Vientos de Cambio Justo

martes, 9 de marzo de 2021

14-F 2021 – DIA HISTÓRICO PARA CATALUÑA

Las elecciones celebradas en Cataluña el 14-F muestran un nuevo espectro de la realidad social y política, con derivas imprevisibles en la creación del nuevo gobierno y en las perspectivas de gobernanza y entendimiento con el conjunto del Estado.


Manuel Armenta

9 de marzo de 2021

Estas elecciones han puesto en evidencia la profundidad de la crisis territorial, a pesar de la sanitaria y social provocada por el Covid-19, que tan profundamente prioriza y afecta todo el devenir de las personas y la sociedad.

La voluntad popular se ha expresado en libertad tanto en las urnas como absteniéndose, y en consecuencia, se tienen que asumir como democráticas todas las alianzas políticas que puedan surgir como consecuencia de sus resultados, que tendrán repercusiones para el conjunto de la sociedad, no solo catalana, sino del conjunto del Estado. Algunos aspectos de especial relevancia de esta realidad son estos:

-      Un nivel de absentismo del 46,45 % (2.764.240 personas), que es la primera vez que ocurre desde las primeras elecciones autonómicas de 1980. Lo que significa que casi la mitad de la sociedad no ha expresado su voluntad en las urnas. La ha expresado con su silencio.

-     Los resultados electorales expresados en el número de escaños han mostrado varios referentes de gran relevancia: la confluencia de escaños y la primacía de votantes del PSC y ERC, frente al histórico poder político Institucional de las derechas nacionalistas y hoy radicales independentistas de JUNTS; la aparición de VOX con 11 escaños y 4ª fuerza política electa con más de 200.000 votos, en contraposición de la caída de C´s y PP que se convierten en las dos fuerzas menos votadas y con menor representación, incluso unidas, que la ultraderecha; y finalmente, que la única opción factible de gobierno tendrá el liderazgo del republicanismo de ERC por primera vez en la historia de nuestro actual modelo de Democracia.

Como la formación de gobierno requiere de mayorías suficientes que garanticen la mejor andadura posible, y como las dos fuerzas más votadas están lejos de ello por separado, se necesitarán pactos y confluencias mayoritarias y suficientes para la gobernanza. Y en esta dirección, las corrientes independentista-nacionalista o progresistas superan la mayoría absoluta, al margen de las diferentes ideologías que soportan unas y otras. La primera, con la perspectiva de ejercer una supremacía radical y de confrontación con el Estado, a pesar de lo necesitadas que están de hacer pactos y confluencias con las fuerzas progresistas PSC-PODEM, que gobiernan en el Estado y son imprescindibles para el entendimiento y posibles avances en conquistar la capacidad de ejercer los derechos para dividir o unir en libertad los territorios y la reconstrucción social progresista que Cataluña necesita.

Las urnas se han expresado con la suficiente claridad para que las opciones de gobierno tengan que ser transversales y confluyentes, tanto si su carácter político e ideológico es nacionalista, independentista, derechas o izquierdas, etc., porque ante todo demandan una salida plural y de entendimiento más centrado en la vida social y económica del conjunto de la sociedad y las personas. Incluso también debemos considerar que un 50 % del abstencionismo que siempre votó, y en esta ocasión priorizó su silencio y no movilidad debido a la crisis sanitaria del covid-19, es expresión de una voluntad del bien común y condiciones de vida dignas, sobre cualquier otro interés partidario, nacionalista o radical.

La historia de los gobiernos catalanistas también ha evidenciado la clara responsabilidad del deterioro de la economía, los servicios públicos, el mundo laboral y las desigualdades que se viven, teniendo como principal protagonista al independentismo de la derecha ultraconservadora, que siempre fue (con diferentes siglas) la fuerza gobernante y la más votada: JxCAT y el PDeCAT, sucesores de Convergencia Democrática, que fue el principal aliado del PP cuando los recortes hicieron de Cataluña uno de los territorios donde se aplicaron de la forma más severa de toda España.

La exclusividad y prioridad de las políticas y los objetivos independentistas para formar gobierno hoy solo serviría para abrir las puertas a la confrontación radical que ya se vivió con la DUI y el 155 y no para la reconstrucción social y económica que se necesita, que es en los barrios populares y obreros donde más se demandan para superar el grave riesgo de pobreza y desigualdad que en ellos se han asentado (casi el 40 % de la población en general y el 50 % en la población de menos de 18 años). “Casualmente” son los barrios de mayor abstención y de mayor crecimiento de Vox, donde el trabajo, la sanidad, la vivienda y las escuelas son las prioridades que más se demandan y necesitan.

Es la hora de una nueva Generalitat “Republicana progresista”, y que sin abandonar objetivos políticos nacionalistas, busque el entendimiento para la formación del gobierno o la gobernanza que Cataluña y el conjunto del Estado necesitan para avanzar en momentos tan críticos, con la profunda crisis social que viven Cataluña y toda España. El entendimiento de ERC, PSC y ECP garantizaría una mayoría absoluta de 74 escaños que igualaría los escaños sumados de las fuerzas nacionalistas-independistas (ERC, JXCAT y CUP).

El Ayuntamiento de Barcelona, como expresión de gobierno progresista, consiguió con el PSC y ERC formalizar un pacto de presupuesto social, impulsar 83 proyectos en diez distritos de la ciudad, y un proyecto de ciencia ciudadana para impulsar el talento, con una perspectiva de género, como una expresión más de la necesaria reconstrucción social y confluencia. Y entre otras muchas políticas sociales implementadas, cabe destacar la creación en 2019 de la primera operadora pública de electricidad, “Barcelona Energía”, 100 % verde, políticas de vivienda y un largo etc., que sobre-evidencian que el interés social y general es prioritario a cualquier otro de carácter político más sesgado.

La gravedad de las crisis globales es tan profunda que remueve los cimientos y valores que sustentan a las sociedades, y su reconstrucción tan compleja y complicada en todos los órdenes de la vida, que hace necesaria e imprescindible la convivencia social de la gran mayoría de personas en los objetivos de libertad y derechos que aporten vida digna a la sociedad en su conjunto, por encima de las corrientes políticas e ideologías de partidos que se definen de izquierdas, progresistas, nacionalistas o independentistas.

Los votos y las abstenciones han hablado con las papeletas o el silencio, aunque solo el voto es expresivo de la voluntad popular para gobernar. Pero el silencio ha posicionado a las futuras Instituciones más lejos que nunca de la ciudadanía, cuando ésta más las necesita para subsistir y avanzar en derechos, libertad, condiciones de vida digna e igualdad.