jueves, 11 de abril de 2024

¿REPUBLICA?, SÍ


Manuel Lara Castejón

12 de abril de 2024

 

Desde la Transición Política en 1977, pensada y orquestada por el aislado y poco competitivo capitalismo español de aquel periodo (que en su día organizó y financió el golpe de Estado), dirigida por los sectores franquistas más abiertos a adaptarse a las democracias europeas una vez muerto el dictador, y hecha posible gracias a la colaboración necesaria e imprescindible de los partidos políticos contrarios a la dictadura por su renuncia miserable a lograr un sistema democrático avanzado en derechos y libertades, en particular el PCE, la República ha estado siempre en el debate político.

La traición más dolorosa de estos partidos para los trabajadores y los ciudadanos fue no exigir incondicionalmente la reinstauración de la república como forma de gobierno legal y elegida por el voto popular, derrocada por el golpe militar del dictador por la fuerza de las armas, y apoyar la monarquía parlamentaria que tenemos. Ni siquiera se planteó un referéndum para que los ciudadanos eligieran la forma de gobierno que querían.

Hoy hay multitud de grupos y plataformas republicanas que reclaman su instauración, incluso aquellos que en aquel periodo histórico renunciaron a ella.

 

¿QUÉ ES UNA REPUBLICA?

La República es una forma de gobierno. Es una manera de organizar la administración de un país, es una estructura jurídico-administrativa para garantizar su funcionamiento: elaborar leyes, designar gobiernos, convocar elecciones al parlamento, organizar la economía, mantener un ejército y policía para la seguridad, establecer los contenidos de la formación y la cultura que deben recibir los ciudadanos, construir infraestructuras civiles, etc. Pero no es la única, hay diversas formas de gobierno. España en particular hemos tenido en los últimos cien años hasta tres modelos: dos repúblicas a principios del siglo XX, una dictadura fascista desde 1939 hasta 1979 que se celebraron las primeras elecciones democráticas y la actual monarquía parlamentaria desde que el dictador Franco impuso al padre del actual rey como su sucesor y cabeza visible del Estado.

Igualmente hay variantes la forma de Estado republicano: federal, confederal, democrática, popular...

Muchos, cuando reivindican la República, la presentan como la solución a los problemas que tenemos los trabajadores y ciudadanos, como si fuera una fórmula mágica. Sin embargo la realidad es otra. El Estado español está rodeado de repúblicas: Portugal, Francia, Italia, Alemania…, países en todos los continentes adoptan esta forma de gobierno: EEUU, Brasil, Chile, Etiopia, Sudáfrica…, y muchos más. En todos estos países se dan los mismos problemas, con más o menos intensidad que en España: desempleo, pobreza, represión, explotación, déficit de derechos humanos, desigualdades, persecuciones, privatizaciones de los servicios públicos y un largo etc. Por tanto, la forma de gobierno, sea republicana o sea otra, no determina las condiciones de vida, la justicia y la igualdad social, el buen gobierno o las libertades y la felicidad de la ciudadanía. Bien podría presidir la república un presidente del PSOE, del PP o incluso de VOX, bien un Felipe González o un Rajoy o Aznar. Basta recordar que la República Italiana la gobierna un partido fascista, o que bajo regímenes republicanos se han cometido y se cometen las mayores atrocidades contra su ciudadanía y contra pueblos enteros que luchan por un sistema económico y social más justo. Hoy los EEUU, la mayor potencia económica y militar del mundo, el imperio que dirige los destinos de muchos países, tiene unos niveles de pobreza altísimos, el índice de muertes violentas es de las mayores del mundo, el racismo impregna a buena parte de su sociedad, ha invadido y destruido países, asesinado cientos de miles de personas, ha provocado guerras y mantiene bases militares y soldados en alrededor de 90 países y alrededor de 1.000 bases militares repartidas por todo el mundo. Y es una república.

El caso más fácil de entender por nosotros es Cataluña. Quieren lograr su independencia del Estado español para constituirse en la Republica Catalana independiente. Sin entrar en valorar el derecho a la autodeterminación que tienen los pueblos para decidir su futuro, sí merece la pena comentar que ese proceso está impulsado desde hace siglos por un sector muy grande de la burguesía catalana fuertemente nacionalista e independentista, que ha sabido atraerse a muchos trabajadores y ciudadanos a esas posiciones independentistas. Estos mismos trabajadores que no entienden hoy por hoy que quien dirigirá esa añorada república serán los mismos que han estado gobernando Cataluña durante este periodo “posfranquista”, representantes políticos de esa misma burguesía que explota a catalanes y a emigrantes andaluces y extremeños, privatiza los servicios públicos, recorta salarios y derechos, reprime a quienes luchan. No entienden que serán los mismos quienes gobernarán esa república y harán las mismas cosas. Y que para esa burguesía lo fundamental será lograr la independencia de Cataluña, romper vínculos económicos y políticos con sus hermanos burgueses del resto de España y en particular de la burguesía centralista de Madrid que les limita decidir sobre su poder económico y romper con el status otorgado por Madrid a Cataluña de ser burguesía periférica, entre otras cosas porque la burguesía catalana es una de las más fuertes y competitivas del Estado. La república es un logro para esa burguesía, pero los catalanes seguirán igual que ahora. ¿Qué beneficios tendrá entonces el pueblo catalán?

