martes, 7 de mayo de 2019

Después de 28A, el 26M y después el futuro. ¿Nosotros qué?




Enrique Cobo

7 de mayo de 2019

En estas elecciones generales hemos frenado a la derecha porque tenemos más diputados y senadores que ellos aunque en votos no es tanta la diferencia. Si se repitieran los resultados, que no se repetirán, comunidades autónomas y muchos ayuntamientos grandes serian gobernados por “las derechas”. Sirva esta reflexión para ver qué hacemos el 26 de mayo, para no dormirnos en los laureles. También quiero que esta reflexión mire un poco más a medio plazo.

¿Qué hacemos los ciudadanos además de intentar que lleguen a las instituciones los partidos más progresistas?

Está claro, lo sabemos todos, que nosotros tenemos en nuestra mano decidir quién accede a los parlamentos y a las instituciones democráticas y hoy sabemos que hemos decidido que en España nos gobiernen los progresistas les hemos encargado que acaben con las desigualdades -económicas, de oportunidades, de género, de territorios…entre personas- que acaben con las incertidumbres y, por tanto, con los miedos al futuro y a la vida, que avancen en el encuentro entre ciudadanos y territorios y acaben contra el rencor, Que pactemos con nuestro entorno natural una relación de cuidados, pues desigualdades, incertidumbre, miedos y rencores constituyen el caldo de cultivo del fascismo y de las derechas en general.

Ahora nos toca que a nuestras ciudades, a nuestras Comunidades Autónomas, lleguen también las opciones políticas más progresistas. No lo tenemos fácil pero lo vamos a intentar.

Terminadas nuestras tareas electorales. ¿Qué podemos hacer?


Sabemos formular nuestros objetivos en forma de quejas, de lamentos pero no sabemos qué hacer además de votar cuando toque. Por ejemplo:

No nos gusta cómo se relacionan con nosotros los partidos políticos, no nos gusta ni siquiera como se relacionan internamente entre ellos. Digámoslo afirmando: Nos gustaría que se relacionaran con más confianza con nosotros y entre ellos mismos pero estamos viendo que año tras año, intento tras intento, los partidos avanzan muy poquito en democracia interna y muchísimo en respeto y consideración a los ciudadanos, les cuesta salir de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Si ponemos la confianza en sus equipos de dirección en su organización interna, vemos como no avanzan alegremente sino con miedos y desconfianzas en los propios militantes y, desde luego, en los ciudadanos. Yo pienso que si ellos no pueden avanzar en mejorar sus relaciones internas y con los ciudadanos es nuestro deber ayudarles a “imponerles” nuestra presencia, unas relaciones más confiadas, más leales con afiliados y ciudadanos en general, con la gente. Nosotros los ciudadanos sí que podríamos influir, ¿determinar?, que las relaciones de los partidos sean mucho más democráticas, más confiadas, más abiertas y podemos incluso inventar cómo hacerlo. Vamos, vamos a tratar los temas que nos interesen, localmente y en espacios más amplios, con todo el mundo, de forma abierta en las sedes de los partidos y fuera de ellas, yendo los de unos partidos a las sedes de los otros y reuniéndonos fuera o dentro de sus sedes, votemos a quien votemos o militemos en el partido que militemos, para tratar de los deseos que podamos compartir y/o escuchando sus propuestas, ofreciéndonos las soluciones que podamos elaborar para condicionar la acción de los gobiernos, proponer iniciativas que deban tomar y/u oponernos a iniciativas que puedan tomar y en las que no estemos de acuerdo y todo mirando a que la próxima vez que nos citen para que les votemos podamos influir mucho más de lo que influimos tanto en el qué se deba hacer como en quienes serán los candidatos que nos hayan de proponer. Sí, nosotros les podemos ayudar, “imponer”, colaborar en una  mejor democracia.

Los partidos, ahora, después de las elecciones tienen que mejorar sus relaciones internas y con los ciudadanos. Han de ser más democráticas, más confiadas, más leales. Como a ellos les cuesta trabajo hacerlo, por las estructuras tan cerradas que tienen, tenemos que echarles una mano a mejorar.

Considero también, que a los ciudadanos nos convendría que hubiera unos sindicatos más fuertes, más participativos, más abiertos. Los necesitamos porque no solo el gobierno tiene que cambiar la ley laboral, la política fiscal, la educación, la sanidad, la protección social, las pensiones… sino que también nosotros tenemos que mejorar el equilibrio de fuerzas en nuestras empresas en nuestros tajos, impidiendo que la precariedad y el miedo a perder lo que tenemos nos impida la solidaridad entre nosotros que es donde esta nuestra fuerza.

Nosotros tenemos que gestionar en común nuestros intereses compartidos en cualquier ámbito. Tenemos que aprender a hacerlo, superando las adscripciones partidarias o sindicales aunque cuando vayamos a votar lo hagamos por una de las opciones concreta. La gestión participada de los asuntos comunes, sean culturales, deportivos, reivindicativos, festivos, de control de las instituciones, de solidaridad con los más próximos, es el principal freno al fascismo y a las derechas, es el mejor antídoto contra los miedos, es la mejor receta para mejorar nuestras relaciones y ser más felices a base de ser más inteligentes, más solidarios.

Empezamos el 27 de Mayo tras cumplir nuestra obligación de ganarles el 26 y hablamos de cómo hacerlo, haciéndolo. Contra nadie solo a favor de todos, no solo de los míos, porque nosotros no somos “uno de los nuestros” somos “nosotros”, la gente. ¡Hablamos!