Motril.

En el resto del territorio nacional la mayor parte de los huidos alcanzaron las líneas republicanas o las fronteras exteriores del país.

El XIV Cuerpo de Ejército

Ya hablamos otro día del grupo Libertador, fundado por Francisco Ponzán[10], que no sólo se mantuvo hasta el final de la Guerra, sino que después pasó a Francia y terminó montando la red de evasión más importante de la Segunda Guerra Mundial, que actuaba en Francia, España, Portugal y Gibraltar y acabó colaborando con los servicios secretos británicos, franceses y norteamericanos.

Pronto el gobierno republicano tomó conciencia de la labor que estaban desempeñando los guerrilleros y decidió integrarlos en el esfuerzo bélico del Ejército Popular, para que actuara de manera coordinada con él, y creó el Batallón de Guerrilleros. El 12 de diciembre de 1937 el Jefe del Estado Mayor del ejército republicano mandó las siguientes instrucciones cifradas a sus mandos subordinados:

Para ciertos efectos de contraespionaje y propaganda, en lo sucesivo las unidades de guerrilleros se denominarán, hasta nueva orden, Catorce Cuerpo de Ejército.[11]

[Este telegrama] … lo cambió todo. Se trataba de la primera vez que aparecía una unidad de guerrilleros ligada a un cuerpo de ejército con participación en la estrategia global y con dependencia orgánica, táctica y administrativa.[12]

Previamente se había creado una escuela de formación de guerrilleros en Benimamet (Valencia). A partir de entonces el XIV Cuerpo de Ejército empezó a actuar siguiendo órdenes de sus superiores, lo que dio mucho más coherencia a sus actuaciones, y éstas se integraron dentro de un plan más global, que se coordinaba con el ejército regular. Entre sus filas había un alto porcentaje de extranjeros procedentes de las Brigadas Internacionales. Esto tendrá consecuencias históricas importantes a partir del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Escuela mundial de guerrilleros

El XIV Cuerpo de Ejército republicano sistematizó la experiencia adquirida por los guerrilleros, preparó manuales, creó una escuela, elevó la formación de los guerrilleros para que pudieran desempeñar mucho mejor su función y los integró dentro de las filas del Ejército Popular. Esto representa un salto cualitativo notable con respecto a cualquier otra guerrilla anterior.

La derrota republicana y el posterior exilio de buena parte de estos efectivos, así como la presencia en ellos de muchos voluntarios extranjeros de las Brigadas Internacionales, dispersó ese conocimiento por el mundo unos meses antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los nazis se encontraron con guerrilleros en Francia, en Italia, en Yugoslavia, en Grecia, en Rusia… guerrilleros con experiencia de combate y con formación teórica, capaces de improvisar una bomba con productos que se pueden comprar en cualquier droguería; guerrilleros que sabían de táctica y de estrategia, acostumbrados a coordinarse con los ejércitos regulares. Serán una pesadilla para Hitler.

Es imposible entender el rápido surgimiento y desarrollo de la Resistencia Francesa contra los nazis sin la presencia en territorio galo de miles de guerrilleros españoles desde 1939. Francisco Ponzán, Vicente López Tovar, Cristino García, Gabriel Pérez, Miguel Arcas enseñaron a los franceses a combatir de manera eficiente a las fuerzas de ocupación.

Las fuerzas de Tito, en Yugoslavia, aprovecharon al máximo la experiencia de los guerrilleros que acababan de regresar de España. No hay que olvidar que 1.500 voluntarios yugoslavos, en su mayoría comunistas, combatieron en España. George Delich quizá sea el más conocido de ellos. También había muchos griegos.

Domingo Ungría, el máximo dirigente del XIV Cuerpo de Ejército español, el fundador de la escuela de Benimamet, era comunista, y se exilió en la Unión Soviética. Allí, como era de esperar, se encargó de entrenar a los voluntarios, sobre todo en misiones de riesgo en paracaídas para adentrarse en las líneas alemanas. Muchos españoles formaron parte de estas unidades.

El norteamericano Irving Goff, que participó en la voladura del puente sobre el río Albarracín, previa a la Batalla de Teruel y después en la liberación del Fuerte de Carchuna (las dos operaciones habían sido dirigidas por el también norteamericano William Aalto), tras volver a su país acabó desempeñando allí tareas de inteligencia.

Irving Goff, Vicent Lossowsky y varios miembros más del antiguo Batallón Abraham Lincoln de las Brigadas Internacionales que pusieron después su experiencia guerrillera aprendida en España durante la Guerra Civil al servicio de los ejércitos aliados en la Segunda Guerra Mundial, serán depurados después en los tiempos de McCarthy por su simpatía hacia los comunistas. No obstante, sus enseñanzas sí que fueron aprovechadas, ya que estos hombres adiestraron a muchos compañeros durante la Guerra Mundial y sus conocimientos se incorporaron al bagaje de la Sección de Operaciones Especiales de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), que algún tiempo después se integró en la CIA.