Evidentemente un Estado republicano es una forma de gobierno más avanzada y democrática porque permite elegir a su presidente y quitarlo. Es mejor que una monarquía parlamentaria hereditaria con raíces en el feudalismo y en épocas de servidumbre y esclavitud, en nuestro caso impuesta por un dictador, y que no ha sido votada. Y desde luego superior a una dictadura militar fascista donde no existen derechos ni libertades para el pueblo. Sea la que sea, su naturaleza y su fin será seguir defendiendo a esa clase social minoritaria burguesa.

 Pero todos estos modelos de gobierno tienen en común que son adoptados en cada momento histórico según conviene a la burguesía, al capitalismo dominante. Es esta clase social minoritaria la que decide la mejor forma de gobierno adecuada a cada momento para garantizar sus intereses y privilegios, incluso si llega el caso de eliminar lo que se haya decidido por votación popular como ocurrió con el golpe de Estado fascista de 1936, porque ese aparato jurídico-administrativo (Estado) fue construido por ellos mismos precisamente para protegerse y perpetuarse como clase dominante. En estas condiciones poco cambiará la vida de los trabajadores y el pueblo en general. Por ello hay que tener claro por qué se lucha por la república en el Estado español

 

¿QUÉ DETERMINA QUE UNA REPÚBLICA DEFIENDA LOS INTERES DE TRABAJADORES Y CIUDADANOS?

Lo que menos importa es la forma de gobierno. Lo que importa es el contenido y la naturaleza de la misma. ¿Qué va a hacer, cuáles son sus políticas, para qué intereses gobernará, quiénes van a dirigir la república? En una palabra, ¿es la clase social que domina quien va a decidir los contenidos y la forma de gobierno?

Ya hemos argumentado antes que, aunque trajésemos de nuevo la republica a España, las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo en general poco iban a cambiar, porque la estructura del aparato jurídico-administrativo (Estado) sería la misma, aunque adoptando otro nombre. Esa estructura de la que hablamos es la que nació con el surgimiento y desarrollo de la nueva clase social: la burguesía, el capitalismo, tras la desaparición del régimen feudal absolutista. Fue construida por ella y sirve a la burguesía, para mantenerse y perpetuarse. Aunque es una pequeña minoría de población, concentra todo el poder en sus manos, económico, social, jurídico, político y militar, pues construyó “su” Estado precisamente al ser consciente de ser una minoría de la población.

Es la clase dominante quien determina la naturaleza del Estado y también sus políticas, sus contenidos, sus decisiones de gobierno y sus leyes.

 

¿ENTONCES, QUÉ MODELO DE ESTADO DEFENDEMOS?

Hay otros Estados republicanos que no se constituyeron con los parámetros que acabamos de estudiar: la antigua URSS, Cuba, Vietnam, Corea del Norte, China, etc.

Son repúblicas que surgieron tras revoluciones que acabaron con el dominio hegemónico del capitalismo en sus países. Surgió en cada uno de estos países, con más o menos aciertos y errores, un nuevo poder hegemónico dirigido por partidos políticos obreros que defendían sus intereses de clase mayoritaria y empezó a construir un modelo de Estado diferente y amoldado a la defensa de los intereses de los trabajadores y la ciudadanía, optando en la mayoría de las veces por repúblicas populares, ya que fue la clase obrera mayoritaria la que asumió ese nuevo poder, representada en partidos comunistas.

Este modelo de república no solo cambió sus contenidos sino también sus formas. Se puso en pie una estructura jurídico-administrativa (el Estado obrero) cuyos resortes de poder eran radicalmente distintos al dominio de la burguesía.

La economía, los derechos sociales y políticos, la judicatura, el poder político, el ejército, la policía…, todos los poderes del Estado se construyeron para servir al pueblo, a los trabajadores, a las mayorías. Sus decisiones políticas se orientaron a mejorar las condiciones de vida, se promulgaron leyes para la igualdad entre las personas, se eliminó la explotación en el trabajo, se protegieron y se desarrollaron los derechos y libertades, los servicios públicos como la sanidad y la educación, se garantizó el derecho al trabajo, a la vivienda y a la alimentación, y también se crearon ejércitos populares para protegerse de las agresiones externas e internas de aquellos que perdieron sus privilegios para evitar que conspiraran para recuperarlos. El Estado que surgió era para defender y garantizar la vida y la felicidad a los trabajadores y a la ciudadanía, y sus decisiones políticas eran para beneficiar a las mayorías. Era un Estado de los obreros para los obreros. Son repúblicas populares levantadas para servir al pueblo y no para explotarlo y vivir de él como parásitos, tal y como ocurre en los países capitalistas. Como se puede ver, son modelos de Estado de naturaleza distinta que obedecen a intereses de clase distintos. Los contenidos, las decisiones de todo tipo, la gobernabilidad de un país, no los determina el modelo de Estado, sea el que sea, sino la clase social dominante en ese país.

