martes, 1 de mayo de 2018

¿Sucumbirá la Democracia Representativa ante la Dictadura de la Información?



Antonio Sánchez Rodríguez

1 de mayo de 2018


No podemos olvidar la fecha. Hoy Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. En honor a esta histórica fecha que recuerda a los Mártires de Chicago en su lucha por las ocho horas, dejo una imagen como icono del artículo que une trabajo y mujer.

No obstante el artículo no versará sobre este evento directamente, pero sí, como no puede ser de otra manera, sobre las componendas o manipulaciones tecnológicas que se vienen realizando para influenciar sobre la gran mayoría de la población y el riesgo que conllevan.

¿Sucumbirá la Democracia Representativa ante la Dictadura de la Información?.

Este es el mensaje de Martin Hilbert uno de los gurús del Big Data, sólo que no lo cuestiona sino que lo afirma en el título de uno de sus artículos: "La democracia no está preparada para la era digital y está siendo destruida", en el texto del mismo siempre hace referencia a la Democracia Representativa.

Como vemos son palabras mayores. Al hablar del asunto de las tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), no estamos tratando un asunto trivial. Por ello hay que seguir insistiendo en los peligros que encierra el control de los datos, de ellos se obtiene información y de esta el conocimiento, pero no siempre son utilizados en beneficio de la sociedad, muchas veces se emplean en su contra. Este control es llevado a cabo fundamentalmente por gobiernos y grandes corporaciones gracias a responsabilidades cedidas por la ciudadanía en un caso, y las otras por ser quienes los custodian y negocian.

Queda constatado que la ‘digitalización’ de toda actividad humana, aunque ha permitido importantes avances en los estudios científicos, también ha posibilitado aplicaciones perversas, y éste uso malévolo es el que ha llegado a tal nivel de manipulación que está dando, por si mismo, jaque a la Democracia.

Vieja es la frase de que “El que controla manda” muchos poderes la han estado llevando a la práctica desde hace miles de años para garantizar su seguridad y permanencia comprando información del ‘enemigo’ y de sospechosos ‘amigos’, pero fue tomando especial consistencia orgánica en los primeros años del siglo XX y se desarrolló en los siguientes cincuenta años entre las guerras mundiales, el entremedio de la revolución rusa y especialmente en la guerra fría y los  sistemas de espionaje de ambos bloques. Cantidad de expedientes abiertos han ido guardando los gobiernos, pero eso de los archivos de papel duró hasta final de los setenta del mismo siglo con la implantación de ordenadores o computadoras.

La situación tecnológica a día de hoy hace realidad el sueño de todos los poderes: políticos, económicos e incluso religiosos. La tecnología ha acabado con el espía de gabardina, gafas oscuras y sombrero y los pasillos de archivadores se han quedado sin visitas porque todo está en la Red y lo que no en los registros de las Administraciones Públicas (sobre los datos de las AAPP hablaremos otro día), ya no se vigila el sospechoso, ahora se vigila todo de todos porque se guarda todo digitalmente. 


                                    Servidores de almacenamiento de datos



Estamos en la ‘Sociedad de la Información’ y nos la han vendido como un hito de desarrollo e innovación, pero ya vemos que vendan lo que vendan con las palabras más rebuscadas a la inmensa mayoría pocas veces nos soluciona la vida, más bien nos la complican porque las tecnologías no han estado ni están en las manos adecuadas que dirijan racionalmente su potencial hacia el beneficio social. Lo que es innegable es que la Información se ha convertido en el núcleo y la clave en la que se sustentan las estrategias de los poderes de todo tipo para influir a los ciudadanos a través de sus cadenas de TV, sus medios de comunicación y sobre todo las REDES Sociales. Especialmente las redes, porque mientras la TV emite en abierto y los medios se exponen de igual manera, en las redes hay un perfil detrás de cada cuenta.

El abuso de toda esta información personal es lo que ha traspasado las fronteras del beneficio económico, en la búsqueda de clientes, en la ‘individualización’ del mensaje para distribuir una propaganda personalizada,  para instaurarse en el beneficio político utilizando el mismo método mercantil.

No debemos olvidar que Las Redes han tenido una incidencia altísima en los resultados electorales, en demasiadas ocasiones favorables a la derecha neoliberal o al populismo. Para poder hacer esto se requieren inversiones importantes que para los partidos apoyados por la Banca amiga no es un hándicap, al tiempo de disponer de una falta de moralidad y honorabilidad sin límites.