Las guerrillas de Hispanoamérica también recibieron una importante influencia republicana. Aquí el nombre clave es Alberto Bayo, que formó guerrilleros en Guatemala, la República Dominicana, Nicaragua y… ¡Cuba!, tras la Guerra se exilió en México. Allí contactó con él Fidel Castro. Bayo adiestró al grupo conocido como Los 82”, que partió el 22 de noviembre de 1955 en la embarcación Granma. Era el comienzo de la Revolución Cubana.[13]

[Bayo] Murió [en La Habana] el 4 de agosto de 1967 con el grado de general del Ejército cubano.[14]

Los guerrilleros republicanos dejaron un legado impresionante tras de sí que ha transformado el mundo. Su huella la podemos ver hoy en decenas de países de todos los continentes.

La guerrilla en la postguerra


Una vez terminada la Guerra, la resistencia armada antifranquista continuó. Los núcleos aislados que habían estado peleando en las montañas de León y de Galicia, así como los focos andaluces, se mantuvieron. Pero, además, aparecieron otros nuevos en los territorios que se habían mantenido leales a la República. Surgiendo de esta manera las guerrillas pirenaicas, catalano-aragonesas, levantinas, y las de las Sub-Meseta Sur.

En la primavera de 1942 se constituyó oficialmente la Federación de Guerrillas de León-Galicia, que empezó a coordinar a todos los grupos que actuaban en esta zona. Las guerrillas andaluzas reciben el refuerzo, en 1939, de muchos antiguos soldados republicanos. En 1940 organizan la huida masiva de presos en Hinojosa, y en las cárceles de Peñarroya y Azuaga. Hay múltiples partidas: Villanueva, Pozoblanco, Cardeña, Hinojosa, Adamuz, Bujalance, Montoro, Serranía de Ronda, NerjaEn 1940 se funda la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón.

La batalla del Valle de Arán

Tras la liberación del Sur de Francia muchos maquis de origen español decidieron volver a su país y continuar aquí la lucha contra el fascismo. 7.000 maquis entraron desde Francia, 4.000 de los cuales en el Valle de Arán y los otros 3.000 en las operaciones de distracción que se organizaron por el resto de los Montes Pirineos. Se encontraron con unos 40.000 efectivos franquistas:

Pese a todo, gracias a la gran experiencia que habían adquirido en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, la trampa que los franquistas les prepararon en Viella no les cogió por sorpresa. Hostigaron la localidad desde cerca, pero sin llegar a tomar posiciones en ella.

Llegaron a ocupar 18 pueblos, todos ellos de forma pacífica. No hubo prácticamente incidentes con la población. Los combates fueron con el ejército de Franco en los alrededores de Viella. Finalmente, ante la evidente desproporción de efectivos entre los dos ejércitos, Tovar dio orden de retirada el 27 de octubre. 

Los últimos años

Durante 1946 la guerrilla desencadenó una ofensiva en toda España.[15]

Poco a poco los guerrilleros se fueron quedando solos. En los últimos años se produjeron intentos de pasar a Francia para escapar del cerco. Las detenciones se sucedieron en estos últimos tiempos. Muchos guerrilleros y colaboradores fueron juzgados sumariamente y fusilados o encarcelados. Otros murieron a manos de la guardia civil en aplicación de la Ley de fugas.[16] [17]

A finales de los años 40, el PCE comenzó su replanteamiento de la lucha guerrillera y se sugirieron políticas de penetración en el sindicato vertical con el objetivo de desarrollar en su interior, actividades reivindicativas. Finalmente, se decidió que la guerrilla se reconvirtiera a la vida civil y política.[18] [19]

 

Nota: Este es el resumen de un artículo mucho más amplio, con el mismo título, que podrán leer en este enlace.



[2] Thomas, Hugh (1976). Historia de la Guerra Civil Española. Barcelona: Círculo de Lectores. p. 291.

[3] Preston, Paul (2013). El Holocausto Español. Odio y Exterminio en la Guerra Civil y después. Barcelona: Debolsillo.

[5] Ortiz Villalba, Juan (2006). Del golpe militar a la Guerra Civil: Sevilla 1936 (3 edición). RD Editores. pp.136-139.

[6] Ibíd. pp.478-479.

[7] Ibíd. p.145.

[8] Ibíd. pp.183-189.

[11] Alfonso López García: Ibíd. p. 106.

[12] CDMH, Incorporados, 737, C. 122, Exp. 14-1. Citado en Saboteadores y Guerrilleros. La pesadilla de Franco en la Guerra Civil.

[13] Alfonso López García: Ibíd. pp. 228 a 230.

[16] Dolors Marin Silvestre: Clandestinos. El maquis contra el franquismo. Editorial Plaza & Janés.Barcelona, 2002. ISBN 84-01-53053-9:

“Las contrapartidas de la Guardia Civil empiezan a vaciar las zonas (...) La actuación obedece a la represión ejercida contra los enemigos políticos de su época por el aparato represor del franquismo. No se para en la detención de hombres, mujeres o niños: se les tortura o se les aplica la Ley de Fugas indiscriminadamente. Los cadáveres de las víctimas aparecen tirados en márgenes de caminos o en las puertas de los cementerios.”

[18] Fernández Pancorbo, P.: El maquis al norte del Ebro, Diputación General de Aragón, Zaragoza, 1988.

[19] García Ramírez, Isaac Francisco. Ibíd. p. 462.



[1] LÓPEZ GARCÍA, ALFONSO: Saboteadores y guerrilleros. La pesadilla de Franco en la Guerra Civil. Editorial Planeta. Barcelona, 2019.