Los accidentes de trabajo
Si
hay algo absurdo e injustificable en el mundo del trabajo es el accidente
laboral, perder la salud, una parte de tu cuerpo o la vida no tiene explicación
ni justificación alguna. No hay nada que rebele más a los trabajadores que el verse
mutilados o que se pierda la vida por el trabajo para otro. Sin embargo las
empresas privadas y públicas racanean en los gastos de mano de obra y crean subcontratas
tras subcontrata; de igual manera escatiman los gastos en la prevención de riesgos
de salud de las personas que trabajan para ellos. En este caso el último gran
invento, derivado de la obsesiva ‘reducción de costes’ o “low cost” en la prevención,
es el de las Mutuas –más subcontratas-, pero hay más...
Antonio Sánchez Rodríguez
12 de febrero de 2019
La austeridad “letal” impuesta por Alemania, después
de la crisis, nos condujo a la precariedad laboral más penosa de los últimos
años en España, si además ésta se aplica a un modelo productivo basado en el
‘outsorcing’ y las subcontrataciones todo el sistema se vuelve más inseguro e
incierto respecto a la salud laboral. Pocos lo han tenido en cuenta, salvo
quien lo sufría directamente. Para empeorar aún más las cosas, al mismo tiempo
se ha presionado a los trabajadores para obtener una mayor productividad –mayor
producción con menos plantilla-, para lograr los primeros puestos de competitividad
en los mercados; del mismo modo la temporalidad de los empleos obligaba a tener
más de un trabajo y el modelo “Mini job” nos llegó de igual manera y con él los
desplazamientos con prisas de un trabajo a otro aumentaron. Todo ello ha hecho aumentar
la rentabilidad y el beneficio de las empresas superando límites históricos. En
contraposición… lo siguiente:
El pasado día 7 a las seis y media de la mañana,
después de trabajar toda la noche, cinco trabajadores perdieron su vida en el
desplazamiento de vuelta del lugar de trabajo -Loja (Granada) en las obras del
AVE-, a sus casas de Las Cabezas de San Juan (Sevilla). Si la noticia era
durísima, no menos lo fue escuchar que ir al trabajo les suponía recorrer más
de 200 Km de ida y otros tantos de vuelta e invertir en el desplazamiento de
ida y vuelta cuatro horas y media de su vida.
En las primeras declaraciones de un familiar se ha
dicho que el grupo de trabajadores iba y venía todos los días, que salía a las
seis de la tarde de Las Cabezas para trabajar toda la noche y regresar a su
pueblo a las siete de la mañana. También que hubo quejas de la distancia y
pidieron poder quedarse en un hostal, pero que la empresa se lo había negado.
La empresa, explica que el trabajo había que ejecutarlo de noche para no interferir
el paso de los trenes durante el día, y que con dicho horario el equipo solía
quedarse a descansar un par de días en Loja, y en otras ocasiones como el día
del accidente decidían regresar a Las Cabezas para pasar el fin de semana. En
cualquier caso parece un desatino desplazamiento cada día o cada dos días.
El 4 de diciembre de 2018 publiqué, en este blog, un
artículo denominado “Ahora, hay que gobernar Andalucía, pero otra vez igual? en él incluía el apartado
“Antecedentes que han cambiado la conciencia social:” y ponía un ejemplo sobre
el ‘outsourcing”, la subcontratación y la externalización. He de decir que el ejemplo descrito de ese
cambio de conciencia en dicho artículo era una experiencia vivida en ese pueblo
de Las Cabezas de San Juan con sus gentes durante más de 12 años.
Las Cabezas era un pueblo eminentemente agrícola que
formaba parte del gran valle del Guadalquivir en el que existen las mejores
tierras de labor de Europa donde se cultivaba el algodón, la remolacha, el girasol,
el sorgo o el maíz, etc.. Un trabajo que bien conocían sus habitantes y que
junto con sus vecinos de Lebrija donde reinaban las marismas contribuyeron
con un esfuerzo ímprobo de años a desalar las mismas para añadirlas a las
explotaciones mencionadas. Pero un buen día de los primeros años de los 70 se
vieron premiados con la llegada de la modernidad y dichas tierras fueron
cruzadas por la autopista Sevilla-Cádiz, así fue como algo más de tres centenas
de personas fueron reconvertidas para trabajar en la construcción de la misma y
una vez terminado el tramo correspondiente quedó en sus inmediaciones la
fábrica de Construcciones Modulares de Dragados y Construcciones, una empresa
que se hizo grande entre otras cosas con los contratos de presos de la guerra.
