Francisco Casero
Rodríguez
7 de julio de 2020
Nuestro mundo rural,
que es el de todos, su presente, su futuro, requiere que tengamos clara la idea
de que nos resulta imprescindible un medio rural lleno de vida.
Desde hace siglos
nuestro territorio ha estado intervenido, hemos modelado el paisaje. Ahora que
nuestro territorio está antropizado, sigue necesitando de nuestra mano diaria,
por ello, el futuro del medio rural y el de todos pasa por garantizar un mundo
rural vivo, poblado. Que genere aire, agua, clima, paisaje, y también nos siga
proveyendo de tantos productos esenciales que, como hemos comprobado en estos
días es imprescindible que se sigan produciendo en lugares cercanos a su
consumo.
En estas últimas semanas,
la presión al sistema económico y social que ha generado la pandemia provocada
por el COVID19 ha evidenciado la relevancia del mundo rural como factor
fundamental de un desarrollo equilibrado. Se ha comprobado la necesidad de
dotar de infraestructuras de telecomunicaciones en especial a la población más
alejada de las ciudades y centros administrativos, pues el acceso a las mismas
se ha destacado en esta crisis como un elemento de nivelación de
competitividad, de oportunidades y de pantalla para darse a conocer. Hemos
comprobado la importancia fundamental del sector agrícola, ganadero, con sus
transformaciones correspondientes, como sector estratégico de abastecimiento.
Del sector forestal, como lucha en la desertificación, suministrador de
material como biomasa, generador de mano de obra. Estamos viendo cómo, la
producción ecológica, de proximidad, las huertas, los canales de
comercialización dan alimentos seguros, empleo, clima, seguridad, salud.
Muchas personas que actualmente residen en las ciudades están mostrando su
interés por trasladarse a pequeños pueblos. Tienen que reflexionar y tener
claro que vivir en el medio rural no es una cuestión de modas, que la identidad
rural, que mudarse a un pequeño pueblo supone incorporar muchos cambios en el
estilo de vida. Que la actividad de los pueblos, sus principales sectores
productivos, su propia fisonomía responde a un encaje con el tipo de suelo, de
cultivo, de ganadería, de clima y que es la vida de las personas la que tiene
que acoplarse a ello pues sólo así se puede seguir consiguiendo ese beneficio
mutuo personas-territorio que caracteriza la vida del medio rural, que es la
que hace que las mujeres y hombres del campo realicen cada día una aportación
esencial a la calidad de vida de toda la sociedad.
Necesitamos poner en valor a la gente del campo, su dignidad, su calidad de vida. Tenemos
que cubrir desde los servicios públicos sus necesidades, desterrando cualquier
categorización que a veces se percibe por la falta de atención y medidas
pensadas para estas personas. Por eso el despoblamiento, que no es un problema
sino la consecuencia de otros muchos problemas.
Desde la Fundación Savia estamos insistiendo desde hace mucho tiempo a los
distintos gobiernos en sus ámbitos competenciales que se pongan en marcha
medidas como la Digitalización, para mejorar el funcionamiento de
trámites y gestiones administrativas vía electrónica es un objetivo claro.
Restaría importancia al centralismo burocrático urbano. Mejoraría la estima y
la identidad, optimizaría tiempos y costes. Crear un cuerpo de funcionarios Rural.
Establecer incentivos para que maestros, médicos, bomberos, policía,.., que
vivan en el lugar de trabajo. Reforzaría la calidad del tejido social, haría
líderes de opinión y prescriptores del territorio. Permitiría su arraigo en los
pueblos lo que conlleva una calidad de la vida social de los pueblos y evitar
miles de desplazamientos innecesarios.
Una Fiscalidad rural, mecanismos que corrijan la menor
competitividad de los emprendedores rurales. Hacer atractivo las actividades
profesionales y empresariales en lugares remotos. Incorporar el concepto de
discriminación positiva para las actividades que, además de generar productos
de calidad, aportan bienes públicos a la sociedad (agua, aire, paisaje,
energía). Que exista un verdadero contrapunto desde el ámbito fiscal que
contraponga los beneficios de la actividad económica en el medio rural frente
al desarrollismo urbano. Reforzar el municipalismo.
Dotar de fuerza las entidades locales como agentes clave de dinamización
social y económica. Revisar la ley de contratos. Mejorar el urbanismo mediante
la creación de la figura del interventor municipal de urbanismo. Contar
con unos Servicios comarcales dignos que resuelvan los problemas de los
ciudadanos de forma ágil y en el propio territorio. Mejorar la Disponibilidad
de vivienda. Contar con una vivienda digna sigue siendo uno de los grandes
retos de nuestros pueblos, a pesar de que se cuenta con un parque de viviendas
más que suficiente. Debe ponerse en marcha un plan de restauración y acceso a la
vivienda en los pueblos con criterios de respeto del patrimonio que vuelvan a
llenar de vida los núcleos rurales. En el medio rural no existe un problema de
existencia de viviendas sino de disponibilidad.
Defender la industria familiar. Generar empleo y riqueza en sectores
vinculados al territorio es la mejor manera de arraigar las personas al mismo.
La industria familiar vinculada al sector agroalimentario necesita un impulso y
revisiones legales que la doten de agilidad y competitividad. Por ejemplo, como
venimos reclamando desde hace años, que se permita el funcionamiento de
mataderos móviles.
Garantizar la educación.- Es necesario que los jóvenes reciban una
formación académica sólida, pero en su ciclo de crecimiento profesional y
personal es necesario transmitirles la importancia de que desarrollen y
apliquen esos conocimientos en su territorio. Es necesario que incorporemos
como objetivo específico de la formación de los jóvenes el retorno, tras su
educación académica a su propio territorio.
Abordar la crisis climática con un planteamiento desde
lo rural, esto es, adoptar
medidas que permitan, gracias a la experiencia y resiliencia de las mujeres y
hombres del campo, contribuir de manera decisiva a combatir este gran reto
colectivo cuyos beneficios son para todos. Mejorar la movilidad. El
medio rural necesita un plan de movilidad que vaya más allá de la construcción
de grandes autovías. Dotarlo de una adecuada red de carreteras y caminos, de
conexiones ferroviarias que favorezca una movilidad de proximidad ágil y rápida
beneficia a las personas, al territorio, a todos.
La vida del medio rural tiene que generarnos, a todos, el máximo de los
respetos. Es la fuente de nuestros alimentos y también del aire que respiramos,
del agua que necesitamos diariamente. Cuidarlo es cuidarnos. Conservarlo,
mejorarlo es asumir nuestra responsabilidad para con el presente, para con las
generaciones futuras.