Nota: Este artículo de Christos Christou que hoy 13
de diciembre de 2019 ofrecemos a nuestros lectores fue
publicado originalmente el 27 de noviembre de 2019 en la web de Médicos Sin
Fronteras. Para enlazar directamente con dicha web pique aquí.
Esta es nuestra carta abierta a los líderes europeos:
dejad de castigar a los refugiados y migrantes en las islas griegas. Ningún
argumento político puede justificar medidas que causan daño a miles de seres
humanos de forma deliberada y consciente. Dejad de fingir. Detened esta locura,
esta tragedia humana
© Imagen - Alessandro Penso/MAPS
Christos Christou,
presidente internacional de Médicos Sin Fronteras
27.11.2019
Acabo de regresar de las islas griegas y me sorprendió lo que vi
y los relatos que escuché de mis compañeros en el terreno.
Me hablaron de un niño de 12 años que
acudió a nuestra clínica en Moria, en Lesbos, después de autolesionarse varias veces:
se había provocado cortes en la cabeza con un cuchillo. También me relataron el
caso de una niña de 9 años que tenía heridas graves por la explosión de una
bomba en Afganistán. A pesar de ello, seguía sonriendo cuando llegó a Grecia.
Sin embargo, durante los meses que estuvo atrapada en Lesbos, dejó de hablar y
de comer y se apartó por completo.
Han sobrevivido a la
guerra y a la persecución, pero meses en lugares peligrosos y miserables como Moria han llevado a muchos de nuestros pacientes infantiles al límite: a autolesionarse y a tener
pensamientos suicidas.
Es por estos niños y
niñas, y por todos los demás refugiados, solicitantes de asilo y migrantes que
continúan atrapados en las islas griegas, por lo que me siento obligado a dirigirles
esta carta hoy.
Los niños no son los
únicos que son vulnerables. Personas que sobrevivieron a la tortura están obligadas a compartir tiendas de campaña con completos
extraños durante meses. Supervivientes de violencia sexual confiesan a nuestro
equipo en Vathy, en la isla de Samos, que les da miedo usar los baños por la noche.
Hemos identificado a estas personas, pero muchas de ellas no son consideradas
vulnerables por las autoridades griegas, por lo que sus necesidades desaparecen
en las grietas de laberínticos procedimientos administrativos.
En 2016, ustedes
decidieron que confinar a las personas en las islas del Egeo era una medida
necesaria y temporal. Les advertimos sobre las consecuencias humanitarias de su
acuerdo con Turquía. Incluso dejamos de aceptar fondos de los Estados miembros
de la Unión Europea a modo de protesta. Hoy vemos el resultado de la decisión
que ustedes tomaron: un
estado crónico de emergencia y un ciclo endémico de sufrimiento humano.
En los últimos cuatro
años, la situación
humanitaria no ha hecho sino empeorar. Solo en los últimos tres
meses han muerto una mujer, un niño y un bebé de 9 meses por las condiciones
peligrosas y terribles de Moria y por la falta de una atención adecuada.
La situación es
comparable a lo que vemos en otras partes del mundo afectadas por desastres
naturales o en zonas de guerra. Es
escandaloso ver estas condiciones en Europa, un continente
supuestamente seguro, y ser conscientes de que son el resultado de elecciones
políticas deliberadas.
En lugar de reconocer el
coste humano de su enfoque, continúan pidiendo una implementación más enérgica del
acuerdo UE-Turquía. Incluso consideran medidas más duras, como
los planes anunciados recientemente por el Gobierno griego para convertir los ‘hotsposts’ en centros de
detención masiva y acelerar las deportaciones.
Detened esta locura.
Tras estos cuatro años,
debe resultarles evidente que las políticas que intentan disuadir a quienes
tratan de llegar a Europa solo
provocarán más muertes y sufrimiento.
Desde la situación
caótica que han creado en el Mediterráneo y el dramático ciclo de intercepción
en el mar, tortura y detención arbitraria en Libia, hasta las violentas devoluciones en
los Balcanes, donde miles de personas viven en condiciones inhumanas a las puertas del invierno, el daño que estas políticas están produciendo es
inconmensurable. Y las mismas medidas de rechazo, contención, detención
arbitraria, discriminación y abuso se están reproduciendo cada vez más a una
escala mundial.
Ningún argumento
político puede justificar medidas que causen daño de forma deliberada y
consciente –y les hemos advertido reiteradamente de que estas políticas lo
hacen–. Dejen de ignorarlo; dejen de fingir que no lo hacen.
Como médico que
representa a una organización humanitaria, me indigna ver cómo han justificado
y normalizado este sufrimiento, como
si fuera un precio aceptable para mantener a la mayor cantidad posible de personas fuera de Europa.
Esta flagrante
deshumanización es inaceptable. No importa qué asistencia brindemos a nuestros pacientes;
después tenemos que enviarlos de vuelta a las mismas condiciones que los están
enfermando, condiciones que ustedes han creado de forma premeditada.
Es poco lo que nuestros
equipos pueden hacer para detener este ciclo de sufrimiento: no tenemos
tratamiento para ello.
Está en sus manos. Deben
encontrar la voluntad política para actuar y deben hacerlo ahora.
Esta tragedia humana
debe concluir.
· Detened este castigo colectivo e
intencionado de personas que buscan seguridad en Europa.
· Evacuad urgentemente a los más vulnerables desde estos centros a
un alojamiento seguro en otros Estados europeos.
·
Poned fin a la
política de contención.
·
Romped, de una
vez por todas, el ciclo del sufrimiento en las islas griegas.