martes, 14 de diciembre de 2021

YOLANDA DÍAZ NO ESTÁ SOLA

La clase social más desfavorecida, a lo largo de la historia, busca resolver las contradicciones generadas por la desigualdad. En este proceso constante hay muchos momentos que terminan cristalizando en un personaje que los representará a todos con la mejor posibilidad de resolverlas.

Otras Políticas - Acto en Valencia

Antonio Sánchez Rodríguez

14 de diciembre de 2021

Evidentemente no es un milagro, sino la materialización dialéctica en un personaje, un momento de síntesis de la lucha de clases que hace posible que ‘confluya’ la generalidad de movimientos en una especie de ‘mínimo común múltiplo’ de las demandas, y es normal que éste acabe apuntando a un personaje, entre otras cosas porque la ciudadanía necesita ponerle imagen a los procesos. Quiero insistir en que ni es un milagro, ni que estos personajes sean semidioses, NO es así. En la mayoría de los casos, la persona señalada ni siquiera se lo habría planteado como su objetivo.

En el caso de Yolanda Díaz hay que decir que de origen no lo era, ni tampoco estaba llamada a serlo y lo confesó desde el primer momento. No era la ministra que se esperaba o tocaba, ni tampoco la titular que estaba prevista para la vicepresidencia, pese a que sus vivencias y experiencia política así como su formación no hubiesen significado un hándicap para poder serlo. Sencillamente las circunstancias llegaron hasta ella y acabó admitiendo, por ejemplo, ser la vicepresidenta tercera, cuando fue llamada para ser segunda, por no abandonar y continuar lo que había empezado. Yolanda Díaz y su entorno eran muy conscientes de la gran importancia que tienen para un país las relaciones laborales y el “contrato de trabajo”. No olvidemos que “el trabajo”, no sólo para los asalariados y el resto de las clases subalternas, es el núcleo sobre el que se expandirá toda la infraestructura social creando un modo de vida concreto. Si se mueve o cambia el sistema productivo… cambiará todo.

Las confluencias

El deseo de confluir de los movimientos progresistas no cesa, son impulsos irrefrenables; pese a los fracasos cuando no terminan con éxito no dejan de volver a intentarlo, es como una obligación que todos saben no pueden soslayar. La unidad es la fuerza, poner por delante matices y egos es la debilidad. Parafraseando a Bill Clinton podríamos decir: “Son los matices y egos, ¡Estúpidos!”.

Uno de los intentos de confluencia últimos más potentes fue el iniciado poco después del 15-M (mayo 2011), a impulsos de dicho movimiento. A pesar de tanta insistencia oportunista y reaccionaria en que dicho intento fracasó, la realidad es que cambió conciencias y abrió el camino para que esos cambios fuesen asimilados por la ciudadanía como lo están siendo.  Me refiero al intento de confluencia del 2012 promovido por la Asamblea Ciudadana de Sevilla (ACS) y que culminó con varias reuniones presenciales en Madrid de más de un centenar de movimientos sociales, asociaciones y plataformas de todo el Estado, también conectados por la red. En la proximidad de las elecciones europeas del 2014 se planteó participar en ellas, pero el aparentemente simple proceso para elegir dirigentes representativos del bloque paralizó la confluencia.

El distanciamiento

En la práctica del gobierno de coalición reciente, se comprueba que el viejo dilema de las izquierdas entre lucha en las instituciones o lucha en las calles puede ser compatible. Si bien han sido muchas las frustraciones sufridas en anteriores ocasiones al entrar en las instituciones del Estado, hoy con un gobierno de coalición comprometido los actuales logros son una evidencia y abren nuevas alternativas.

Una de ellas, tras los resultados positivos de la coalición, es potenciar objetivos que antes llamaríamos de la izquierda más exigente ante la izquierda de mayores concesiones. Pero ‘exigencia’ no es optar por una postura radical, de tal manera que se trata de hacer un trabajo coherente hacia una racionalidad económica y social, y que este trabajo se desarrolle NO como un convenio más entre partidos, dado que estos siguen siendo en nuestro querido país muy denostados (consideremos este desprestigio como un gran logro de las derechas: parece que el daño que se hace así misma en su barrizal de corrupción acaba afectando igualmente al resto de partidos), sino más desde un enfoque de transversalidad.

Por tanto nos encaramos a otra cuestión más a tener en cuenta: ¿hay que contar con los partidos o dejarlos apartados? No es simple el asunto, en tanto que muchos ciudadanos optarían por dejarlos a un lado y otros aseguran que sin la organización de los partidos cada paso es lento, complicado y de poca garantía de cumplimiento de los acuerdos.

La práctica no hay que improvisarla y Yolanda Díaz se obliga a tener en cuenta nuevos datos (todos hemos comprobado la fuerza que ‘los datos’ le han dado en sede parlamentaria frente a la charlatanería vacía, mentiras y falsedades de derecha, ultraderecha y liberales). En este sentido hay que destacar que no desaprovecha ningún momento para utilizar la palabra ‘distancia’ o ‘distanciamiento’, y ojo, porque la aplica a su propia organización política e igualmente a todos los demás partidos, con el objetivo de centrarse en escuchar a la gente no política y separarse de la fatiga diaria de la militancia y salir del encasillamiento de la misma para ampliar las perspectivas. La opción tomada es similar al efecto teatral de Bertolt Brecht conocido como “efecto de distanciamiento”, que consiste en que, ante el público, la representación de la obra se centre en las “ideas y decisiones” y reste importancia a los personajes.

