Vientos de Cambio Justo

martes, 28 de febrero de 2023

EL ODIO COMO ARMA DE GUERRA

El fomento del odio es una importantísima arma de guerra, que forma parte de una estrategia cuidadosamente estudiada para el desprestigio absoluto del contrincante, enardecer las fuerzas propias e involucrar adeptos externos, frente a un supuesto enemigo “irracional, totalitario, violento, terrible, cruel y sanguinario…” que pudiera ser un peligro común e inminente también para para los adeptos.

Los bateleros del Volga. Autor: Iliár Repín (1844-1930). Pintura realista del 1870-73. Pintor ruso de origen ucraniano

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre
la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre
los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre
lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre
los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido
con todos los cuentos...

León Felipe

Antonio Sánchez Rodríguez

28 de febrero de 2023

 

El conflicto existente entre Ucrania y Rusia, a estas alturas ha quedado al descubierto. No es solo un enfrentamiento directo de Rusia con Ucrania. El conflicto real es una lucha abierta entre EE. UU. y la OTAN contra Rusia, de momento… En este sentido, Ucrania está siendo utilizada como cabeza de turco inducida, como pivote o anclaje desestabilizador en Eurasia en concreto contra Rusia, como lo es Taiwán en el pacífico de cara a China o Israel en el oriente medio de cara a Irán.

Sea dicho que existe un acicate real y es que Ucrania no es ‘amiga’ de Rusia en la totalidad de su población (y viceversa) y sostiene conflictos internos respecto a la soberanía de repúblicas populares del oriente ucraniano que conforman la frontera con Rusia. No debemos olvidar que han sido republicas o estados hermanados bien por un imperio o bien por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), hasta el 24 de agosto de 1991 con la disolución de la Unión Soviética.

Este conflicto estaba encauzado y en vías de resolverse desde 2015 con el tratado de Minsk, pero al parecer las ‘terceras partes’ dejaron pasar el tiempo interesadamente, en tanto la OTAN se extendía desde el 1999 hacia el este de Alemania y más rápido desde el 2015, saltándose acuerdos con Rusia y los EE. UU. formalizados en el 1991. Entre dichos acuerdos aparecía: ‘No se realizaría dicho crecimiento, en las cercanías de la frontera rusa’, lo que implicaba que el incumplimiento realizado significaba toda una provocación para inquietar a Rusia y llevarla a un 24 de febrero de 2023, cuando todo el escenario había cambiado: las reservas militares en Ucrania habían sido notablemente potenciadas y las bases de la OTAN eran una amenaza evidente.

En cualquier caso la situación actual constata que ya en aquellas fechas se despreció la diplomacia hacia la paz y se diseñaba la guerra. Un enorme error a vista de cualquier ciudadano medianamente informado, porque si se hubiese respetado el tratado de Minsk habrían llegado a una solución diplomática, tal y como se solucionaron el resto de repúblicas que se independizaron con la disolución.

Igualmente sea dicho que independientemente de la situación actual, ni Zelenski ni Putin son precisamente dirigentes de sistemas políticos ejemplares ni uno ni el otro… otra cosa son los ‘pueblos’ ruso y ucraniano, que irremediablemente ajustarán sus vidas hacia un futuro cierto, porque su vieja cultura será una base para abrir el nuevo camino futuro sin guerras.

Dicho esto, no quería detenerme mucho en estas cuestiones y recomendarle al lector que sobre el conflicto Ucrania-Rusia pueden leer el magnífico artículo publicado es este mismo blog por Rosario Granado el 19 de abril de 2022 a pocos días del reinicio del conflicto: 'LA GUERRA DE ZELENSKI' cuyo enlace dejo al pie del artículo [1].

Ahora no sólo hay que odiar a Rusia, sino TODO lo ruso.

Desde el reinicio del conflicto en febrero se puso en marcha toda la maquinaria de guerra, que no son sólo las armas de EE. UU. y de la ‘humillada’ Europa y de algún otro estado del “Eje del Bien”, sino también las sanciones de todo tipo, y la no menos importante máquina de difusión de mentiras y propaganda tendenciosa, que en este caso, dada la potencia de la tecnología, las repercusiones son enormes, como enorme está siendo el nivel de odio aplicado a lo ruso. Y lo más duro e insoportable es que ‘lo ruso’ incluye inevitablemente a sus gentes: mujeres, ancianos y niños… estas son las figuras o imágenes que la TV nos ponen cada día alterando nuestros sentimientos y sensibilidad causándonos un dolor interno enorme, solo que no son rusos lo que nos ponen sino ucranianos, pero la verdad es que también existen en Rusia mujeres que enviudarán, niños horrorizados y ancianos en soledad, e incluso en las bombardeadas, por ser repúblicas populares del este de ucrania, por ‘prorusas’. 

