Una
nueva feria de armamentos en Sevilla.
Para
trabajar por la paz y por el desarme, la Plataforma Stop Feria de armas de
Sevilla se ha reunido en estos días y entre los objetivos que se ha marcado
está la petición al señor alcalde a que renuncie a prestar la ciudad de Sevilla
para una anunciada feria de armas.
Rosario
Granado
27 de febrero de 2024
Durante los días 14, 15 y 16
de Mayo se celebrará en Sevilla la Convención Internacional de Negocios para
las industrias aeronáutica, espacial y de defensa, «Aerospace and Defense
meeting», una feria internacional que pretende impulsar la industria aeronáutica
y de defensa andaluzas. Su denominación es un eufemismo. Un poco antes, los
días 10 y 11 de Abril, Córdoba acogerá una nueva edición de «Feindef», la Feria
internacional de Defensa, en relación con el Nuevo Polo Industrial y con la
base logística del Ejército de Tierra.
La industria armamentística
está sumamente interesada en mostrar sus nuevos productos y en cerrar nuevos
contratos aprovechando la coyuntura belicista que estamos viviendo. Y su
futuro, dadas las guerras en curso, parece de lo más prometedor.
La publicidad de la
industria militar viene siempre acompañada de la promesa ilusoria de creación
de puestos de trabajo y generación de riqueza para el país. No se dice que
estos puestos de trabajo serían en todo caso fruto de unas inversiones
multimillonarias del Estado que si fueran dirigidas a otros sectores civiles
revertirían sin duda mucho más en la economía. El dinero que se invierte en
armas, al ir de Estado a Estado, no repercute para nada en la sociedad, si
exceptuamos las cuantiosas comisiones de sus intermediarios.
Estas ferias de armas están relacionadas con el aumento continuo y desorbitado de los gastos militares. El gasto militar global alcanzó un máximo histórico de 2,24 billones de dólares, de los que la mitad corresponde a los países de la OTAN. Es una exigencia de los EEUU, quien tiene a sus aliados, «sus socios europeos», como principales compradores de su producción armamentística. Y el Gobierno de España no ha dejado de aprobar (incluso estando en funciones) importantes sumas de gasto militar extra, como los 28.700 millones de euros en 2023, superando la cifra del Presupuesto inicial del Ministerio de Defensa. La mayoría de este dinero no es para defender a España, que no se ve amenazada por nadie, sino que va destinada especialmente para material de guerra ofensivo porque el Gobierno pretende seguir involucrándose cada vez más en conflictos internacionales ajenos. Esto supone una verdadera escalada en el impulso a la industria militar y en la compra de armas, que supondrá a su vez un nuevo incremento de la deuda pública para cubrir este amplio e innecesario rearme.
Estas ferias de armas
también están relacionadas con el aumento del militarismo en la sociedad y sus
contravalores: la resolución de los conflictos por la violencia, el desprecio
de las vías diplomáticas y pacíficas, la normalización de la ley del más
fuerte, el racismo, el supremacismo, la presentación de los vencedores, los
ricos, los mejor armados, como los buenos y de los malos como los débiles, los
pobres... Militarismo que se nos cuela por todas partes, en las pantallas, en
las escuelas, en las fiestas religiosas, y que ante una falta de valores
cívicos y de educación para la paz se va normalizando socialmente.
Y por último, estas ferias
de armas están íntimamente relacionadas con la aparición de nuevas guerras. Las
guerras exigen armas más modernas y sofisticadas y las ferias de armas a su vez
necesitan nuevas guerras. El sector de las armas es en estos momentos el más
productivo, el que atrae más inversión; es un negocio redondo para sus
promotores que no tienen ningún interés en que llegue la paz, como por ejemplo,
en Medio Oriente y en Palestina.
El país que encarna los
desorbitados gastos en armas, el militarismo como eje vertebrador de la
economía y de la sociedad, y que tiene como objetivo mantener la guerra
permanente, es sin duda Israel.
Israel se ha convertido en
una potencia militar sin control y es un pilar fundamental en el comercio
mundial de armas. Los inicios del complejo militar-industrial israelí son el
resultado de la violencia intrínseca en la naturaleza del Proyecto colonial
sionista. Para los colonos el uso de la fuerza y de las armas ha sido y es
necesario para la expulsión de la población palestina. La demanda interna es
enorme y ha llevado al grupo en el poder (políticos, militares y empresarios) a
esta política de fabricación masiva de armas que abarata el producto y les permite
las exportaciones de armas a todo el mundo.
Las ayudas económicas,
militares y políticas, de los EEUU y de Europa han sido necesarias para que
Israel llegue a ser una potencia militar-industrial, situada al margen de las
instituciones y de las leyes internacionales.
