La
crisis económica de 2008 desató un proceso de destrucción y deterioro de
derechos, libertades y condiciones de vida dignas, transformándose en una
crisis “social, política, territorial y constitucional” que cierra puertas a un
futuro de progreso, necesitado ya de una Nueva Transición.
Manuel
Armenta
10 de Diciembre 2019.
Muchos acontecimientos de gran relevancia
para el régimen de Democracia y para las condiciones de vida: económicas,
sociales y políticas de las personas, se han producido desde que la crisis
económica saltó en el 2008, y los poderes Institucionales, económicos y
financieros forzaron su destrucción para
proteger sus beneficios e intereses de clase y de poder.
La paz social y convivencia sostenida durante
30 años se fracturó, abriendo caminos de confrontaciones
en todos los ámbitos de la sociedad civil: social, laboral y política contra
toda forma de poder. La crisis económica acabó abriendo espacio y confluencia
con una crisis social, política y
territorial que perdura en la actualidad, con dos tendencias claras de
confrontación y cambio hacia: una Democracia sostenible y recortada
en derechos y condiciones de vida dignas o una Democracia reforzada y fortalecida en las Instituciones Públicas para primar
los derechos de las mayorías sociales y el bien común.
Una mayoría social dijo basta en las calles y
centros de trabajo en el 2011, representada en el 15-M y hoy sigue siendo el referente de la quiebra del Pacto del 78 y de la
Nueva Transición por una Democracia Justa, Igualitaria, Progresista y
Sostenible para todas las personas sin discriminación de ningún tipo. Mayoría
social que también se expresó en las urnas en las elecciones de 2014-2015-2018
y 2019, dibujando un nuevo escenario de confluencias
para gobernar, y la fractura del bipartidismo mayoritario PP-PSOE.
Las derechas, tras la Moción de Censura que les arrebató el poder, actuaron con rapidez e
inteligencia para configurar su núcleo confluyente de poder Institucional
PP-C´s-Vox, de la España recortada en
derechos políticos, sociales, económicos y territoriales a la que aspiran en
el conjunto del Estado. Objetivo del nuevo modelo muy bien marcado por los
poderes económicos, la Iglesia Católica e ilustres personajes del sistema del
78, ante la perspectiva de una Coalición
Progresista, de Izquierdas y Nacionalistas que trabajan por la nueva confluencia de Gobierno de España y una
nueva Transición.
Las izquierdas, tras la repetición de
elecciones que les ha reportado un cierto recorte de apoyo electoral, siguen manteniendo la suficiente mayoría de
representación para que haya un gobierno de progreso que NO profundice la
doble crisis Constitucional, social y territorial que ha servido para justificar
los recortes y pérdida de derechos en
todos los órdenes de la vida. Y desde esta premisa, implementar el nuevo
modelo de Transición que tenga como los objetivos preferentes: recuperar derechos y condiciones de vida
dignas, aplicar los principios Aconfesionales de la Constitución y abrir
caminos para un nuevo modelo de Democracia más Justa e Igualitaria para las
personas y los territorios.
Y desde la sociedad civil, será
imprescindible y necesario mantener y
reforzar las luchas y movilizaciones en las calles, centros de trabajo y
educativos como ya protagonizan y lideran las Mujeres, Pensionistas,
Memorialistas y Estudiantes en el conjunto del Estado. Avanzar en la organización y sostenibilidad de los movimientos que
permita una mayor y consistente representación en la sociedad civil –de la que
ya se tiene- , y en las Instituciones de forma competencial –que no se tiene-, y que serán imprescindibles para
conquistar las reivindicaciones que se necesitan en cada momento.
La clase obrera necesita refundar sus formas de organización y representación no solo en los
centros de trabajo, sino gremiales y en su caso, territoriales, porque la
estructura sindical está absorbida por el sistema Institucional y empresarial y
muy alejada de la vida real y representativa
del mundo del trabajo y de la clase trabajadora, que se enfrenta no solo a
recuperar el derecho laboral y económico arrebatado, sino a su transformación
consecuencia del avance tecnológico en el mundo de las empresas. Probablemente,
el mejor camino de reinicio de organización del movimiento obrero, resida en la
asamblea y la representación directa
electa, sin menoscabo del sindicalismo organizado, y juntos avanzar en un
modelo de Democracia participativa más inclusivo de la sociedad civil.
Los sectores progresistas provenientes del mundo intelectual, de la cultura, las
ciencias y sistemas de I+D+I, que fueron tan importantes y determinantes en las
luchas anti-franquistas, son hoy una necesidad de que retornen al mundo organizado de la lucha, al margen de los
partidos políticos y desde su transversalidad, para sumar capacidad y fuerza
social al modelo de sociedad Democrática que con ésta nueva Transición que se inicia es posible conseguir. Las calles, las urnas y hoy partidos y
organizaciones unidos por una alternativa de progreso lo necesitan.
Los sistemas públicos básicos del régimen de
Democracia: Educación, Sanidad, Vivienda y Pensiones, están siendo destruidos y
privatizados en beneficio de grandes
empresas y de la iglesia católica, causando estragos, discriminación y desigualdad entre personas y sectores
sociales, que evidencian el modelo de
Democracia en retroceso que
estamos viviendo en España. Tenemos que cambiar ya ese rumbo para que las
personas, la sociedad y las Instituciones antepongan en libertad, la
convivencia y el interés general al particular, en todos los territorios del
Estado con el otro modelo de Democracia
en progreso, igualdad y libertad.
La Transición del 78 ya no ofrece la
estabilidad política, social, territorial y aconfesional que necesitamos. Las
alternativas y soluciones del 78 retroceden
hacia un régimen más recortado, y solo nos queda el camino de progreso con una nueva Transición para poder reconstruir la Democracia con más libertad y derechos, con más igualdad y condiciones de vida
dignas, con más libertad territorial
para unir a España, con más I+D+I y
con más democracia representativa y
aconfesional en todos los órganos del Estado. Los próximos cuatro años y las nuevas fórmulas confluyentes de movilización,
sufragio universal y la gobernanza progresista, son claves y únicas para
avanzar hoy.