No son bastantes las sanciones, la propaganda, ni es bastante la ayuda militar a Ucrania en continua escalada, que por lo que marca la gráfica ascendente, no tiene límites. No es trivial, ni ninguna exageración, la pregunta de Ione Belarra ¿Enviaremos soldados a Ucrania? Cuando la respuesta previa antes de los envíos ya realizados marcaban límites que hoy han sido superados.

La España franquista se unió al fascismo alemán y ya envió a la “División Azul” a luchar contra la Unión soviética, hoy este gobierno de coalición no podría repetirlo, pero sí ha ido cediendo en el nivel de tipo de armamento, lo que da pie a pensar y preguntarse: ¿Lo acabará pidiendo EE. UU. en su propia lucha por mantener su hegemonía unilateral en el mundo?, porque los EE. UU. han perdido toda credibilidad, ya que si guardó silencio cuando culparon a Rusia del atentado contra el gaseoducto Nord Stream, y ahora se conoce su participación ¿Qué credibilidad tiene esta gente como Noruega,  Dinamarca, Islandia, e incluso Suecia y la misma Alemania, etc.?

Las voces que cada vez suenan más veces y con más fuerza son: ¡Rusia ya no es de este mundo!, de este ‘jardín’ diría Borrell. Rusia debe ser anulada, alejada, desgastada.., en definitiva: eliminada. Y no es la primera vez, porque Rusia es un país enorme y de enorme riqueza (la Eurasia o corazón del mundo) siempre ha sido objeto de deseo, sobre todo de occidente… Este deseo ha ido emparejado de una insatisfacción perenne por no poder conseguirlo, y me recuerda al cuento de la zorra y las uvas, “si no alcanzo a las uvas, no importa… realmente no están maduras.” Pero vuelven a intentarlo, lo más cerca que han estado de conseguirla fue a partir del 1991 (hace tres décadas) desde que el pueblo ruso cayó en depresión con un dirigente títere como Yeltsin, como le ocurrió a la España del 98, pero a partir de la segunda década levantó cabeza. Que conste que ‘el pueblo’ ruso lo hizo, pese a sus oligarcas y gobiernos, se recuperó.

Nuestra razones.

Pero es más, si apuntan concretamente a Rusia, tenemos razones para defender al ‘pueblo’ ruso, pero no menos que al ucraniano que formaba parte del mismo Imperio Ruso e incluso de la URSS, ambos fueron rusos les guste o no, y solo a partir del 1991 dejó de serlo Ucrania. Ahora serán lo que cada pueblo quiera ser. Otra cosa es si ambos pueblos (que no sus dirigentes) respeten, sin guerras, sus soberanías, porque son sus diferencias y son ellos quienes deben resolverlas. De momento hay demasiada gente en el conflicto, y algunos bajo sospecha de que no les importe mucho las vidas humanas de ambos bandos.

El caso es que el odio contra Rusia y su pueblo se ha desbocado, hasta en las competiciones futbolísticas Rusia ha sido marginada. Comenta por ejemplo el periódico ‘AS’ el 23 de noviembre de 2022:

Rusia y todo lo que le rodea ahora mismo es apestoso. La FIFA sacó a Rusia de la repesca al Mundial de Qatar (que tendría que haber jugado ante Polonia), al igual que sus clubes fueron excluidos de las competiciones europeas.”

Hace unos días Zelenski pide que Rusia no participe en los próximos “Juegos Olímpicos de París 2024” y desde hace meses los y las deportistas de Rusia no pueden participar en competiciones, los directores de orquesta no podrán participar en los actos incluso programados, las noticias rusas son vetadas y si alguien sintiéndose adulto y capaz de analizar y decidir por sí mismo, Borrell responde: la mejor libertad de expresión es que no llegue la propaganda rusa.

Con este panorama asaltan las dudas de nuestras democracias y cabe preguntarse ¿Quemarán los libros de los autores rusos? ¿Destrozaran las partituras de los músicos rusos? ¿Lo harán también con los espectáculos de ballet clásicos y populares? y le impedirán la entrada a sus bailarines ¿vetaran su cine en todos los eventos cinéfilos del mundo occidental? ¿su teatro?, etc.?

Por otras partes recuerdan la posible diatriba geográfica de Rusia entre el occidente y el oriente, pero es que no debieron tener muchas dudas de definirse en la cultura occidental, porque un altísimo porcentaje de su población, ya en los años de la I Guerra Mundial, vivía en países europeos, era un hecho a partir de ese momento en el que Rusia era tan o más europea que las autodefinidas. Las relaciones culturales se han proyectado e intercambiado con Europa. Desde el siglo XVII el imperio ruso de Pedro I el Grande fijó los Urales como accidente geográfico singular hasta el que llegaba Europa, esa zona  calificada como Europa fue fortalecida por Catalina II la Grande hasta la revolución de 1917 y nuestros días.

