Manuel Lara Castejón
3 de octubre de 2025
ANTECEDENTES HISTORICOS
Es necesario tener una
idea aproximada de la geografía de la Franja de Gaza porque ayudará a entender
muchas cosas. La Franja de Gaza es parte de lo que hoy queda de Palestina y forma
parte de este territorio originario, aunque está aislado del resto de Palestina
por el robo continuo de sus tierras por parte del sionismo. Tiene 363 km2
(superficie semejante a la que tienen de término municipal los pueblos de Baena
u Orihuela por ejemplo) y una población, antes de la invasión israelí, de dos
millones doscientos mil habitantes. Es una franja de tierra situada en la costa
del Mediterráneo, que mide 41 kilómetros de largo y entre 6 y 12 km de ancho.
La densidad de población es de las más altas del mundo, 6.100 habitantes por km2.
Lanzar una bomba allí con esta densidad de población, necesariamente mata a
muchas personas y hasta la fecha el ejército sionista ha lanzado, según estimaciones,
sobre 45.000 misiles y bombas, equivalentes a 90.000 toneladas de explosivos, que
equivale en su poder de destrucción a 6 bombas atómicas como la lanzada sobre
Hiroshima en la Segunda Guerra Mundial.
En Palestina siempre vivieron una población judía junto a la árabe y minorías de cristianos. Las primeras migraciones judías más numerosas hacia Palestina empezaron a principios del siglo XX, tras el creciente antisemitismo europeo y las conclusiones del Primer Congreso Sionista, en el que se fijaron las bases ideológicas del sionismo, celebrado en Basilea en agosto de 1897, presidido por Theodor Herzl, fundador del ideario sionista. Las conclusiones más llamativas de este Congreso fueron negar que Palestina fuera un Estado propio al considerarla una provincia otomana (de Turquía), negar la existencia de los palestinos como pueblo y «un retorno a la tierra prometida», con el objetivo de crear un Estado «exclusivamente judío». «El sionismo aspira a establecer para el pueblo judío un hogar pública y legalmente asegurado en Palestina», concluyeron.
En 1922, había unos 663.893
palestinos y solo 83.794 judíos. Los judíos de Palestina (apenas un 7 % de la
población) y las diásporas judías dispersas se consideraban un «pueblo» que
necesita un «hogar nacional». Este desequilibrio demográfico que existía a
favor de los árabes palestinos se ha transformado, con los años y una
planificación criminal, en una «asimetría europea» a favor del sionismo. De
hecho, el Mandato Británico en Palestina fomentó el establecimiento de
instituciones sionistas, mientras reprimía sistemáticamente la resistencia
árabe en Palestina, allanando el camino para la creación de Israel. Entre 1922
y 1948, la población judía en Palestina pasó del 7 % al 30 % del total. Sin
embargo, la base territorial judía seguía siendo muy pequeña y desconectada
(los judíos poseían solo el 6,59 % del total de la tierra palestina). Había que
invertir también esta asimetría territorial. Esto se hará entre 1947 y 1949 de
forma rápida, brutal y con métodos terroristas.
Antes de la creación del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948, los
judíos sionistas, con la complicidad de los países europeos, en particular de
Gran Bretaña, comienzan a preparar las condiciones para lograr sus fines. El
fundador del sionismo, Theodor Herzl,
señaló en sus diarios: «Tanto el proceso de expropiación como la eliminación de
los pobres deben llevarse a cabo con discreción y circunspección» para hacer
sitio a los judíos. Según su interpretación de LA TORÁ, los escritos
religiosos judíos, matar niños y mujeres para llegar a la tierra prometida no
es pecado. A la vista está que se lo creen.
Dos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, una resolución de
la Asamblea General de la ONU (29 de noviembre de 1947) dividió Palestina en
tres partes: 56 % para un Estado judío, 43 % para un Estado palestino (6.165 km2
más una franja de aguas costera de 220 km2) y 1 % que quedaría bajo
estatuto internacional. Los sionistas se alegraron y aceptaron: se les daba lo
que no poseían. Será la única Resolución de la ONU que haya aceptado (pero sólo
en lo referido a la otorgación del territorio) y cumplido el Estado de Israel. En
el territorio propuesto para constituir el Estado judío había unos 498 000
judíos y 497 000 palestinos. Se organizó su exterminio o su expulsión, ya que
los sionistas querían un «Estado exclusivamente judío», y no binacional. Crean
varias organizaciones paramilitares sionistas, Stern e Irgun, de la que
formaban parte los primeros dirigentes israelíes, Moshe Dayan, Chaim Weizmann,
primer presidente de Israel, Golda Meir y muchos más. Los británicos las
consideraban organizaciones terroristas, y protagonizaron una oleada de terror.
