martes, 21 de julio de 2020

AMENAZAS DEL PRESIDENTE DE LA CEOE POR LA REGULACIÓN DEL TRABAJO A DISTANCIA.



Era de esperar que, una patronal contenta del teletrabajo con el que han conseguido una media de dos horas más de jornada diaria y traspasar los costes laborales a sus empleados, cuando el Ministerio de Trabajo ha iniciado el proyecto de ley para su regulación traten de pararlo para mantener esos “nuevos beneficios” que ven pueden ser controlados.


Antonio Sánchez Rodríguez

21 de julio de 2020

Declaraciones del presidente de la CEOE:

Parecía evidente el intento de freno de la ley en una lógica de intereses. Lo que nadie esperaba, pese a lo que la historia del mundo del trabajo nos enseña de los patronos sobre su falta de ética, era que su representante llegase hasta unas descaradas, agresivas y burdas amenazas. Tal actitud únicamente se explica si la CEOE forma parte con el Círculo de Empresarios de las huestes del PP y VOX en su estrategia de acoso y derribo del gobierno de coalición. Estoy convencido que cualquier sociedad democrática le hubiese pedido que abandonara su puesto de inmediato.

Según comunican los medios, Antonio Garamendi presidente de la CEOE, ha soltado algunas perlas que a mi modo de ver han tenido una respuesta bastante ‘educada’, ciertamente no merecida. Podemos destacar algunas de las comentadas en el artículo de eldiario.es del 26 de junio de este 2020 cuando trata una entrevista del líder empresarial en Onda Cero.

Primera: Al parecer a Garamendi le parece una buena herramienta el teletrabajo por su flexibilidad y como aporte a la conciliación familiar, pero no cree que ahora sea el momento de regularla... "Estas cosas rápidas de ir metiéndonos decreto leyes cada mes y medio no las entendemos".

Al respecto habría que resaltar en primer lugar un lenguaje hábilmente elegido para el trabajo a distancia: “herramienta”, “flexible” y “conciliadora familiar” y en segundo lugar la artimaña de quejarse de la “rapidez” de la regulación cuando han aplaudido la ‘agilidad’ demostrada por el gobierno de coalición en los ERTE, e incluso ahora piden sus prórrogas con ‘urgencia’.


Segunda: "El teletrabajo tiene muchísimas ventajas, bien gestionado, pero cuidado con aplicar criterios que lo hagan poco atractivo y se plantee con rigidez" y entre las cuestiones que ha destacado dentro de esa "rigidez" ha mencionado: "Se está hablando de pagar la luz, pagar no se cuántos...".

En este caso ver como advierte de un “Cuidado” que suena a amenaza, un ‘poco atractivo’ porque puede ser más caro de lo deseado  y unas “rigideces” que representan innegables derechos de los teletrabajadores. Entiendo que Garamendi en esta segunda perla no quiere llamar a las cosas por su nombre, o sea evita hacer referencia a “los medios de producción” un factor económico que con total ahínco han defendido históricamente como una aportación dineraria propia: costes de maquinaria, de local, energía, mobiliario, comunicaciones, etc., pero que con el teletrabajo en muchísimos casos los aporta el propio trabajador y por tanto es absolutamente justa su exigencia.

La cuestión en este caso del teletrabajo es que plantea... Si “la propiedad de los medios de producción” es claramente aportada por los teletrabajadores además de realizar el trabajo ¿Qué les queda a los empresarios para justificar que los beneficios son sólo suyos y a los trabajadores sólo tienen derecho a un salario para sobrevivir? Algo no cuadra.

Tercera: Una gran contradicción, pide hablar claro para atacar-defender al mismo tiempo el gran trabajo hecho desde las viviendas de los teletrabajadores: "hay que hablar claro", aunque en estos momentos de pandemia ha habido gente que ha trabajado muchísimo, "pero también el teletrabajo permite que se trabaje menos". O sea, se han trabajado dos horas más de jornada diaria, trabajando menos, ¿? Tampoco cuadra.