Ambas etapas la imperial y la soviética incumben a España. En la primera los historiadores asemejan el proceso histórico de dominio, luchas, conquistas y derrotas casi coincidentes en los años. Otra razón en la etapa soviética respecto España también nos compromete, pero hubo más, sobre todo el interés cultural mutuo. Pueden ver más detalles interesantes de relaciones comunes en los enlaces que dejo al pie [2] y [3]. Decía que en cuanto a la etapa soviética, el comportamiento de la URSS con nuestra II República fue especialmente notable y decidido con sus aportaciones de material sanitario y armas, con los inconvenientes del largo viaje e impedimentos de fronteras, sin olvidar la acogida de los niños republicanos. Sobre todo si lo contrastamos con el comportamiento de 'no intervención' de Francia y de Inglaterra, si bien el de éste país que fue algo peor aún. A este último el poeta León Felipe dedicó su poema “Vieja raposa” que comenzaba así:

Abajo quedas tú, Inglaterra,
vieja raposa avarienta,
que tiene parada la Historia de Occidente hace
más de tres siglos,
y encadenado a Don Quijote.

 

La cultura rusa y española, no tan lejanas

Sin entrar en una profundidad de historia literaria, nos limitamos a una vivencia directa de la generación nacida en los cincuenta que tuvimos que ver-leer-aprender muchísimas cosas de grandes literatos de origen ruso. Adolescentes en el mundo gris del franquismo se encontraron con unos libros increíbles del realismo soviético, escuchamos música clásica de autores con nombres rusos que han perdurado todos estos años confundiéndose con los europeos. Más adelante en el 2002 pudimos comprobar, aquí en Sevilla  que el impresionismo ruso, nada tenía que envidiar al francés y cuatro años más tarde en el 2006 el Guggenheim mostró unas 300 pinturas rusas sencillamente impresionante. Los rusos no eran diablos…

Como sería demasiado largo este mundo cultural que tanto nos aportó, sólo nos entretendremos en la literatura que marcó una manera de entender a un pueblo que no era el nuestro, pero que poco o nada cambiaba entre ambos en sus deseos, por ejemplo, difícil de olvidar:

  • Fiódor Dostoyevski: San Petersburgo 1881. Crimen y castigo. Los Hermanos Karamazov
  • León Tolstóy: Lípetsk 1828. Guerra y Paz, Ana Karénnina  y cuentos.
  •  Anton Chejov: Taganrog 1860. Tío Vania. El jardín de los cerezos. Teatro y cuentos
  •  Máximo Gorki: Nizhni Nóvgorod 1868. La madre. Los bajos fondos.
  •  Antón Makárenko: Bilopol 1888. Poema pedagógico.
  •  Mijaíl Shólojov: Jútor de Kruzhílino 1905. El Don Apacible. Tierras roturadas.

Hemos de decir que había reciprocidad, la cultura rusa conocía perfectamente la europea, en este sentido se conoce que entre todas las obras extranjeras, quizás sea la más conocida en Rusia la inmortal novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y los rusos visitantes de Europa la leyeron en francés en el siglo XVII y a principios del XVIII y en 1768 aparecieron en las librerías de San Petersburgo, a la venta en lengua gala. La primera traducción al ruso se hizo a partir de una versión francesa y data de 1769. Hubo que esperar hasta 1838 para que la novela se tradujera a la lengua de Pushkin (fundador de la literatura rusa moderna) a partir del original. El espíritu caballeresco influyó en las normas éticas, así como la noción del honor determinaba la conducta. 

Más adelante la novela de Miguel de Cervantes se reflejó en el teatro, arte pictórico y escultórico y en el cine, en este último arte se rodó en el año 1957. No menos importante fue su propio cine con la película El Acorazado Potemkim de Serguéi Eissenstein en 1925.

Conclusión:

No puedo odiar al pueblo ruso ni al ucraniano, ni a ningún otro. Convencido de que las guerras las inician las élites y dirigentes y solo las pararán cuando uno de ellos sea derrotado totalmente. Máxime si detrás están los del “Eje del Bien” interesados en el ‘desgaste’ de Rusia, y los del ‘jardín’, como imbéciles, no detectan que el mismo desgate lo está sufriendo ellos (Europa), en cambio los EE. UU. repiten la jugada de la II Guerra Mundial:

Una Ucrania destrozada, una Europa (Rusia y el ‘jardín’ occidental desgastados) y unos EE. UU. sin daño alguno y aumentando sus ingresos por armas y por energía carísima.

Los pueblos son la única solución.

NOTAS:

[1] LA GUERRA DE ZELENSKI

[2] Manuel de la Cámara Hermoso, diplomatico cordobes

[3] El Quijote, un arquetipo neoconstituyente de la cultura rusa: primeras traducciones y referencias