Otras opiniones políticas

A veces se nos olvida que lo importante no es sólo lo que se dice, sino también lo que no se dice. Por ejemplo, aunque Yolanda Díaz no elude pronunciarse sobre la vivienda, el desmadre energético, las pensiones, la ecología, la inmigración, la violencia de género, la enseñanza, el consumo, la desigualdad o los derechos humanos, observamos que no lo hace tanto o nunca sobre el marxismo, la izquierda o derecha, sin ocultar su carnet del PCE, añadiendo que es más respeto que militancia y que no actúa de manera partidista. Tampoco entra en detalles en el ámbito internacional. Poco o nada dice de China, Rusia o Irán, como de los EEUU, Reino Unido o de Francia o Italia, Venezuela o Perú,  etc. Escasamente o nunca se ha pronunciado directamente sobre la propiedad privada, el libre mercado o la globalización. Creo que la ausencia de posicionamiento internacional, como la ausencia de los ‘ismos’, le abre el máximo de campos posibles, se desplaza transversalmente y facilita su conexión con un gran sector de la ciudadanía de este país.

Como resultado, lo que la gente viene viendo en la ministra de Trabajo es su concentración en el asunto para el que ella y todo su equipo trabaja, es su punto de anclaje: lo primero España y los ministros –en concreto- de Trabajo de Europa; y en segundo lugar el núcleo de las relaciones laborales, el trabajo y las múltiples formas de contrato que permiten la precariedad y la temporalidad. Del mismo modo, una actuación importantísima como el fortalecimiento de las Inspecciones de Trabajo para luchar contra los fraudes, el trabajo en negro, las horas extras no pagadas y la generación y mantenimiento del empleo, etc., constata que logra resultados. Aunque algunos no son los que quisiera, a cambio mantiene las negociaciones en el marco del “diálogo social” con CEOE, CEPYME, CCOO y UGT, con lo que nadie se podrá llamar a engaño. Eso sí, estimo que no dudará del extremo a que ha llegado el concepto “trabajo” como instrumento obligado para poder obtener un ingreso para poder vivir. Si trabajas vives y si no…

Feminismo

Para este asunto de la mujer no parte peras con nadie y muestra su interés por la equiparación definitiva en igualdad de condiciones en absolutamente todas las áreas y ámbitos de la sociedad. No fue casual que el acto de Valencia fuese protagonizado sólo por mujeres.

Los riesgos

Este movimiento de transversalidad, de amplias confluencias para agrupar un espectro amplio y mayoritario de ciudadanos que quieren endosar acertadamente su representación a Yolanda Díaz, no es ningún regalo. Es por ello –creo- que no quiere cerrar el trato de momento y responde con un “¡ya veremos!”. Es consciente de lo que se juega en sus aportaciones a este sector social progresista, y estoy convencido que a Yolanda no le gusta perder y también que no es partidaria de abrir guerras que no pueda ganar.

En cualquier caso, no puedo evitar recordar aquellas primeras explicaciones que ofrecía Iñigo Errejón a la ciudadanía sobre el programa político de Podemos basado en lo de “El referente vacío” y “El significante vacío” de Ernesto Laclau. Al respecto, lo que interpretó muchísima gente era que si no había ni referente ni significante en ese espacio político entonces estaba abierto a todo y a todos. Creo que estas teorías no fueron entendidas en una España tan polarizada en la que cuesta trabajo pensar en un espacio político que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. A mi modo de ver la gente más sencilla no creyó en la utilidad de un vacío, ya fuese Referente o Significante. Quizás Enrico Berlinguer, con la misma intención de transversalidad para captar una gran mayoría social, lo explicara mejor a los italianos y a la propia Democracia Cristiana con una frase similar a la siguiente: “Si tienes dependencia de ingresos mensuales para vivir perteneces a la clase subsidiada”. No cabe duda de que esta expresión sí fue entendida, porque gobernarían juntos el PCI y la Democracia Cristiana. También lo comprendió Henry Kissinger, y por ello los EEUU actuaron inmediatamente para abortar esa alianza.

Conclusiones

Todo lo ocurrido en los últimos años respecto a las crisis económicas y sanitarias ha dejado muchísimas cosas al desnudo del sistema bipartidista por el que nos regimos, que descaradamente prioriza la economía a las personas. En la ciudadanía está haciendo efecto la toma de conciencia de esa realidad desnuda que ni las mentiras, ni los gritos son ya capaces de ocultar. Por lo tanto la creación de ese espacio político no es sólo muy necesario sino que hoy también es viable. 

Una certeza que debemos tener es que ‘Yolanda no está sola”, no lo ha estado en ningún momento, pese a que las derechas y sus medios ponen el foco especialmente en ella para centrar sus ataques en un personaje y esconder una acción política de mucho calado. En cuanto a mi posición ante este movimiento es la de ofrecerle todo mi apoyo.