Vientos de Cambio Justo

martes, 19 de abril de 2022

LA GUERRA DE ZELENSKI


Rosario Granado

19 de abril de 2022

 

El pasado día 5 de abril los parlamentarios españoles, junto con los representantes de todas las delegaciones diplomáticas en España de los países que componen la OTAN, y el Gobierno en pleno, eran convocados de urgencia para escuchar al presidente de Ucrania, Zelenski. Lo aplaudían a rabiar, le ofrecían el apoyo incondicional y le mostraban una admiración sin límites por la resistencia de su país a la intervención rusa.

Pero ¿quién es este actor que suscita a su paso por todos los parlamentos europeos estas adhesiones inquebrantables?

En uno de los frecuentes bombardeos de Israel sobre la población de Gaza, concretamente en los de Mayo de 2021 que ocasionaron 261 palestinos muertos, de ellos 66 niños, y miles de heridos, Zelenski felicitó a su admirado Israel públicamente. Israel le ha asegurado su apoyo pero le ha sugerido que no haga ostentación de tantos símbolos nazis que recuerdan demasiado a hechos históricos que no está interesado en recordar. Zelenski ha adaptado su discurso a las exigencias del guion pero hasta el momento apenas ha cambiado nada en toda esta simbología.

Para comprender por qué Zelenski mantiene monumentos a Stephan Bandera y a otros destacados colaboradores de los nazis y tiene en el Ejército y en la Guardia Nacional a batallones orgullosos de lucir la cruz gamada, hay que considerar algunos datos sobre la historia reciente de Ucrania. Según la historiadora francesa Annie Lacroix-Riz, estos batallones como el Azov, el Pravy Sektor, etc., son herederos directos y reivindicados del movimiento autonomista ucraniano del periodo de entre guerras, que originó la creación desde 1929 del movimiento banderista.

Los banderistas, como las otras corrientes del “nacionalismo ucraniano”, fueron financiados por Alemania y constituyeron bandas auxiliares de la policía alemana (desde 1939, criminales de guerra), que masacraron en pocos años entre 150 y 200.000 personas (ucranianos, rusos y polacos).

En 1944, cuando la URSS retomó el control del conjunto de Ucrania, 120.000 de estos criminales de guerra huyeron a Alemania. Los EEUU, desde su llegada a Alemania a partir de la primavera de 1945, los recuperaron a todos. Una parte de los banderistas quedó en Alemania, esencialmente en zona americana. Otra parte fue acogida con los brazos abiertos en los EEUU, y otra parte quedó en Ucrania occidental. Todos ellos, furibundos anticomunistas, organizados y financiados por los EEUU, han venido realizando un trabajo de termita ininterrumpido en todos los frentes contra la URSS, tema que es estudiado en el libro Hitler's Shadow, accesible en línea en inglés, publicado por dos historiadores estadounidenses, Richard Breitman y Norman J. W. Goda. Ellos estudian el período 1940-1990; sabemos que desde esta fecha el trabajo contra Rusia se intensifica. Y entre otros, un excelente historiador germano-polaco Grzegorz Rossolinski-Liebe, ha demostrado que el banderismo permanece hoy día como vivero pronazi inextinguible.

El Gobierno ucraniano, formado por oligarcas corruptos que han acaparado toda la riqueza de Ucrania desde Porochenko en 2014 tras el golpe de Estado hasta Zelenski en la actualidad, se apoya abiertamente en estos movimientos pro-nazis que los EEUU han incubado en su seno. Zelenski es el hombre elegido por los EEUU para la guerra contra Rusia. Zelenski ha buscado la guerra, ha ido dando los pasos necesarios marcados por EEUU, y siguiendo sus directrices hará todo lo posible para ampliar esta guerra y para evitar la negociación y la paz.

Ha reforzado la militarización de la sociedad ucraniana con poderosas fuerzas paramilitares de extrema derecha, entrenadas y armadas por EEUU, muchas de ellas constituidas por mercenarios de distintas nacionalidades.

Promulgó una ley racista a principios de julio del año 2021 que otorga diferentes derechos a los ciudadanos en función de su origen étnico; sólo los “verdaderos ucranianos” tienen plenos derechos, mientras que los demás sólo tienen derechos limitados.

Ha ejercido una represión brutal contra la población, ha prohibido todos los partidos políticos opositores, entre ellos el Partido Socialista y el Partido Comunista, encarcelando a sus dirigentes; ha encarcelado al jefe de la oposición democrática de su país y ha cerrado todos los medios.

Ha ido eliminando a los dirigentes ucranianos mandados por su propio gobierno a negociar porque estaban a favor de la negociación para alcanzar la paz. Como es el caso de Denis Kireyev, asesinado el 5 de marzo por el servicio secreto ucraniano con dos disparos en el pecho después de ser torturado y siendo su cuerpo ensangrentado arrojado a la calle, o Dmitry Demyanenko, asesinado el 10 de Marzo. El sitio web Mirotvorets recoge un listado de “los enemigos de Ucrania, con sus datos personales, dirección y teléfonos, para que puedan ser amenazados o eliminados.

