Nota: El presente artículo de Rafael Polo Brazo ya fue publicado el día 1 de abril de 2021 en la propia web del autor . Hoy, se publica en este Blog para nuestros lectores. El artículo encaja en el marco de actualidad de la Reforma de la Memoria Histórica y al que acompañaran otros tres de dicha temática.
Antonio
Machado, Miguel Hernández,
Federico García Lorca y Clara Campoamor
Rafael Polo (Licenciado
en
Geografía e Historia. Sección Antropología Cultural).
10
de diciembre de 2021
“Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo
violenta para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien
organizado. Desde luego, serán encarcelados todos los directivos de los
partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento,
aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los
movimientos de rebeldía o huelgas.”
General Mola:
Instrucción Reservada nº 1. 25 de
abril de 1936[1]
La Crónica de un genocidio anunciado
La cita con la que empezamos este artículo es anterior, en casi tres meses, al Levantamiento del 18 de julio. Y prefigura las características de lo que será la Guerra Civil Española, convirtiendo su historia en la Crónica de un genocidio anunciado. El 19 de julio de 1936 Mola volverá a escribir:
“Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado.”[2]
Así de brutal era la situación. Las masacres de Badajoz (3.800 fusilados en dos días -14 y 15 de agosto de 1936- en una ciudad de 41.000 habitantes), la de la Carretera de Málaga (entre 3.000 y 5.000 civiles asesinados mientras huían el 8 de febrero de 1937) o de Guernica (26 de abril de 1937) nos pueden ilustrar bastante acerca de los métodos empleados por los sublevados.
Defender España
Los soldados republicanos que murieron en combate en la Guerra Civil Española… murieron defendiendo a su país, ¡Murieron por España! Son patriotas… los auténticos… porque los otros estaban combatiendo al gobierno que su pueblo acababa de elegir, aplicando la legalidad vigente y… ¡luchaban para doblegar su voluntad manifiesta!
En España hubo una generación que murió en combate, sufrió cárcel o marchó al exilio por defender la Democracia y la Libertad. Ese es un hecho incontestable que nadie, nunca, podrá borrar.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.
Esto fue escrito por Miguel Hernández… soldado… poeta… comunista… en plena Guerra Civil. También escribirá:
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
MIGUEL
HERNÁNDEZ, El hombre acecha, (1938-39).
Esa defensa de la Democracia y la Libertad hizo de aquella una generación eterna. Una generación que supo morir con dignidad y que, por eso, vivirá siempre:
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas—
... Que fue en Granada el crimen
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
Antonio Machado
La Edad de Plata de la cultura española
Muchos autores usan el término Edad de Plata para referirse a la generación que floreció en nuestro país durante el primer tercio del siglo XX y que la Guerra Civil nos arrebató. La España de la Institución Libre de Enseñanza, de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, del Centro de Estudios Históricos, del Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales, de la Residencia de Estudiantes, de las Misiones Pedagógicas, del Instituto Internacional… Una España de investigadores, filósofos, escritores, poetas, pintores, músicos… que murieron durante esos tres años fatídicos o tuvieron que marchar al exilio y acabaron transmitiendo su saber a otros pueblos lejanos. Esa España que se nos robó… que silenciaron… nos dio dos de los siete premios Nobel que tiene nuestro país (Juan Ramón Jiménez y Severo Ochoa). Ellos pertenecen a la generación “talada”, para usar la expresión empleada por Miguel Hernández.
En 1936 se produjo una profunda fractura en nuestra identidad colectiva que está muy lejos de haberse cerrado, por más que el discurso construido durante la Transición a la Democracia lo haya pretendido. Las heridas dejadas por la Guerra tardarán bastante en cicatrizar, máxime si nos negamos a hablar de ellas… si enterramos su memoria.
Nunca podrán borrar la memoria de una generación que murió defendiendo valores universales… Y lo saben. Por eso gritan, por eso insultan, por eso degradan el debate político e insisten tanto “en que todos son iguales”. No, no todos son iguales, algunos murieron defendiendo la Democracia, en vez de usar sus instituciones para enriquecerse.
Hoy
nos toca seguir adelante, tejer nuevas lealtades, forjar una sociedad tolerante
e inclusiva. Pero no lo podremos hacer si olvidamos quiénes somos y de dónde
venimos, lo que hemos dejado atrás en esa lucha secular de un pueblo que lleva
siglos…
“Fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
Como un pulso que golpea las tinieblas”
(Gabriel Celaya)
Y si hay gente empeñada en hacer retroceder el reloj es, fundamentalmente, porque hemos olvidado nuestra historia, el terrible precio que hemos tenido que pagar para llegar hasta aquí.
Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.
…
De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a
muerto.
…
No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.
Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.
…
¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.
Gabriel Celaya (España en marcha)
Es hora de empezar a
recordar…
El momento de recuperar a aquella generación que nos robaron y que guarda la
llave de la parte de nuestra alma colectiva que supo plantar cara a la
adversidad: La generación que murió en
combate defendiendo la Democracia.
Nota:
Este es el resumen de un artículo mucho más amplio, con el mismo título, que podrán leer en el enlace: Artículo Completo
[1] Julio Aróstegui: La Guerra
Civil, 1936-1939. La ruptura democrática. Historia 16. Temas de Hoy.
Madrid. 1996.
[2] Julio Aróstegui: Ibíd.