Ya sabemos que el problema no es sólo la información, el deshonor y el precio, ya fue dicho en mi artículo anterior de fecha 27 de marzo de 2018 que el origen está en los cambios de los modelos de producción provocados por las tecnologías en muchísimos casos, y por ende sus consecuentes transformaciones en la economía, modelo social y cultural que la sociedad española está experimentando. Por tanto son las transformaciones en el mundo del trabajo, en las relaciones de este con las personas, las que están siendo decisivas, si bien hay que admitir que desafortunadamente existe una adaptabilidad importante en gran parte de la población a la nueva forma de relación social y a la nueva economía social que se ha implantado en nuestra comunidad.

Volviendo al asunto de la información, podemos conocer algo más de detalle de la estrategia utilizada respondiendo la pregunta ¿De qué manera se ha hecho? La respuesta es simple: utilizando el Big Data y el modelo comercial aplicado al mismo, que consiste por ejemplo en poder entregar mensajes de pañales infantiles directa y específicamente a las madres recién paridas. En el caso de unas Elecciones bastará con entregar mensajes periódicos de propuestas políticas a millones de ciudadanos indecisos seleccionados y elegidos lavándoles el cerebro diciéndoles aquello que ellos desean escuchar aunque no sea lo que realmente se hará, o sea populismo puro y duro, oportunismo político y demagogia.

Un ejemplo más: si un candidato como Trump dice “estoy por el derecho a tener armas”, algunos recibirán esa frase con la imagen de un criminal que entra a una casa, -porque es gente más miedosa-, y otros -que son más patriotas- la reciben con la imagen de un tipo que va de caza con su hijo. Es la misma frase con dos versiones, pero las variantes sobre los millones de perfiles pueden ser de centenares de miles. Es un evidente lavado de cerebro, que no tiene nada que ver con la Democracia.

Obama utilizó las redes sobre unos 16 millones de perfiles, Trump ya lo hizo sobre más de 50 millones (por cierto su asesoría: Cambridge Analytica), Rajoy también invirtió en ello y los resultados ya conocemos los que son. El flujo de datos que corre entre ciudadanos y gobernantes es donde radica el peligro, y es verdaderamente preocupante lo fácil que puede resultar cambiar la Democracia Representativa por una Dictadura de la Información únicamente tratando a cada ciudadano como un elemento distinto.

En otro momento Hilbert metido en estos entresijos de las tecnologías, la privacidad, la comunicación entre gobernante y gobernado, el uso o propiedad de la información dice lo siguiente: “No es tanta la preocupación por el comercio o la economía. Lo que realmente preocupa es la democracia representativa que no está nada preparada para esta transparencia brutal que hay desde el ciudadano hacia el representante, y viceversa.”

A mi modo de ver la contradicción gobernante-gobernado sólo se resuelve con la participación. Por ello mi planteamiento en positivo es ¿No será esta situación una oportunidad para implantar la Democracia Participativa? La Democracia que exigía la población  el 15M del 2011.

Por ello la sociedad, los movimientos sociales y partidos de izquierda reconociendo que deben priorizar su actividad evidentemente en lo urgente, lo inmediato y lo ineludible, hay que pedirles que en su hoja de ruta no pueden olvidar y mucho menos desconocer lo que está ocurriendo con la utilización de los datos masivos de las compañías tecnológicas en las últimas elecciones, incluido nuestro país y no sólo en las cuestiones electorales.

Del mismo modo tampoco deben caer en el seguidismo, en el ir a rastras permanentemente de lo ocasional, entrando en el juego marcado por el neoliberalismo. Hay que tomar la iniciativa, por ejemplo es este campo, hay que establecer una legislación seria sobre la utilización de los datos, la privacidad y lo más importante en el aspecto político, si no se hace un esfuerzo en este sentido durante muchos años las elecciones las ganarán quien controle, sin pudor, el mayor número de perfiles y sus estrategias electorales las hagan calar en todos los sectores sociales, sobre todo en una sociedad como la actual ya fiel reflejo de los deseos neoliberales: flexible, adaptable y fácilmente cambiante, de temporalidades y desregulada, en definitiva una ‘Sociedad Líquida’ como la define Zygmunt Bauman, o Javier Aristu que la define como una sociedad de ‘Ideologías débiles’.


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