Pero la cuarta es definitiva: "La misma labor que hace una persona aquí en España la puede hacer en Portugal, en Brasil o en Argentina otra persona que esté teletrabajando. Y el mundo es global, la propia digitalización es global. Por tanto, cuidado con cómo se plantea esto".  Parece decir: si no os enteráis os recuerdo que debéis que tener mucho “cuidado” (un nuevo peligro) porque me voy a otra ‘patria’ más barata.

Las respuestas sindicales de CCOO y UGT a las amenazas han sido: que es “urgente” regular la prestación del trabajo a distancia porque ahora con la pandemia se ha extendido sin cumplir derechos de los trabajadores, como: abusos en los horarios que destaca CCOO y el soporte de los costes laborales por los empleados que comenta UGT. Nunca es tarde…

Hasta aquí las luces de la CEOE, que vienen a cuento un mes más tarde que ya me pronunciara en mi artículo del 29 de mayo sobre el teletrabajo, como el gran descubrimiento de la patronal para hacer que los trabajadores siguieran produciendo en sus empresas durante el confinamiento y la parálisis del trabajo que imponía la pandemia. En dicho artículo relacionaba la principal ventaja que nos vendían: La conciliación familiar. Terminaba el artículo diciendo “Sólo queda la posibilidad de conciliación y en la realidad los trabajadores lo están haciendo por otras vías y muy pocos por la del teletrabajo.”

La conciliación familiar nada tiene que ver con el teletrabajo.

Hoy debo insistir en que nada tiene que ver la conciliación familiar con el teletrabajo. La conciliación familiar debió convertirse en un derecho laboral desde el momento en que la mujer se incorpora al trabajo asalariado y deja la inconmensurable tarea de atender a la familia, el hogar y gran parte de la educación de los hijos que serán los ciudadanos que conducirán el país en el futuro, esta tarea que recaía esencialmente sobre la mujer de la clase trabajadora debió ser compensado económicamente cuando abandonaba su trabajo externo para atenderlo, acto que generalmente no realizaban las mujeres de la clase acomodada.

Hoy la deuda con la mujer es difícil de saldar, a estas fechas debe hacerse con cualquiera de los cónyuges durante la crianza de los hijos fundamentalmente, igualmente del cuidado de hijos enfermos o necesitados de cuidados familiares y hasta muchos casos de familiares dependientes, etc. Tratar de hacer desaparecer el derecho de la conciliación en la clase trabajadora con el teletrabajo para que madre o padre resuelva las tareas familiares al mismo tiempo que trabaja es un abuso más sobre las clases más desfavorecidas.

La importancia de la actitud de Garamendi:

Este caso que pasa casi desapercibido tiene importancia porque el mundo empresarial se sitúa en la misma senda estratégica de la derecha neoliberal y la ultraderecha sin disimulo contra el actual gobierno; también porque muestra sin tapujos el modelo de los supuestos empresarios ‘patriotas’ y ‘creadores de empleo’. Este es el ‘cielo’ de la muy ‘alta’ derecha como la de ¡Arriba! España, de la derecha de la economía de mercado, defendida machaconamente a diario por todos los medios escritos y visuales, a excepción de una resistencia virtual; la derecha de los que defienden la monarquía como sistema político-económico integrado; la de los que rescatan bancos que no devuelven el dinero prestado y la que recorta derechos y salarios a los trabajadores…

Esta mala gente nunca ha tenido patria, sólo residen y negocian aquí mientras el beneficio sea máximo, si no es así te dirán: ahí está Portugal o Brasil y en cualquier caso allí están los países subdesarrollados sin normativa laboral alguna.

Si los españoles no se enteran de lo que representan las palabras del presidente de la CEOE, de algo tan directo y claro contra los asalariados y el menosprecio a este país, es que se ha perdido el sentido crítico, el concepto de la ética, de la dignidad y de la justicia. En otras palabras, los españoles parecen haberse asentado en la más absoluta ignorancia de la realidad, muy posiblemente ayudados y confundidos por la incesante y exitosa labor de los medios de comunicación para mostrar realidades imaginarias y falsas con sus mentiras.


La política y la pandemia.

