Vientos de Cambio Justo

martes, 14 de enero de 2020

“Misiones de Paz”





Rosario Granado

14 de enero de 2020

El próximo día 30 de Enero es el día de la Paz y de la no violencia escolar. Como todos los años la mayoría de los centros educativos celebrarán este día. Algunos profesores recordarán a su alumnado qué significa la expresión “cultura de paz” y tratarán con ellos de la importancia del diálogo para resolver los conflictos, de la necesidad de respetar los derechos humanos, dibujarán la paloma de la paz, recitarán poemas, y echando mano a todos los recursos a su disposición y también a toda su creatividad inventarán mil y una actividades para conseguir los objetivos propuestos, que los niños aprendan a amar la paz, a ser solidarios, a respetar la diversidad, a dialogar...

Otros profesores quizás les hablen de las “misiones de paz” del ejército español. Puede que completen el tema llevando al mismo ejército a la escuela para que les hable de esas misiones, o incluso llevando a los alumnos a instalaciones militares para que conozcan y se familiaricen con las nuevas armas promoviendo tal vez futuras vocaciones.

El hecho es que estamos viviendo en España y en el mundo un gran auge del militarismo y del belicismo, por supuesto no casual ni espontáneo, al mismo tiempo que vemos cómo se deterioran los valores democráticos, cómo los convenios internacionales y el Derecho Internacional conseguidos con tanto esfuerzo ya no sirven y se sustituyen sin miramientos por la ley del más fuerte llegando incluso a utilizar métodos mafiosos. Basta como ejemplo el último asesinato de Qasem Suleimani, general iraní que fue invitado por el gobierno iraquí a Bagdad a instancias del gobierno de los Estados Unidos para mantener relaciones encaminadas a reducir tensiones en la zona, según declaraciones del primer ministro iraquí Abdul-Mahdi: Trump me pidió mediar con Irán y asesinó a mi invitado.


Pues bien, estas “misiones de paz” que realiza el ejército español en el exterior, con un notable y constante aumento de sus fuerzas, están presentes en Irak con 575 efectivos. Irak fue un país próspero hasta la intervención de EEUU, después de la cual quedó arrasado, sumido en el caos y en la ruina, con más de un millón de muertos y cuatro millones de refugiados y desplazados y que al igual que a otros países ricos en petróleo o en otros recursos, no se le permite alcanzar la normalidad, la reconstrucción y la paz. En total son más de 2.500 militares y guardias civiles repartidos principalmente por África y Oriente próximo. Los contingentes más numerosos se encuentran además de en Irak en el Líbano, con 620 cascos azules. En el marco de la OTAN participan en Letonia y en Turquía, y asesoran a las fuerzas de seguridad en Afganistán. Tras la intervención militar en Libia, el país entonces más desarrollado de África y hoy convertido en mercado de esclavos y de terroristas, España estableció un contingente de tropas en Mali que se unían a las francesas. También hay tropas españolas en Senegal, Cabo Verde, República Centroafricana, Gabón y Somalia, países en los que se adiestran y se asesoran a los ejércitos de gobiernos títeres y se protegen a las fuerzas occidentales.

Vemos cómo se utilizan eufemismos para ocultar los verdaderos fines de estas misiones, que no es otro que apoyar directamente las intervenciones militares de EEUU o de la OTAN o mantener a gobiernos títeres colaboradores puestos por intervenciones anteriores. Bajo ese término de “misiones de paz” se oculta la guerra que los EEUU y la OTAN principalmente llevan a cabo en esas partes del mundo. La nueva política colonial que están desarrollando para la apropiación de los recursos ajenos y la implantación forzosa de las políticas neoliberales, necesita de los ejércitos. No les basta la ingerencia, la presión y las amenazas; ante la resistencia de los pueblos necesitan también de la fuerza militar para imponerse.

Este amplio despliegue militar que al igual que España están llevando otros países responde a los deseos de Trump (y antes de Barack Obama) de que los costes de sus guerras sean pagados también por los países aliados. Los EEUU tienen dificultades para soportar económicamente una fuerza militar capaz de mantener sometidos y controlados a tantos países, por eso decidió que los presupuestos militares de los países de la OTAN tendrían que subir hasta el 2% para seguir aumentando en años posteriores. Recientemente el presidente Trump acaba de firmar orgulloso los presupuestos militares para el próximo año, 738.000 millones de dólares. Según dijo jactándose "la mayor inversión jamás hecha en el Ejército de Estados Unidos". Además, designa el espacio como un dominio de conflictos militares y establece que la Fuerza Espacial se convierte en la sexta rama de las Fuerzas Armadas de EEUU. De este presupuesto descomunal  71.000 millones van para gastos en ultramar. Las guerras en el exterior serán pagadas principalmente por los países aliados. Este es el camino que impone a los países amigos, dejación del Estado de los servicios públicos, más recortes y mayor aumento en gastos militares. La fabricación, el comercio y la inversión en armamento es hoy uno de los negocios más lucrativos.

Parte de la sociedad española acepta estas guerras en el exterior y las normaliza y ve a los soldados como héroes que luchan frente a enemigos realmente inventados, debido en parte a la labor constante del poder mediático que oculta la verdad y mantiene a la gente en la desinformación. Pero hay también voces críticas, activistas y organizaciones que denuncian el comercio de las armas y que hacen un importante trabajo de educación y concienciación por la paz y por la fraternidad entre los pueblos.

Las guerras van en aumento desde principios de siglo y se extienden ya por amplias zonas del planeta afectando a casi todos los países de Oriente Próximo, a gran parte de Asia Central y a todo el Sahel, desde Nigeria hasta Somalia. Las guerras híbridas, esas guerras que incluyen los procesos de desestabilización, estrangulamiento económico y cambios de regímenes de todos aquellos países ricos en petróleo y materias primas están afectando también a gran parte de América Latina. La lucha por el control de las riquezas del mundo no había alcanzado tales proporciones desde las guerras mundiales. La lucha por la paz se hace más necesaria que nunca.

El próximo día 30 de Enero, a la labor que se hace en las escuelas deberíamos sumarnos toda la sociedad. La celebración del día de la Paz debería traspasar los muros escolares y celebrarse también en la calle y en los barrios. La educación por una cultura de paz debería ser asumida por todos los colectivos sociales convirtiendo ese día en una jornada de reflexión sobre las guerras actuales y de denuncia de la militarización creciente de la sociedad.

Y esta necesidad de construcción de una cultura de paz es tanto más urgente en una Andalucía en la que no vemos, o no queremos ver el papel que jugamos en estas guerras y la amenaza que supone la existencia de las tres mayores bases militares extranjeras del Mediterráneo y una industria cada vez más escorada a la fabricación de armamentos eufemísticamente llamada industria naval e industria aeroespacial.