La
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, en causa de disolución por sexto año
consecutivo.
- Las cuatro orquestas sinfónicas de Andalucía se encuentran entre las peor financiadas del país
- Los poderes públicos tienen el deber de crear las condiciones educativas y materiales para que toda la ciudadanía tenga la posibilidad de disfrutar de las grandes obras culturales de la humanidad
Juan Manuel Valencia
Rodríguez
11
de junio de 2019
“Medio pan y un
libro”. La música, la cultura, son una necesidad para la humanidad
Todos los animales comen, pero
solo la especie humana tiene un tipo de alimento intrínseco a su propia
naturaleza racional, la cultura. El impulso de la creación cultural –artística,
literaria, musical- es una capacidad esencial del ser humano, que ha hecho de
ella una necesidad y una manifestación de sí mismo desde los primeros tiempos
de su existencia sobre el planeta Tierra.
Por esa misma razón, los poderes públicos
tienen el deber de crear las condiciones educativas, materiales y de todo tipo
que se requieren para que la ciudadanía tenga la posibilidad de disfrutar de
las grandes obras culturales de la humanidad. Por supuesto, no a todos nos
tienen por qué gustar las mismas cosas, pero sí que debiéramos disponer de la capacidad
de acceso y de la formación cultural suficientes para, si es nuestro deseo,
pasar ratos inolvidables leyendo las obras de los grandes escritores,
contemplando las obras de los más geniales artistas y cineastas, o escuchando
la música de los grandes compositores.
En septiembre de 1931, durante la inauguración
de la Biblioteca pública de Fuentevaqueros (Granada), su pueblo natal, Federico
García Lorca pronunció las siguientes palabras:
Cuando alguien va al teatro, a
un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su
agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se
encuentren allí… Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi
casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de
medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que
es vida y es bondad y es serenidad y es pasión… No sólo
de pan vive el hombre. Yo, si
tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que
pediría medio pan y un libro… Bien está que todos los hombres
coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del
espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas… Cultura porque
sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el
pueblo lleno de fe, pero falto de luz.
La
cultura no ha de ser un producto para unos pocos, sino algo al alcance de toda
la población. Quienes tachan de elitistas los proyectos que permiten acceder a
las más excelsas creaciones del ingenio humano no advierten, como defendía
Lorca, como propugnaba antes la Ilustración del siglo XVIII, que el pueblo
necesita la luz que aporta la cultura.
Cuanto
mayores sean nuestros problemas, más se requiere que echemos mano de la cultura
para acertar con las soluciones adecuadas. Y sin embargo, la tendencia habitual
de los poderes públicos es bien conocida: en cuanto llega una crisis, lo
primero que se recortan son las partidas destinadas a la cultura, a las Artes,
a la Música.
Hace
unas décadas España era un páramo musical. Había poquísimos espacios adecuados
para la interpretación musical, casi no existían orquestas sinfónicas de alto
nivel, la educación musical estaba en parámetros bajísimos. En los años 90 la
situación dio un giro radical y positivo; se construyeron teatros de ópera y
auditorios, se crearon orquestas sinfónicas nuevas de alta calidad artística o
se reestructuraron algunas de las ya existentes, hasta alcanzar las 27
orquestas sinfónicas que mayoritariamente están sufragadas con fondos públicos,
como es usual en el modelo musical en Europa. Algunos han tachado este proceso
como un despilfarro; seguramente son los perpetuos detractores de lo público,
los que niegan la posibilidad de acceso a la alta cultura a toda la población.
Por supuesto que hay que cuidar del dinero público, sin derroches
injustificados. Pero invertir en cultura no es superfluo, es abrir mil
posibilidades a un país que, en definitiva, siempre dependerá de lo que las
mentes de sus ciudadanos sean capaces de dar.
Las orquestas
sinfónicas andaluzas, insuficientemente financiadas
Se
afirma con reiteración en los medios que estamos saliendo de la crisis. Muchos
ciudadanos de a pie no lo están notando, y parece que la Cultura sostenida con
fondos públicos en Andalucía tampoco. Hoy día la mayor parte de las orquestas
sinfónicas españolas, tras los recortes sufridos durante la crisis, están en una situación estable y consolidada. No es el caso de las cuatro orquestas sinfónicas de
Andalucía, que se encuentran entre
las peor financiadas del país y atraviesan por serias dificultades presupuestarias.
La
Orquesta Ciudad de Granada, con 49 músicos en su plantilla actual, fue creada
en 1990. Está sufragada por la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial y
el Ayuntamiento de Granada. El impago de las aportaciones comprometidas por estas
administraciones públicas ha generado un enorme déficit a la Orquesta y la
mantienen en una situación de inseguridad, con los sueldos de sus componentes
congelados desde hace años. El nuevo Gobierno andaluz, presidido por Moreno
Bonilla (PP), ha manifestado que la OCG no tendrá ni un euro más del que
recibe. Eminentes escritores y artistas han firmado en mayo de este año un
manifiesto en defensa de esta orquesta, que posee un alto nivel artístico.
La
Orquesta de Córdoba, formada en 1992 bajo el patrocinio de la Junta de
Andalucía y el Ayuntamiento cordobés, cuenta con 47 músicos, pues ha tenido que
proceder a un drástico recorte de su plantilla de músicos para equilibrar el
presupuesto.
La
Orquesta Filarmónica de Málaga fue constituida en 1991, mediante un consorcio
entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la ciudad. Su plantilla fue
recortada de 95 a 75 músicos para nivelar el presupuesto. Actualmente cuenta
con 71 músicos, 63 de ellos fijos y 8 con contratos temporales.
