martes, 29 de abril de 2025

PARIR, PARIR, MUJERES

 


José Antonio Bosch. Abogado.

29 de abril de 2025

Este artículo ha sido también publicado en NR Periodismo Alternativo.

 

En Sevilla, la ciudad en la que vivo, la portavoz municipal del Grupo VOX afirmaba recientemente que “hemos conseguido imponer nuestras políticas en el Ayuntamiento de Sevilla". Y no se puede negar que tiene toda la razón por cuanto, si el pasado mes de enero consiguieron retirar el apoyo municipal a los planes de igualdad de los Sindicatos, destinando el dinero de esos planes a un convento y a una ONG antiaborto, ahora, con apertura anunciada para el día 12 de mayo, ha sido presentada por el señor alcalde, en compañía de diversos cargos de VOX, la Oficina de Atención a la Maternidad cuya traducción al idioma de la calle se correspondería con “Chiringuito antiaborto”, cuya directora, elegida a dedo, candidata de VOX a las listas del Senado por Sevilla, es una profesional de la procura y antiabortista declarada.

Para el alcalde, militante del PP, que sigue una senda ya iniciada por el Ayuntamiento de Alicante, la nueva oficina es “una magnífica iniciativa” para combatir el “brutal” descenso de la natalidad en Sevilla, además de ser un requisito necesario para lograr la aprobación de sus presupuestos. Mucho más expresiva, la portavoz de la extrema derecha afirmó en la presentación de su oficina que “más que emergencia climática, tenemos una emergencia demográfica”, así que, al parecer, lo que les preocupa es el descenso de la natalidad en Sevilla a cuyo incremento pretenden contribuir.

Dada la poca afición (por decirlo suavemente) que desde amplios sectores de la derecha se tiene por los datos, por los hechos, es necesario recordar a este “matrimonio de conveniencia” que Sevilla detenta el trágico récord de tener los tres barrios más pobres de España, que el 32,8 % de su población menor de 18 años se encuentra en situación de pobreza infantil y que la ciudad tiene una tasa de desempleo del 17,15 %.

Además, Sevilla sufre un incremento anual en el importe de los alquileres que roza el 9 % y es el sexto municipio español en número de viviendas de uso turístico teniendo, además, el 6 % de su parque de viviendas deshabitado. Si a los anteriores datos le añadimos la dificultad (en muchos casos imposibilidad) de acceder al mercado hipotecario con los salarios medios locales, se entiende bastante bien, hasta por un niño de “primero de columpios”, que desde el año 2009 la ciudad vaya perdiendo población.

Pero no, para los regidores locales la “emergencia demográfica” es culpa del aborto por lo que su chiringuito antiaborto, que cuenta con un presupuesto de 50.000 € anuales para el salario de su directora, ni va a acometer los problemas de vivienda, ni de pobreza, ni de desempleo, ni de escolarización infantil, sino que va a actuar sobre la despoblación de la ciudad animando a parir, no a todas las mujeres, sino a aquellas mujeres embarazadas que tengan dudas sobre si ejercer o no su derecho al aborto.

A lo mejor soy un iluso, pero creo que, si los jóvenes tuvieran acceso a un puesto de trabajo digno a la finalización de su etapa formativa, si además de cobrar un salario suficiente tuvieran las condiciones adecuadas para la conciliación familiar y si pudieran acceder a una vivienda al comienzo de su etapa laboral que les permitiera vivir en forma independiente, como digo, a lo mejor, aumentaría la población sevillana. Y, además, si se invirtiese en educación sexual afectiva, en toda su amplitud, a lo mejor también bajaba la tasa de abortos.

Por otra parte, no creo que de verdad les preocupe el problema demográfico. Desde hace más de sesenta años el número de habitantes de nuestro país viene aumentando, pero, para desgracia de los “puros”, con personas de colores diversos y de religiones diferentes a la católica y eso no gusta a los propietarios de las esencias patrias que ven cómo nuestros colegios, nuestros parques, nuestras ciudades se van poblando con personas, unas venidas de fuera y otras nacidas aquí, que parecen diferentes y eso les da miedo.

No es una razón demográfica la que mueve al empleo de dinero público a las políticas antiaborto; de lo que se trata es de imponer una concreta moral, la suya, sobre el resto de la población; de lo que se trata es de frenar el desarrollo de los derechos sexuales y reproductivos de la mitad de la población, de las mujeres, y para colmo, con dinero público. Lo que se pretende es poner freno a la conquista de la igualdad real, de que la mujer asuma de una vez por todas que su cuerpo no le pertenece, por lo que cuando “dios le envía un hijo” no tiene derecho alguno a decidir si quiere tenerlo o no.

Y soy consciente de que el presupuesto del chiringuito sevillano es cortito, pero es un ladrillo más como lo son la subvenciones de algunas Comunidades Autónomas (como la mía) a las ONG anti elección, como lo son los diversos chiringuitos municipales y autonómicos que bajo el marchamo de “derecho a la vida” se vienen creando en los últimos años, como lo son los obstáculos variados que en diferentes Comunidades Autónomas se vienen creando al acceso al aborto, unos de la mano de la objeción de conciencia, otros del papeleo previo y otros con la ayuda de los comités científicos. Son ladrillos que uno a uno se van añadiendo al muro que poco a poco se va construyendo para frenar y/o limitar, cuando no suprimir, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en aquellos países en los que creíamos que ya estaba todo conseguido. De lo que se trata, siguiendo los vientos que nos llegan desde USA y que ya están contaminando a Europa, es de regresar al pasado, de que la mujer asuma su rol de madre amantísima y reproductora y se dedique en exclusiva a la crianza. Por ello, a los demócratas no nos queda otra que, ladrillo a ladrillo tratar de ir desmontando el muro.