Francisco Casero Rodríguez
26 de enero de 2021
Nos encontramos en una situación, a consecuencia de la
pandemia, que está provocando efectos negativos en los servicios públicos,
mostrando las deficiencias a raíz de los recortes que se han ido realizando en
las administraciones públicas durante décadas. Es necesario abordarlo desde una
perspectiva en la que los agentes sociales, sociedad civil, administración
pública y empresas privadas participen ofreciendo respuestas adecuadas a los
problemas que se nos están presentando.
Por vez primera, disponemos de unos fondos
europeos, los Next Generation, que
nos pueden posibilitar sentar las bases para un sistema económico y de bienestar
diferente.
Actualmente nos enfrentamos a uno de los mayores retos que va a afrontar la humanidad, el cambio climático. Sin políticas contundentes y medidas decisivas no se pueden dar soluciones a la realidad causa/efecto a la que la humanidad del presente y del futuro va a tener que responder a corto, medio y largo plazo.
Con el Acuerdo de París se establecieron los compromisos para frenar y revertir el proceso de degradación de nuestra propia calidad de vida. En el mes de diciembre la Unión Europea ha celebrado una nueva cumbre para reforzar y asumir nuevos compromisos, liderando iniciativas mundiales para frenar el cambio climático.
Las estrategias europeas de Biodiversidad y De La Granja
a la Mesa, en el marco del Pacto Verde Europeo, establecen con claridad unos
objetivos, instando a los Estados miembro a sumarse a ellas. En Estados Unidos
la nueva administración de Biden se ha propuesto recuperar el tiempo perdido en
este terreno.
La Fundación Savia, consciente de las
dificultades y consecuencias que puede provocar el Cambio Climático en
Andalucía, uno de los territorios más vulnerables ante los efectos negativos
que va a acarrear esta crisis climática, ha solicitado declarar la Emergencia
Climática en nuestro territorio, pues el futuro de Andalucía, la calidad de
vida de los andaluces y andaluzas y de nuestros hijos y nietos no es en
absoluto optimista, por las consecuencias derivadas que se vienen observando,
como son el descenso sistemático de las precipitaciones, las necesidades de
cambios de uso del suelo, el despoblamiento del medio rural, la desertización,
la pérdida de biodiversidad, la degradación de nuestros valiosos espacios
naturales, la desertización, la necesidad de cambios de cultivo, la pérdida de
suelo fértil, la concentración de la población en las ciudades y la costa…
La Unión Europea va a destinar para la
recuperación de esta pandemia unos fondos denominados “Next Generation”, que se
pueden convertir en una verdadera oportunidad para financiar proyectos
innovadores a nivel sectorial, económico y social. Deben ser aprovechados para
poner en marcha una estrategia que transforme la actividad hacía un modelo
sostenible, en el que la economía circular y la lucha contra el Cambio
Climático sea un objetivo claro y transversal.
El carácter finalista de estos presupuestos
supone actuar de manera diligente y colaborativa para diseñar los mecanismos
adecuados a través de proyectos que engloben y den soporte a los retos
estructurales de los territorios, como son la articulación del territorio
rural, la despoblación, el sector primario con su apuesta por el valor añadido
y la economía circular, la gestión hídrica y el cambio climático, tan presentes
en Andalucía.
La Fundación Savia, consciente de la importancia
de los fondos, ha solicitado que se cuente con la participación de los agentes
sociales conocedores de las necesidades, carencias y singularidades del
territorio. El gobierno andaluz en su conjunto debe hacerles llegar la
información y los canales de participación a través de los responsables de cada
área, para implicar y trasladar la importancia del momento en el que estamos,
motivando y dinamizando a los agentes sociales.
La Unión Europea nos está trasladando una ayuda
económica, pero también un mensaje claro: es el momento de abordar cuestiones
de calado que transformen la realidad del territorio. Podría estar aquí la
clave del tanta veces nombrado cambio de modelo productivo. Nuestro reto
consiste en llevar al territorio y la gente la innovación, la modernización, la
digitalización, el dinamismo económico y social que nos haga progresar de forma
justa e igualitaria. Es el momento de creernos que, de verdad, somos capaces de
transformar la realidad de Andalucía para llevarla al lugar de referencia que
en justicia se merece.
La Fundación Savia, consciente de las
necesidades del territorio, ha presentado varios proyectos a los Fondos
Europeos para abordar aspectos relacionados con la defensa del territorio, la
naturaleza y su gente, para un futuro más sostenible.
Entre los proyectos presentados por la Fundación
Savia destacan la creación de “Plantas de Compostaje de subproductos de
Almazara de aceite de oliva y del Olivar”, “El abastecimiento de agua para la
ganadería extensiva” y el “Control y seguimiento de especies invasoras”.
En lo que respecta a la economía circular en el
olivar, se trata de que el alperujo deje de ser un residuo y se convierta en un
subproducto del sector, devolviéndolo al terreno del olivar, pudiendo ser una
solución para empezar a corregir la grave carencia de materia orgánica que
sufren los suelos de los olivares. De esta manera aumentaría la fertilidad y la
capacidad de filtración y retención de agua, además del incremento de secuestro
de carbono, contribuyendo directamente en la mitigación del cambio climático.
Por otra parte, la Fundación Savia, fiel
convencida del desarrollo de la ganadería extensiva, ha presentado un proyecto
para facilitar el acceso de la ganadería extensiva al agua.
Los ganaderos necesitan un plan de choque que dé
respuesta a los acuciantes problemas que padecen como consecuencia de la sequía
y el cambio climático, que han llegado para quedarse. Así, las líneas de
trabajo se resumen en la implantación de charcas y abrevaderos, así como
aljibes que recojan agua de lluvia de las cubiertas de establos, naves
ganaderas y caseríos, complementados con pozos de sequía, gestionados y
alimentados con bombeos fotovoltaicos.
Por último, hay que dar solución a las negativas consecuencias de la llegada de especies invasoras, un problema grave y transversal en todo el territorio. Para poner freno a este proceso es necesario poner en marcha medidas transversales, ambiciosas y continuadas, de control y seguimiento de especies invasoras, cuestión clave en la propia defensa de la integridad del territorio y su biodiversidad. Las propuestas se sintetizan en la creación de un observatorio permanente de control de especies invasoras; el diseño y puesta en marcha de alertas tempranas ante la llegada de nuevas especies al territorio; planes de control y erradicación de especies invasoras ya presentes en el territorio; medidas de refuerzo de las especies autóctonas; y la creación de una red de expertos y técnicos para vigilancia y coordinación de los trabajos.