Vientos de Cambio Justo

martes, 29 de enero de 2019

Feminismo, ecologismo, democracia y universalismo. Hay que globalizar la libertad



Enrique Cobo
18 de enero de 2019

Yo,  que estoy en el bando de los opresores varones,  he decidido cambiarme al bando de las oprimidas.

Hace unos días fui con alegría a una manifestación feminista en Granada. Sentí alegría al sentirme parte de una pasión compartida en el mundo entero, porque la  liberación de la mujer  es una grandísima fuerza para un futuro mejor para todos, porque es una grandísima batalla que vienen librando en el terreno en el que las buenas gentes del mundo son invencibles cuando coinciden: el terreno del pacifismo, de la no violencia, de las razones, del esfuerzo personal y colectivo por mejorar comportamientos, en el campo de lo institucional, de la acción colectiva y de los comportamientos individuales. Es el feminismo una fuerza noble hacia la justicia difícilmente abatible. Es un  movimiento mundial, que no reconoce fronteras,  que no es  cateta, por nacionalista y que plantea la lucha en toda la tierra, en el mismo ámbito en el que el capitalismo usa sus “armas” (ellos, sí) y, por tanto,  con esperanza de victoria. Porque hay asuntos, los más importantes,  que no tienen solución en un solo país, en un solo territorio, desde un solo punto de vista sino con perspectiva de humanidad. Me dio alegría participar en la manifestación  de una fuerza cargada  de futuro. Vi una mezcla expresiva de los que coincidimos: mujeres, sobre todo, pero hombres también, jóvenes, mayores, obreros, estudiantes, profesionales, y multitud de bandereas diversas, tantas que cada una era insignificante.

Hay otros asuntos importante en el camino de la justicia que van siendo también universales, pacíficos, referidos a intereses de la humanidad, del individuo, de los grupos, de las regiones, en los que coincidimos gentes de todas las partes del mundo: es el ecologismo, la lucha por racionalizar el uso de los recursos y hacer valer los intereses de todos ante los intereses económicos, solo económicos de unos pocos por la sola razón de que tienen dinero y armas a su disposición.

Veo con ilusión también como la causa de la democracia, de la participación de todos en los asuntos que les conciernen  gana posiciones en el mundo,  goza de características parecidas al feminismo y al ecologismo. Los tres  van siendo objetivo compartido  de toda la humanidad;  hay movimientos sociales y políticos en todo el mundo, conciernen a las políticas institucionales pero también a las iniciativas sociales, intelectuales, individuales; son movimientos pacifistas y de resistencia y gozan de prestigio cada vez más grande entre las personas que quieren que se cuente con ellas para tomar iniciativas que les afectan. Estoy convencido: es la democracia, la participación una fuerza pacifica cargada de futuro.

Por otra parte veo que las instituciones nacionales van coordinándose- nosotros en Europa- en base a superar los estrechos márgenes de un estado, veo como cada vez más gentes va cambiando su concepto de soberanía y desea aplicarlo en el mismo ámbito en el que se dan los problemas. Vemos como se definen bien los campos, al igual que en los temas que he nombrado anteriormente: por una parte los nacionalismos excluyentes de los “otros”, las gentes miedosas que trabajan para su protección construyendo muros para su aislamiento, y de otra los esfuerzos por ampliar los grupos de humanos soberanos, desdibujando  fronteras, compartiendo problemas y soluciones  de manera pacífica. Unidos en el mundo entero cada vez más gentes  saben que encerrar el conocimiento, la poesía, los sueños de las personas en jaulas es imposible e indeseable pues vamos comprobando la alegría de compartir, que muchos de mis problemas individuales no tienen  una solución para mí  solo sino que  o lo compartimos o  el mío no se resolverá.. Esta línea de mundialización de las ansias de libertad es menos evidente pero va extendiéndose cada vez más como una aspiración de la humanidad  y que ponemos nuestro deseo en compartir espacios, músicas, saberes, esfuerzos, esperanzas, miradas…que ponemos nuestra esperanza en compartir.

Son señas positivas de nuestro tiempo. El feminismo, la democracia, el ecologismo y la solidaridad avanzan como objetivos compartidos por la inmensa mayoría de la humanidad. Son realidades que nos hacen saber que otro futuro es posible.

Esta perspectiva, que me parece cierta,  es contraria a aquella otra que ve en Vox, en Bolsonaro, en Salvini, Trump…. Las señas de identidad de nuestro tiempo. Siendo también cierta,  está sobredimensionada  porque parte de su éxito consiste en hacernos creer que tenemos motivos para la tristeza y la desesperanza.  En la medida en que lo consigan nos iremos encerrando en nuestra casa, en nuestra vida personal y dejaremos la creación de espacios abiertos a la convivencia en libertad en sus manos y nos construirán cárceles o ……naciones, o estados donde encerrarnos mientras ellos sobrevuelan las aguas negras de su egoísmo torpe y ciego en que quieren convertir la tierra.

Otra perspectiva de lo real es posible.  Es imprescindible que compartamos las realidades que no quieren que veamos y que insistamos en dotarlas de éxito, que logremos avanzar inventando relaciones personales, experiencias personales y de grupo, iniciativas institucionales , creaciones artísticas, pensamientos científicos, haceres profesionales que agranden los caminos  hacia una tierra acogedora, pacifica, con igualdad de oportunidades y tratamientos para todos los habitantes de ella, contentos de compartir lo que nos hace felices, orgullosos de poder tratarnos unos a otros de igual a igual, descubriendo en la otra persona una oportunidad para llegar a disfrutarnos más y mejor. Vale la pena pero tendremos que empezar por creérnoslo para poder vivirlo.