España también ha
colaborado, como por ejemplo, con la compra de misiles Spike. En las ferias de
armas como Feindef en Madrid, empresas como Elbet Systems, IAI (Israel
Aerospace Industries) y Rafael Advanced Defense Systems muestran las armas «probadas
en combate» contra la población civil palestina. También en la vigilancia de
fronteras y en el control de la población las empresas israelíes tienen las
mejores ofertas, como la Empresa de Cibervigilancia Excem. O el grupo NSO,
creador del software Pegasus, el arma
más conocida de cibervigilancia, utilizada también por nuestro gobierno. En
España Indra fabrica componentes de armas que se ensamblan en otros países y
que terminan en el ejército israelí. Y empresas como Pap Tecnos, en Torrejón de
Ardoz, son en realidad filiales de empresas israelíes.
Pero aun siendo Israel una
potencia militar, para el genocidio que está perpetrando durante casi cinco
meses ha necesitado desde los primeros momentos los cazas y los helicópteros
estadounidenses, así como ingentes cantidades de munición que en un puente
aéreo iban desde EEUU hasta Tel Aviv. Según informes del Gobierno de Gaza y
Agencias de la ONU, habían arrojado hasta finales de diciembre pasado unas
sesenta y cinco mil toneladas de explosivos sobre la ciudad de Gaza, el
equivalente, grosso modo, a tres bombas atómicas de Hiroshima, en sólo los tres
primeros meses. Y los bombardeos continúan sin descanso hasta la fecha de hoy.
En los bombardeos sobre Gaza
del año 2008-2009, que mataron a 1.300 personas, Israel mostró el nuevo dron
Heron, que poco después, expuesto en las ferias, vendió a 20 países. Y en los
bombardeos del verano del año 2014 sobre Gaza, que mataron a 2.400 personas,
presentó su nuevo dron Hermes, obteniendo poco después 120 pedidos de diferentes
países.
En estos casi cinco meses de
genocidio Israel está mostrando en directo a todos los países y comerciantes
las nuevas armas que está probando en Gaza. Una de ella es la bomba Irong
Sting, de Elbit Systems, que dice que es de precisión quirúrgica.
Israel, que por una parte
sufre una profunda pérdida de legitimidad por su política genocida, se ha
convertido por otra en el modelo a seguir para todos los grupos de la extrema
derecha mundial. Así, en las manifestaciones de los grupos nazis aparecen
banderas israelíes y su política de exterminio de la población palestina es
celebrada por gobiernos ultras como Hungría, Ucrania, o Argentina.
Para España, según Pedro
Sánchez, Israel es un país socio y amigo. Pero, ¿puede seguir siendo «socio y
amigo» cuando el genocidio del pueblo palestino es tan evidente? España no
puede tener un «socio y amigo» que mata a 30.000 personas y destruye toda forma
de vida en Gaza, y que mata y expulsa también a la población palestina de
Cisjordania y Jerusalén, un país cuyos dirigentes hacen declaraciones
alardeando de sus objetivos genocidas para toda Palestina, un país que se
encuentra al margen de las leyes internacionales y presume de ello.
El Gobierno de España tiene
que declarar ya el embargo de armas a Israel, el apoyo a la denuncia de
Sudáfrica y la ruptura de relaciones, tiene que pasar de las declaraciones a
los hechos para evitar más muertes inocentes.
En este sentido la Comunidad
Palestina de Cataluña ha dado el primer paso para demandar al Gobierno de
España por mantener el comercio de armas con Israel en una situación que el
Tribunal Internacional de Justicia examina como un posible caso de genocidio.
El requerimiento a la Secretaría de Estado de Comercio exige que se revoquen
las autorizaciones en comercio exterior que tengan como punto de destino o de
origen a Israel.
Los palestinos necesitan
imperiosamente que se ponga fin al silencio y a la complicidad, el alto el
fuego permanente y la entrada de ayuda humanitaria.
Y en un futuro próximo el Gobierno
tendría que cambiar su política de gastos militares y de rearme, de injerencia
en conflictos lejanos patrocinados por EEUU, y haciendo uso de su soberanía
apostar por una política exterior de paz. Y por si hubiera alguna duda sobre
las ventajas de una política de paz, pensemos cómo Japón y Alemania, con sus
economías exánimes y todas sus infraestructuras destruidas tras la segunda
guerra mundial, se convirtieron en la segunda y tercera economías mundiales. Y
cómo estas sorprendentes recuperaciones se debieron en gran parte a tener que
prescindir de sus industrias de guerra, de sus rearmes y de sus ejércitos y
aplicar así todos sus esfuerzos y recursos al desarrollo económico de sectores
civiles. Tales son las lecciones de los países que gozan de amplios períodos de
paz en la historia.