martes, 19 de marzo de 2019

MUNICIPALISMO Y COMARCALIZACIÓN



Enrique Cobo

19 de marzo de 2019


Los ayuntamientos son los cimientos de lo mejor de nuestro sistema político: la democracia. Sobre ellos podría descansar gran parte de la fuerza institucional del sistema democrático si estructura institucional se hubiera montado sobre la misma lógica que constituyo los ayuntamientos, como instituciones cercanas a los ciudadanos en cuyo ámbito los vecinos tienen o pueden tener información contrastada de lo que les interesa, pueden conocer a quienes les quieren representar, de las personas que les representan.  Son instituciones en las que las técnicas de la democracia, las bases que la constituyen son más claras de aplicar cara a una mayor conjunción entre representantes y representados.

Yo fui feliz de alcalde. Serlo en Motril y de la forma en que concretamos  nuestras relaciones las instituciones y los ciudadanos hizo posible que hiciéramos frente a muchas aspiraciones y sobre todo a que nos sintiéramos bien entonces y ahora, contentos de haber vivido aquella aventura de los primeros ayuntaminientos democráticos.  Me sentí querido y respetado y sé que los ciudadanos se sintieron importantes, poderosos y que dependían de sí mismos. Éramos leales con nuestro pueblo  porque el poder lo tenía el pueblo en un sentido mucho más verdadero que en otras relaciones en otras instituciones. Aprendimos juntos a que se pueden hacer muchas cosas si vamos juntos y también es verdad que nos quitamos el muermo de la impotencia.

Quizá la característica más original de los ayuntamientos como institución democrática es que puede ser verdad que a una comunidad TODO LO HUMANO LE IMPORTA, que todo lo que afecta a los ciudadanos es de  competencia municipal, bien porque tienes medios para ello y la ley te atribuye esa competencia o bien porque tienes fuerza para luchar para que otras instituciones titulares de tal competencia satisfagan las aspiraciones de la gente. También en ese ámbito nos sentimos mas capaces de relacionarnos con otros poderes no institucionales porque uno de los papeles que puede desempeñar un ayuntamiento es dar protagonismo, representar a los que no pueden construir la ciudad pero que son los que la viven, ordenar el uso de los espacios, de los recursos, del  ordenamiento urbanístico de acuerdo con los destinatarios de sus usos pero que no pueden hacer la ciudad, poniendo limites a otras ambiciones de los que tienen los medios para construir la ciudad desde su particular perspectiva e interés.

Sin duda lo más relevante de la institución municipal es la fuerza de la democracia en su significado más limpio, la fuerza de la soberanía popular. El ayuntamiento es el ámbito en el que se dan las circunstancias para que se pueda expresar de forma más nítida y cualificada esta fuerza a la que hemos entregado nuestro futuro.

Creo que  en general, sin matices, el cambio operado en España por causa de la democracia municipal ha ido espectacularmente a mejor quizá porque nos permitió usar una fuerza democrática muy poderosa que  debería seguir teniendo en los municipios una instancia capital para su desarrollo, para la acumulación de las fuerzas para la democracia.

Sin embargo considerar a los ayuntamientos como instituciones base para sostener el edificio de las instituciones del estado de derecho se quebró al emplear otros principios para subir desde la base municipal. De hecho a  ese poder local se le aisló como poder democrático para colaborar con las otras instituciones no dependiendo de ellas sino compartiendo la construcción del bien común. Las Diputaciones obedecen a valores propios del momento en que se crearon. Se querían unas administraciones más eficaces, más controlables desde el poder central  con la  lógica centralista de hacer llegar a los territorios  los servicios mínimos indispensables e incluso planificar el desarrollo económico y de servicios en territorios construidos con la lógica del sistema político y económico del momento en que se crearon las Diputaciones, momento que perseguía el orden y el control de un estado centralista: “Todo para el pueblo pero sin el pueblo”.

Sin embargo los valores constitucionales, los valores de la democracia hubieran tenido su desarrollo lógico en que la más próxima institución supramunicipal fuera también fruto de la democracia de elección directa. Si hubiera sido así -o cuando pueda ser así- la lógica del sistema democrático nos lleva a pensar en LA COMARCA  como institución fruto del ejercicio del voto directo y democrático de una serie de ciudadanos vecinos de sus  ayuntamientos que para hacer posible algunas de sus aspiraciones construyan  un ámbito más apropiado que el de cada  ayuntamiento por sí mismo.

Creo que la comarca es una institución a la que se aspira lógicamente, pero a la que se le pretende dar salida a través de las “mancomunidades”  manteniendo las Diputaciones con un importantísimo papel en las provincias aunque no disfruten del principio existente en las demás instituciones democráticas: Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y el Estado. La “lógica” de nuestro sistema constitucional es que las instituciones democráticas se forman a partir del voto directo de los ciudadanos y con los objetivos y con las competencias y recursos que les diera su carácter plurimunicipal. Siguiendo con esa “lógica” podríamos deducir que deberían ser la circunscripción para la elección de los representantes en las otras instituciones, tanto de los Parlamentos de las Comunidades Autónomas como para El Congreso y el Senado.

En este momento, antes de las elecciones municipales, creo oportuna la reflexión. Que aproveche.