El 9 de abril de 1948 (un mes antes de la proclamación del Estado de Israel) un
comando del Irgún masacró a la población de Deir Yassin, un pueblo situado a
solo 5 km de Jerusalén. Le siguió una serie de otras masacres destinadas a
aterrorizar a la población y expulsar a los palestinos de su tierra ancestral.
En 1949, más de 500 pueblos palestinos y casi una docena de barrios urbanos
fueron vaciados de sus habitantes y aproximadamente dos tercios de la población
palestina (750.000) fueron convertidos en refugiados.
Los Gobiernos árabes tampoco aceptaron la partición de Palestina y los
ejércitos de cuatro Estados árabes lanzaron una ofensiva contra el naciente
Estado judío, pero fueron derrotados. Se ocuparon y anexionaron nuevos
territorios: ya en 1949, Israel amplió su base territorial ocupando el 78 % de
la Palestina histórica.
Tras expulsar a los palestinos del territorio, Israel impondrá su propia
narrativa, expulsando a los palestinos de la historia. Esta política bien
planificada de limpieza étnica se llevó a cabo con gran celeridad y eficacia y
ha sido ampliamente documentada por historiadores palestinos e israelíes. En
los países occidentales, durante mucho tiempo, estos hechos han sido negados o
considerados como daños colaterales.
Para los palestinos, aquella fue la Primera Nakba (catástrofe): una tragedia humana, una derrota política. Es
en este tiempo cuando empiezan las matanzas y expulsiones de palestinos y el
robo de sus tierras, que han sido una constante hasta los momentos actuales con
más o menos intensidad y virulencia.
En 1967 se produjo otra guerra, la Guerra de los Seis Días, que desembocó
en la ocupación por Israel del Sinaí egipcio, los Altos del Golán sirios y toda
Palestina, incluyendo Jerusalén Este: Cisjordania bajo dominio jordano y la
Franja de Gaza administrada por Egipto. La guerra trajo consigo una Segunda
Nakba, ya que 430.000 palestinos fueron expulsados de sus tierras.
En 1987, veinte años después del inicio de la ocupación de los territorios
palestinos, proliferaron los asentamientos judíos y la ocupación militar se
hizo más dura. La situación en los territorios ocupados empeoró
considerablemente. En este contexto de ocupación desenfrenada, como respuesta a
tanto robo territorial, estalló la Primera Intifada pacífica palestina como un
acto de resistencia pacífica y desafío. Es en ese mismo año de 1987 cuando se
crea Hamás, acrónimo del Movimiento de Resistencia Islámica, creada y
financiada por el mismo Estado de Israel con el propósito de romper y dividir
el movimiento de resistencia palestino de la OLP (Organización para la Liberación
de Palestina). Mientras, Yasser Arafat, envalentonado por los acontecimientos
en los territorios ocupados, declaraba en Argel (12-15 de noviembre de 1988) la
«independencia de Palestina». La UE reaccionó a la declaración el 21 de
noviembre de 1988: «La decisión de los palestinos refleja la voluntad del
pueblo palestino de afirmar su identidad nacional».
Desde 1948 hasta 2024, la cuestión de Palestina ha sido un tema central en
la política regional y mundial. El conflicto generado por la creación de Israel
en tierras palestinas en 1948 y su expansión territorial desde entonces, ha
sido la madre de casi todos los conflictos de la región y un factor decisivo en
la inestabilidad regional. Los palestinos han sufrido una tragedia permanente.