En cualquier caso, el caso Garamendi es paradigmático de cómo el mundo empresarial muestra cada vez con más descaro su posicionamiento político exacerbando el conflicto histórico de clases aumentado ahora aún más por la crisis del coronavirus, y lo hace centrándose en la cuestión que se considera, la segunda crisis en prioridad: ‘La Economía’, después de la salud-vida de las personas, pero hay quien la quiere imponer como primera a toda costa, ¡Salvemos la economía! nos dicen, pero es ‘su economía’ la nuestra nunca les importó.

Demos gracias a la ‘política’ tan depauperada por los que no la necesitan, ya que con su poder podían manipular y humillar a la gente con jornales de hambre y hacer sus negocios a conveniencia. Gracias a la ‘política’ que ha hecho posible que el actual gobierno de coalición de carácter progresista, que ha tenido el infortunio de tener que luchar contra el COVID-19, pero que hará y ha hecho lo alcanzable, y algo más, para mantener la prioridad salud-vida.

El gobierno de coalición, afortunadamente progresista, era conocedor de las tragedias de supervivencia alimenticia y de todo tipo, que acompañarían a las de la enfermedad provocada por la pandemia y atacó, en un plazo breve, con aportaciones de dinero público y su aval, créditos para las pequeñas empresas, desplazamiento de los plazos de pagos, evitar los cortes de luz y de agua, paró los ERE y forzó los ERTE con ayuda pública. Un conjunto de medidas que jamás se han hecho en España y sin dilación aceleró la tramitación del Ingreso Mínimo Vital.

No dudo que las presiones externas e internas afectarán a sus deseos y algún que otro sapo se habrán tragado y nosotros con ellos. También sufrirán un desgaste político no por sus actos sino por los ataques bochornosos de bulos y mentiras para echarlos del gobierno. No hay que olvidar que la derecha y la ultraderecha, sus adversarios, son ‘mala casta’ y la ‘mala casta’ es peor que una opción política, porque históricamente, en su ansiedad insaciable, nunca les importó la vida humana si esta les representaba un freno a sus beneficios.

El Castillo de Naipes de la economía y el auténtico valor del trabajo.

El confinamiento ha trastocado las relaciones laborales, el sistema productivo y ha sacado a la superficie, de este semidios con pies de barro ‘La Economía’ capitalista y de mercado, su debilidad como sistema y también ha echado abajo las cortinas de un falso y obsceno escenario dejando visibles las débiles estructuras de un decorado de tela y cartón piedra. Toda la estructura social se sostenía como un castillo de naipes, bastando que una simple carta se moviese para que todo se viniese abajo, tal y como ha sucedido.

En apenas dos semanas centenares de miles de pequeñas empresas (80% del trabajo de nuestro país con tres trabajadores de media por empresa) veían que su ‘línea de crédito’ se consumía y que la Banca no se la reponía. Si en dos semanas no había venta no se pagarían los alquileres de los locales, ni las facturas, ni los impuestos… la ruina y el cierre tardarían poquísimo en llegar. Pymes y Minipymes, autónomos y ‘falsos autónomos’ se dieron cuenta que vivían al día, que pese a predicar su ‘éxito’, en su barrio, catalogándose de ‘Empresarios’ de ‘Emprendedores’ la dura realidad es que nunca lo fueron y su llegada al mundo ‘empresarial miserable’ fue por obligación y por no encontrar ninguna salida.  La subcontratas de las subcontratas era su auténtico papel a jugar en el dichoso sistema, se borraron de los sindicatos y se apuntaron a las asociaciones empresariales, pero no sabían que cuando la cabeza (el empresario real, el capitalista, las multinacionales) se tambaleaba ellos, cola de látigo, se descontrolarían perdidos hasta desaparecer.

Todo el mundo lo sabe, ahora queda asumirlo. Ha quedado demostrado que muchas cosas que nos vendían como sagradas e inamovibles eran una pura invención y las que eran estratégicamente devaluadas han resultado ser el sostén real y la base de la subsistencia social. Toda el área social que comprendía al mundo del ‘Trabajo asalariado’ desde el más catalogado interesadamente como simple, también el manual y hasta el más complejo han recuperado su auténtico ‘valor’, sin ellos la sociedad se paraliza y deja un mundo fantasmal.

Estas realidades han sido un paso importante para esperar que la población asumiera todo lo que ha estado viviendo y que en una supuesta indignación global exigieran que no haya vuelta atrás.