Decía en el artículo que en los 80 llegó la moda
empresarial de reducir los gastos fijos de personal y en vivo y en directo en
pocos años vi como de las más de trescientas personas la empresa se quedó con
menos del 10% y el resto fue “invitada” a formar pequeñas empresas,
cooperativas, autónomos, etc. para seguir haciendo justo lo mismo que hacían.
Ya en esas fechas del 83 y 84 los trabajadores competían entre ellos y se
desplazaban a diario a los montajes de las construcciones hacia Huelva y otras
provincias donde iban y venían a diario, salvo tener que cruzar la península.
Se acabaron las dietas, las horas extraordinarias, las nóminas, así como la
afiliación sindical. ¡Ya éramos todos empresarios!, pero los riesgos de accidentes
de un trabajo realizado directamente en la obra (no en talleres), así como los
in itinere estaban al acecho.
Dragados y Construcciones tenía unos 30.000
empleados fijos y en pocos años, con el cambio de modo de producción, se quedó con 4.000 facturando la misma
cantidad o más y aumentando beneficios. Los salarios cayeron notablemente… Los
“emprendedores por obligación” obviamente aumentaron porque era simplemente un
trasvase social, y España se convirtió en un país de “Emprendedores” un país
que sus ciudadanos se buscaban la vida individualmente y competían entre ellos
bajo el regocijo de los grandes empresarios, aunque esos ciudadanos también se
mataban un poco más.
He de decir que el equipo técnico de dicha empresa
éramos mayoritariamente residentes en
Sevilla, y en muchas ocasiones utilizábamos el vehículo propio con el que cada
día se hacían más de 100 Km. entre la ida y la vuelta consumiendo más de una
hora de desplazamiento. El modelo productivo ya estaba consolidado y desgraciadamente
ratificado con la muerte de mi compañero y amigo Juan Manuel Ruiz al quedarse
dormido una fatídica mañana estrellándose contra un pilar de uno de los puentes
de la autopista. También hubo salidas de carretera con más suerte, y alguna otra
salida en la que el cambio del sonido de la calzada con el arcén nos despertaba
con sobresalto.
Quiero decir que las gentes de Las Cabezas,
desafortunadamente, no son novatos en este tipo de accidentes, pero nunca tan
cruento y numeroso, como en el que han perdido su vida cinco personas. Entre ellos
Juan Bornes Gómez y también José Manuel Pérez Marchena, seguro que hijos o nietos
de mis otros compañeros de las cadenas de montaje de idénticos apellidos.
Para más inri las reformas laborales posteriores a
la crisis del PSOE y del PP han sido claves para precarizar las condiciones laborales
que no sólo han afectado a la reducción de los salarios, sino que han
favorecido los accidentes laborales dadas las condiciones favorables cedidas a
las empresas y las de indefensión implantadas a los trabajadores, creando un
estado generalizado de explotación que ha obligado a muchísimas personas a
aceptar condiciones tercermundistas que nos ha conducido a estos casos propios
para gritar un ¡Basta ya! tan potente que divida al mundo en dos hemisferios.
El hecho es
que las reformas laborales siguen vigentes y las promesas de derogación no se
llevan a la práctica. La ministra de trabajo ya dijo que la del PP se “retocaría”
y nada sobre la de Zapatero.
Las Mutuas que
resultan ser de una parcialidad vergonzosa habría que hacerlas desaparecer, y la
salud de las personas que no tiene clasificaciones debe ser gestionada por los
Ministerios de Sanidad o Consejerías de Salud, desvinculando la misma del
Ministerio de trabajo. Una cosa es quien tiene responsabilidades sobre los
accidentes y quien asume los gastos de los mismos y otra la salud. Por cierto
palabra ésta “Salud” evitada en las reglamentaciones franquistas en las que lo
importante era la Seguridad y la Higiene… A estas fechas démosle la importancia
que tiene, pero de verdad.