 

¿SE PUEDE REIVINDICAR UN MODELO REPUBLICANO DE ESTADO EN UNA SOCIEDAD DOMINADA POR LA BURGUESÍA?

¿Por qué no? Es lo que estamos haciendo cada día. Siempre que ello conlleve un avance en los derechos y condiciones de vida de trabajadores y ciudadanos, pero teniendo en cuenta el contexto social y político y bajo las condiciones que vivimos y siendo conscientes que esta lucha solo es un tramo de nuestro camino, un peldaño más que debemos subir y nos sirva como ayuda y avance para conseguir una democracia más desarrollada y plena. Debemos ser conscientes que se puede luchar ahora, en estos momentos, por la república perdida, pero sabiendo que no es un fin, que solo será un avance en nuestro camino, pues sabemos que la burguesía seguirá siendo la clase dominante.

Es posible alcanzar esta forma de gobierno que será de más calado en la medida que se configure un movimiento popular que lo reivindique en las luchas en la calle. Sería iluso creer que vendrá por sí solo o por la buena voluntad de la burguesía o cualquier gobierno. Conforme más presión ejerza la ciudadanía en la calle más podemos conseguir y más favorable será para todos. Es nuestra obligación ir configurando una amplia plataforma de grupos republicanos y partidos políticos y sociales que compartan la lucha por la III república española en términos similares a los señalados en este artículo.

No es nuestra condición apoyar una forma de Estado republicano en abstracto, o contribuir a la implantación de la república sin ningún contenido y fines concretos y claros. No podemos creer de forma infantil que con la llegada de un Estado republicano van a desaparecer los males y problemas que padecen los trabajadores como si fuera la fórmula mágica. Para nosotros no debe ser solo una palabra, sino hechos, avances y mejoras concretas en la sociedad. Defenderemos y estaremos en la lucha por la república, pero bien arropada por un programa reivindicativo de contenido democrático, con avances sociales para la mayoría, con el desarrollo pleno de las libertades y los derechos democráticos y de fuerte contenido pacifista, ecologista, de derechos de igualdad para la mujer y políticas bien definidas antiimperialistas y antimonopolistas.

Un programa de gobierno avanzado y progresista mínimo, que rompa con los vínculos e hipotecas heredados tras el régimen franquista y el pacto vergonzoso de la Transición Política, y que la cohesione políticamente. Cuyos ejes fundamentales vayan dirigidos a:

- Apostar decididamente por la instauración de la república.

- Defender lo público frente a lo privado.

- Avanzar en el Estado del bienestar, recuperando y consolidando los derechos perdidos.

- Luchar por una sociedad democrática plena, incluyendo la depuración de elementos fascistas y democratización de la policía, ejército, guardia civil, poder judicial y otros estamentos del Estado.

 - Potenciar las libertades individuales y colectivas, fomentando la participación ciudadana en los órganos públicos y/o de poder.

 - Enriquecer el conocimiento y la concienciación de todos contra el racismo y la xenofobia.

- Democratizar la economía con un reparto de la riqueza más justo. Medidas para erradicar la pobreza, teniendo en cuenta que el 30 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Uno de cada tres ciudadanos no tiene cubiertas sus necesidades vitales.

 - Ayudar al desarrollo de los autónomos y PYMES.

 - Poner la sanidad, la educación y la cultura al servicio de todos.

- Colocar en el lugar que le corresponde a la mujer, a nuestros mayores y a nuestros jóvenes, garantes del desarrollo presente y futuro.

 - Desarrollar una Reforma Agraria Social y Colectiva, que garantice el acceso a la tierra a jornaleros y a pequeños campesinos, frenando al mismo tiempo la compra de tierras del capital financiero e industrial y los fondos buitres. Garantizar una renta digna a pequeños campesinos, control de precios.

- Garantizar el derecho a la vivienda, impidiendo su acaparamiento por fondos de inversión, garantizando un parque público de viviendas para asegurar techo a todas las familias.

- Desmantelar las bases norteamericanas presentes en nuestro suelo, reclamando la salida de la OTAN y comprometer nuestra política exterior por la paz y el comercio justo.

- Controlar a los monopolios limitando el poder y los abusos de bancos, energéticas, fondos buitres, y grandes multinacionales, favoreciendo la nacionalización de la gestión de los recursos naturales y empresas estratégicas.

 - Perseguir la corrupción política, el robo a las arcas públicas y el patrimonio público.

- Reducción del gasto innecesario en subvenciones, en especial las de la Iglesia, cargos de confianza y despilfarro institucional.

- Asegurar la protección del medio ambiente, persiguiendo a quienes lo maltratan, deterioran, incendian y contaminan, intensificando la lucha contra el cambio climático que garantice la vida en el planeta.