viernes, 4 de marzo de 2022

13-F 2022 – ELECCIONES CASTILLA Y LEON

Nuevo golpe a las mayorías absolutas que apuntalan los sistemas de coalición para la gobernanza y el reforzamiento representativo de las ultraderechas y el regionalismo, que abrirán nuevas vías de confrontación; y las tendencias progresistas que gobiernan el Estado se debilitan.

Manuel Armenta

4 de Marzo de 2022

La Comunidad Autónoma de Castilla y León integra 9 provincias y 2248 municipios y es una expresión fundamental de la “España vaciada”. El PP la gobierna desde 1987 y la seguirá gobernando, ahora como la fuerza más votada, a pesar del descenso en votos desde el 2015 con pérdida de mayoría absoluta. Destacar igualmente la caída drástica de C´s que de 12 representantes solo obtiene 1 y la subida de Vox que de 1 pasa a 13, mientras que las fuerzas progresistas PSOE-UP pierden 7 y 1 respectivamente, y el regionalismo sube de 3 a 7 representantes.

Castilla y León ha levantado el telón para mostrar con contundencia la confrontación solapada que las tres corrientes políticas de las derechas soportaban en su interior como consecuencia de su radicalidad frente al nuevo Gobierno de Coalición Progresista y a sus políticas de cambio y mejora social, como se evidenciaba en las Comunidades de Madrid y Andalucía principalmente, y en el conjunto del Estado por la pandemia Covid-19.

La oposición de radicalidad y confrontación contra cualquier política de mejora social y democrática contradecía el lenguaje conservador centralista y moderado que el PP ha venido manteniendo y que Vox, la Ayuso e importantes instituciones gobernadas por el PP, rompían y contradecían sistemáticamente. Han influido con tal potencia en sectores de la sociedad civil, que el voto y apoyo ha crecido para romper el equilibrio entre ellos hasta el extremo de hacer desaparecer a C´s y fortalecer a Vox en detrimento de la forma de ser y estar en su vida política y en su gobernanza.

Desgraciadamente, esta situación y tendencia política está también afectando a un gran sector de la población que radicaliza su voto en favor de posiciones que no conducen al buen camino de la Democracia. Situación que también evidencia el fallido respaldo a las fuerzas progresistas representadas en el Gobierno del Estado, y que sus políticas y la pedagogía de entendimiento con la sociedad civil tampoco es adecuada ni comprendida hasta niveles de acercamiento por las mayorías imprescindibles para hacerla sostenible.

Las elecciones de Castilla y León han hecho saltar algunas alarmas que ya se perfilaban y que agravan perspectivas de entendimiento democrático con las mayorías sociales.

El poder político del conservadurismo, los recortes democráticos y los poderes fácticos que las sustentan, también abren cauces de confrontación interna que les dificulta recuperar todo el poder perdido en las Instituciones del Estado y en la UE, que afronta con prioridad la reconstrucción económica tan dañada por la pandemia. Y en este mismo contexto, es donde las izquierdas y progresistas tienen la perspectiva más clara de forjar bloques democráticos que avancen en derechos y la igualdad tan dañada.

Castilla y León ha profundizado la confluyente unidad ideológica de las derechas liderada por el PP, que aunque mantiene una mayoría representativa es insuficiente para formar gobierno sin depender del potente salto que ha dado Vox, que le posiciona con la fuerza necesaria para compartir liderazgo Institucional. Situación que unida al posicionamiento de la Comunidad de Madrid y a su líder política Ayuso, que lo viene defendiendo sin el más mínimo reparo, se abre una potente crisis interna de acción política y liderazgo en el seno del PP con objetivos reaccionarios y de involución democrática.

Castilla y León también ha marcado un potente símbolo de nuevo empoderamiento de fuerzas políticas con carácter local y provincial, con marcada ideología de lucha contra la despoblación y la llamada España vaciada, de la que esta comunidad autónoma es de las más afectadas. UPL ha conseguido 3 escaños, Soria YA otros 3 y un 42 % de los votos en toda la provincia, y Por Ávila se mantiene con 1.

El liderazgo histórico del PP se ha visto resentido hasta el extremo de que en solo unos días han saltado a la palestra denuncias de corrupción en la Comunidad de Madrid y de su Presidenta, con el exclusivo objetivo de debilitar la tendencia de entendimiento en la gobernanza y las políticas más ultraconservadoras y reaccionarias, que incluso marcan alguna distancia con los poderes económicos que hoy apuestan más por las tendencias más relajadas del conservadurismo, en la línea de la mayoría de países de la UE.

El liderazgo actual del PP ya ha reventado, con la renuncia y dimisión de su secretario general y la convocatoria de un Congreso extraordinario en el que dimitirá el Sr. Casado (el presidente que sustituyó al Sr. Rajoy). La crisis interna del PP a pesar de su liderazgo en la radicalización de la acción política contra el gobierno progresista, no solo hacia las políticas de mejoras sociales y económicas, sino a las fuerzas políticas de izquierda que acompañan al PSOE en la gobernanza, –UP-, que han sufrido quiebras internas y pérdida de apoyos sociales en todos los ámbitos del Estado a pesar de su protagonismo en todas las políticas sociales y laborales implementadas. Y también han conseguido ser con esa radicalidad los que han fortalecido a Vox y Ayuso en su detrimento y crisis interna.

Recordemos algunos acontecimientos controvertidos y corruptos del PP para contentar los diferentes posicionamientos que viven en su interior: a) la reciente Reforma Laboral aprobada por el Gobierno con el voto de 1 diputado del PP y el boicot de 2 diputados de UPN, así como la dividida opinión de sus votantes al respecto, en favor del SI un 40,1 % y del NO un 43,2 %; y b) el Tamayazo de 2003 comprando a 2 diputados del PSOE para ganar la Comunidad de Madrid y los espionajes internos de Carromero y Villarejo entre otros muchos. Siempre vivieron dos bloques más o menos reaccionarios configurados en el seno del mismo partido o en diferentes partidos: Ayuso, Vox y la corrupción son hoy la expresión de la crisis y quiebra interna.

Cuando las luchas internas de partidos y liderazgos de una misma corriente ideológica destapan corruptelas y alcanzan altas cotas de confrontación pública, interna y abierta, escandalizan a la sociedad civil afectando a los niveles de convivencia que las personas y los sistemas de democracia necesitan.

De esta manera se acentuará la necesidad de que los sectores del mundo de la política progresista asuman la responsabilidad de mostrar la relevancia de presente y futuro que tienen los entendimientos políticos para avanzar en la dirección de la justicia social y la igualdad, fortaleciendo la unidad desde la disparidad que hoy ya representa el Gobierno de Coalición, las fuerzas Nacionalistas y Progresistas que apoyaron su creación y dando cada vez más protagonismo a la sociedad civil y a sus organizaciones y movimientos que reivindican y demandan derechos y condiciones de vida dignas de más largo alcance y contenido, y así evitar la Involución democrática del nuevo PP-Vox, y que se fortalezca un futuro sostenible de MÁS DEMOCRACIA.