viernes, 13 de marzo de 2020

PEDAGOGÍA PROGRESISTA PARA LA TRANSICIÓN



La nueva Transición nace con rasgos novedosos de coaliciones ideológicas transversales y progresistas en la vida institucional, política y social de los partidos, movimientos sociales y amplios sectores de la población que la protagonizan. Para ello necesitarán Pedagogía Política de entendimiento y así avanzar en el día a día hacia un futuro de sostenibilidad.

Manuel Armenta

13 de marzo de 2020

La nueva Transición que se ha venido fraguando durante años con movilizaciones en las calles, centros de trabajo, en las urnas y en la vida política Institucional (que ha tomado cuerpo con el nuevo gobierno de coalición PSOE-UP), se enfrenta a una realidad política y social de especial dimensión para iniciar y avanzar por el camino de un Cambio en las políticas de recortes y restricciones hacia una Democracia de igualdad sostenible.

Quienes están asumiendo estos retos de fortalecimiento de la Democracia en todos los ámbitos de la vida política, social, económica y territorial, soportan en su vida interna ideologías, estructuras de organización y objetivos a conquistar, no confluyente sino plural y transversal que implica un posicionamiento dual en su vida personal, organizada e Institucional.

La nueva Transición, a diferencia de la del 78, nace confrontada por las dos ideologías básicas que configuran políticamente el régimen y sistema predominante en la sociedad, así como las mayorías absolutas para la gobernanza que se protagoniza en las urnas. En el 78 se transita del régimen de Dictadura al de Monarquía Parlamentaria –expresivo de la Democracia liberal-, y en el 2020 transita entre la Democracia recortada en derechos y condiciones de vida dignas, hacia una Democracia progresista e igualitaria.


Desde esta perspectiva política y social y la voluntad de avanzar en la construcción de una sociedad de progreso social, justa y en convivencia, la realidad plural nos emplaza a que desde los sectores organizados de la política, los movimientos sociales y políticos y el mundo de sensibilidad progresista (científico, cultural e intelectual), proyecten y organicen actividades con capacidad de asentar las nuevas ideas y políticas para hacer del progreso una fórmula sostenible en sus objetivos y en el tiempo.

Será difícil avanzar hacia la Transición Sostenible de Progreso (si desde los órganos del poder Institucional, partidos políticos que soportan y apoyan el Cambio, movimientos y organizaciones sociales y sectores progresistas de la sociedad civil que marcan el futuro con sus demandas y reivindicaciones) si no se abre una nueva vía de Pedagogía Política que aporte claridad y comprensión a la nueva forma de avanzar en Democracia.

El gobierno de coalición, aunque compartido y apoyado incondicionalmente por fuerzas progresistas y nacionalistas, solo es un único instrumento de poder para dar respuesta a las demandas y necesidades de la sociedad para avanzar. Y sus diferentes ideologías y fines políticos solo deben tener expresión al margen de la gobernanza y el personalismo de quien lidera o promueve una ley o norma. Es el sistema de confluencia progresista quien debe prevalecer como poder político para unir y crear futuro frente al tripartito ultraconservador de las derechas.

Desde el gobierno y las fuerzas políticas que lo componen, se tiene que transmitir una Pedagogía de unidad y confluencia hacia la sociedad sobre la forma de proceder y en el alcance de las políticas posibles, para que éstas sean entendidas y comprendidas de que se actúa al servicio de la sociedad y frente al conservadurismo de las viejas políticas.

Las luchas y reivindicaciones de los movimientos y organizaciones sociales, profesionales y culturales (siendo imprescindibles para avanzar con el protagonismo de la ciudadanía) deben mostrar su apoyo y exigencia al gobierno y confrontar con el sistema de oposición que las fuerzas políticas ultraconservadoras utilizan en las calles y medios de comunicación para contrarrestar las políticas de mejora y progreso. Los movimientos y organizaciones que durante años han protagonizado lo que hoy empieza a ser posible conseguir, tienen en las exigencias al gobierno un “aparente aliado en las derechas”.

Desde los movimientos y organizaciones sociales de todo tipo, se tiene que mantener el protagonismo de lucha en defensa de sus reivindicaciones, ajustándose al corto-medio plazo para así fusionar la demanda con la acción de gobierno –en su caso-, abriendo las puertas al entendimiento de la sociedad civil y el gobierno que desenmascare al falso y aparente colaborador de las derechas.

La nueva Transición Política necesita de potentes cimientos en su estructura básica para que en la realidad que vivimos seamos conscientes todos de que el soporte que sustenta la sostenibilidad que queremos construir, dispone hoy de capacidad relativa que solo se podrá fortalecer en la medida que progresemos en el poder político positivo frente al negativo, que está inmerso en todos como bien nos indica la historia reciente.

La nueva Transición Política necesita una confluencia y unidad de las fuerzas progresistas y la sociedad -plural y transversal- para construir una Democracia más igualitaria frente a los recortes y las desigualdades del conservadurismo. La confrontación que se necesita para ello es profunda porque el nuevo “bipartidismo plural y transversal” se asienta en ambos lados y nos obliga a unir filas y voluntades, a pesar de las discrepancias que en el interior de cada grupo político y social existan, sin que tengamos que renunciar a exigir que el gobierno progresista cumpla sus compromisos en Derechos e Igualdad.

La Nueva Transición solo triunfará con una Pedagogía Política de unidad y confluencia plural y no condicionada a los objetivos de largo alcance ideológico y político, sino en los cortos períodos de tiempo y los objetivos que cada momento y realidad nos emplace.