La ROSS, en
permanente situación de quiebra financiera por los incumplimientos de la Junta
La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
(ROSS) fue creada en 1990 por decisión de la Junta de Andalucía y del
Ayuntamiento de Sevilla, que participan al 50 % en su sostenimiento. El
proyecto, impulsado por alguna cabeza lúcida de esta ciudad, arrancó en una
coyuntura especialmente favorable. Vjekoslav Šutej,
el primer Director de la Orquesta (tristemente fallecido en 2009), acometió con
la tremenda energía que le caracterizaba la selección de los músicos, con
audiciones efectuadas en diversas ciudades europeas y españolas, además de
Sevilla. La orquesta se puso en marcha con gran rapidez, con 103 profesores de
19 nacionalidades diferentes, que trabajaron en duros ensayos para comenzar en
seguida a dar conciertos. El resultado fue espectacular, según reconocieron
afamados solistas y directores que tocaron con la orquesta en aquellos primeros
tiempos.
La
creación de la ROSS revolucionó la vida musical de la ciudad. A lo largo de sus
casi 30 años de existencia su efecto multiplicador se ha plasmado en la
creación de numerosos grupos de música de cámara, y en una labor docente de
muchos de los músicos que constituye un semillero de intérpretes de alto nivel,
porque la Orquesta es el espejo en el que se miran los jóvenes que aspiran a
ser grandes músicos, como los chicos de la cantera se inspiran en sus ídolos
futbolísticos. Existe una Asociación de Amigos de la ROSS que entre otras cosas
organiza ciclos de música de cámara, charlas pre conciertos y dota de becas de
estudio a jóvenes músicos sevillanos.
Esta
hermosa labor de décadas está en peligro por la precariedad financiera en la que
desde hace unos años se halla la orquesta. La causa reside en que las
instituciones que la crearon y se comprometieron a sostenerla no cumplen con
las aportaciones que deben realizar, en especial la Junta de Andalucía (aunque los
últimos años tampoco el Ayuntamiento de Sevilla está cubriendo por completo la
mitad del presupuesto que le corresponde). Como consecuencia, la ROSS vive en
un déficit permanente que ha estado financiándose a costa de las nóminas de la
plantilla. En una década, la pérdida salarial a causa de la congelación de las retribuciones desde 2009
alcanza más de 1,8 millones de euros, aproximadamente la cantidad que la Junta
de Andalucía debe a la Orquesta. Con este déficit, año tras año desde 2014 la
ROSS viene incurriendo en causa de disolución legal. El representante de los trabajadores,
que desde 2014 era invitado al Consejo de Administración (algo habitual en las
empresas municipales y públicas en general) ha sido ahora expulsado del mismo,
impidiendo que se oiga en él la voz de los músicos de la ROSS. Ya en mayo de
2016 los músicos salieron a la calle a exponer sus problemas mediante un
concierto gratuito en la Plaza Nueva, y de nuevo el pasado mes de Mayo de este
2019 han tenido que repetir la experiencia para dar a conocer a la ciudadanía
la grave situación de la ROSS.
El
incumplimiento de los compromisos presupuestarios se une a lo que ya de partida
es un presupuesto insuficiente para el tamaño y la calidad de la Orquesta. El
nivel artístico de los directores y solistas invitados se resiente, y el
entusiasmo de los aficionados con su orquesta lógicamente decae. En la
plantilla actual de 91 músicos hay 12 vacantes sin cubrir (incluido el
concertino o primer violín de la orquesta), además de 3 puestos de oficina sin designar,
entre ellos el de gerente, tan clave para el funcionamiento de cualquier
empresa. Los trabajadores de la plantilla esperaban alcanzar un acuerdo en el SERCLA
(Servicio Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales), pero no se ha
producido ningún avance. Todo lo contrario, el Consejo de Administración ha
presentado una propuesta consistente en congelar el presupuesto y los salarios
hasta 2025, y no cubrir las plazas de músicos perdidas estos años. Esto
significa pretender que el personal de la orquesta financie con la merma de sus
salarios el desequilibrio presupuestario, algo inadmisible que no puede
exigirse a ningún trabajador y tampoco a estos profesionales de alto nivel,
entregados y orgullosos de su Orquesta, porque así no seguirían. Si no hay avances
en la negociación, los músicos están dispuestos a ir a la huelga durante los
dos últimos conciertos de abono, a finales de este mes de junio.
Sevilla
no puede permitir perder que su Orquesta desaparezca o caiga en un agudo
declive, es una ciudad mítica para la música, el espacio protagonista de 153 óperas,
algunas tan fundamentales para la historia del género como Las bodas de Fígaro y Don
Giovanni (MOZART), Fidelio
(BEETHOVEN), El Barbero de Sevilla
(ROSSINI), La Favorita (DONIZETTI), La fuerza del destino (VERDI), o Carmen (BIZET).
La
falta de un proyecto de futuro hace peligrar la existencia de la ROSS y de toda
su fecunda labor, que podría ser mucho más amplia tanto en la ciudad como en
toda Andalucía con un presupuesto y una gestión adecuados, porque la calidad de
los músicos y su compromiso profesional están fuera de toda duda. Una orquesta
de primera calidad hay que sufragarla como es debido, las cosas tienen el coste
que tienen, y si esto no se asume la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla corre
el riesgo de languidecer en la precariedad hasta perder el sentido que la hizo
nacer, dando al traste con el esfuerzo de décadas de muchas personas. La
ciudadanía sevillana y andaluza no debemos consentirlo. Hay que defender la
cultura en todas sus manifestaciones, sean o no de nuestro gusto particular, o
abriremos paso al embrutecimiento general.