El 24 de Marzo de 2021  Zelenski emitió un Decreto para recuperar Crimea. Por esa fecha reforzó masivamente al ejército ucraniano en la guerra contra la región de Dombás, al mismo tiempo que la OTAN realizaba grandes maniobras entre el Báltico y el Mar Negro.

Hizo pública su decisión de adquirir armas nucleares en la Conferencia sobre Seguridad celebrada en Múnich los días 11 y 12 de febrero. Solicitó a la OTAN el establecimiento de una “zona de exclusión aérea” sobre Ucrania, medida que podría conducir fácilmente a una confrontación abierta entre EEUU-OTAN y Rusia.

No cumplió nunca los acuerdos de Minsk, avalados por Francia y Alemania, para regularizar la situación de las regiones autónomas de Donetsk y Lugansk. Aumentó de forma exagerada, en el mes de febrero de este año, las violaciones del alto el fuego y los bombardeos sobre las ya castigadas regiones de Donetsk y Lugansk, (ciudades y economías destruidas y 14.000 muertos en estos ocho años de guerra) en una clara provocación a Rusia. Unas 100.000 personas tuvieron que salir como refugiadas.

Pero nada de esto hemos visto en la prensa ni en la televisión, ni en ningún medio de masas. Ninguna información mínimamente objetiva; ningún análisis. Silencio absoluto. La realidad ha sido suplantada por una elaborada recreación hecha por publicistas al servicio de la guerra. La actuación de Zelenski fue aplaudida por todo el arco parlamentario como un apoyo incondicional a la guerra.

Ya no podemos creernos nada. Para conseguir este clima de entusiasmo guerrero absoluto en un ambiente de rusofobia también absoluta, ha sido necesario el control total de la información con el cierre de los medios “disidentes”, la censura estricta, el hostigamiento y las amenazas a los periodistas y a las pocas voces que se han atrevido a pensar y a dar otra mirada sobre los hechos, como el periodista español Pablo González, encarcelado con un grupo de periodistas, como Rubén Gisbert trasmitiendo desde Mariúpol, o como el coronel Pedro Baños al apostar por la negociación y la paz. Sin duda que la democracia en Europa se tambalea y se inclina cada vez más a métodos totalitarios. La rusofobia alentada desde las instituciones ha llegado a extremos insospechados; no se admite la tibieza; quien apueste por la negociación y la paz será tachado de ser pro-ruso. También Jean Jaurés, dirigente socialista francés que tanto luchó por la paz, fue tachado de ser pro-alemán antes de ser asesinado en Julio de 1914, pocos días antes de que empezara la Primera Guerra Mundial.

Para llegar a esta situación se han basado en la mentira sin escrúpulos al igual que lo hicieron en todas las guerras anteriores. Mentira en lo que nos ofrecen y mentira en lo que nos ocultan. Mentira en la creación de la figura demonizada de Putin como un loco criminal, como hicieron con los presidentes de los países destruidos y saqueados, todos ellos amigos de Rusia: Yugoslavia, Irak, Afganistán, Siria, Libia..., cuando en realidad el error que cometieron todos ellos fue querer llevar una política independiente y defender los intereses de sus pueblos por encima de los intereses económicos de EEUU. Mentira en la propagación de fotografías falsas y vídeos manipulados y en las escenas grabadas con actores como el asalto del ejército iraquí a la sala de incubadoras de un hospital en Kuwait y la rendición sumisa de los iraquíes, o las de la guerra de Siria en las que intervenían como salvadores los Cascos Blancos, retransmitidas una y mil veces por la televisión como si fueran noticias y no montajes hollywoodienses. Pero la propaganda tiene su efecto inmediato. Después, cuando se demuestra que todo era mentira y ellos mismos lo admiten, ya han cumplido su objetivo; después da igual porque el efecto perseguido ya se ha conseguido.

Solo nos queda esperar que el espíritu crítico no se pierda por completo, que reaccionemos defendiendo activamente la negociación y la paz, que no nos convirtamos en rebaño, que exijamos el derecho a la información, que lleguemos a ver la realidad del engaño como aquel joven soldado del cuento de Alejo Carpentier “Semejante a la noche”, que después de la entusiasta y gloriosa despedida en el muelle, embarcado ya para la guerra de Troya, habla con un soldado veterano de guerras anteriores, y se entera de que Helena de Esparta vivía muy gustosa en Troya con Paris, que toda la historia del secuestro era mera propaganda de guerra, que en realidad detrás de la empresa que se escudaba con tan elevados propósitos había muchos negocios que en nada beneficiarían a los combatientes. Se trataba sobre todo, afirmaba el viejo soldado, de vender más alfarería, más telas... y de abrirse nuevos caminos hacia las gentes asiáticas, amantes de trueques, acabando de una vez con la competencia troyana.