En 77 años, han vivido una triple Nakba, con un primer éxodo forzoso en 1948,
un segundo éxodo en 1967, una Nakba silenciosa en los territorios ocupados
desde 1967 hasta hoy, y una Nakba en curso en Gaza desde 2007 y especialmente
desde el 7 de octubre de 2023. Con cada guerra, Israel sumaba más territorio y
hoy controla 22.145 km2 mientras que de Cisjordania queda sólo un 18
% bajo control palestino
En los 77 años de existencia del Estado sionista de Israel no ha habido paz
en Palestina. La política agresiva, genocida y criminal de Israel contra los
palestinos en su empeño por conquistar toda Palestina, expulsar o asesinar a
sus habitantes y robar sus tierras y sus recursos lo impiden. Lo que sí ha ido
cambiando en estos territorios es el papel político y militar de Israel en la
zona. Siempre contó con la complicidad de Europa y a medida que el desarrollo
capitalista, personalizado en el imperialismo estadounidense, necesitaba más
acumulación de capital, más recursos naturales para la obtención de más
beneficios, más sometimiento a éste de los países árabes circundantes de la
zona que poseen la mayor parte de los recursos energéticos, petróleo y gas, del
mundo, el papel de Israel ya no solo es apropiarse de Palestina sino jugar el
papel de gendarme de esta parte del mundo para garantizar los intereses
económicos de EEUU en la zona. En el fondo se vislumbra una manifestación de la
lucha de clases con matices de viejas políticas coloniales muy propias de las
potencias europeas y occidentales, de cómo estas mismas potencias reconfiguran
una región del mundo rica en recursos energéticos para disponer de ellos sin
resistencia y asignan el papel de guardián a Israel. A cambio, le proporcionan
los medios y la fuerza militar necesaria para garantizar ese dominio
imperialista sobre la zona, cuenta con el apoyo incondicional tanto político,
económico y militar de EEUU y la complicidad de Europa. Ese apoyo le garantiza
impunidad total en sus actos: no ha cumplido ninguna de las numerosas Resoluciones
de la ONU para la solución del conflicto palestino, se burla de las leyes y
normas internacionales, posee un arsenal nuclear que nadie sabe su dimensión y
que está fuera del control de los organismos internacionales, está sostenido
económica y militarmente por EEUU, ataca militarmente a sus vecinos, comete un
genocidio con la población palestina ante los ojos y el rechazo del mundo,
amenaza a gobiernos, vive aislado y rechazado por el mundo… Se ha convertido en
una máquina militar fuera de control porque se siente seguro bajo la protección
de EEUU.
Lo que hoy ocurre en Palestina es lo que ha venido sucediendo en los
últimos decenios, pero mucho más agudizado y a un nivel de crueldad desconocido
hasta ahora: Israel siempre ha estado matando palestinos y quitándole sus
tierras, con más o menos violencia y rapidez, pero de forma constante. No son
nada nuevo las matanzas que ahora estamos viendo.
EL SIONISMO. LA
IDEOLOGÍA DOMINANTE EN ISRAEL.
¿Qué es la ideología sionista dominante en Israel desde su fundación? Es
una ideología y un movimiento político nacionalista fundada en 1897 por Theodor
Herzl que propuso desde sus
inicios el establecimiento de un Estado para el pueblo judío en Palestina, una región que corresponde a la antigua Tierra de Israel en la cultura
judía, con muchas influencias religiosas provenientes de las creencias del antiguo
Israel. Los judíos se proclaman descendientes de los israelitas y no se
consideran un grupo étnico-religioso sino un grupo nacional como son los
alemanes o los franceses y por tanto tienen derecho a un Estado propio,
contradiciendo su propia historia ya que nunca tuvo Estado propio y siempre fue
una etnia religiosa dispersa por el mundo, pero con mucho poder económico e
influencia política. Al considerarse descendientes de los antiguos israelitas
se proclaman el pueblo elegido de Dios, quien les dio la tierra prometida,
cuando en realidad quien le dio esa tierra fueron los ingleses en recompensa
por las persecuciones y el exterminio sufrido por el nazismo.
Una ideología política con semejanzas al apartheid que
sufrió Sudáfrica bajo dominio inglés y a los últimos regímenes fascistas y sus
variantes: nacionalismo a ultranza, racismo y limpieza étnica, gobiernos
autoritarios y sociedad militarizada, represión extrema, exterminio de grupos
sociales y raciales diferentes, conservación de la raza pura judía y no
asimilación con otras razas y pueblos, militarización de la sociedad, violencia
política…. Estas características del sionismo se manifiestan cada día
perpetrando el genocidio del pueblo palestino.
LA INCURSION DE HAMAS EN ISRAEL. 7 DE OCTUBRE DE 2023. ¿PORQUÉ?
La incursión de HAMAS en Israel el 7 de octubre de
2023, con sus consecuencias políticas, económicas y militares, no fue el inicio
de nada, solo es la excusa perfecta para Israel para acelerar la conquista de
Palestina y el exterminio o la expulsión total de los palestinos de sus
tierras. Es llegar a la Solución Final en la Franja de Gaza.
Pero, ¿porque se dio esa incursión? Hay que señalar
que HAMAS es un grupo político-militar que gobierna Gaza porque ganó las
elecciones democráticamente el 29 de enero de 2006, como se conoció tras el
anuncio de la Comisión Electoral Central del gobierno palestino de los
resultados: 74 escaños para HAMAS y 45 para FATAH. Para la población palestina,
HAMAS es la fuerza política más reconocida y apoyada. La consideran la
resistencia real que hace frente a los agresores y asesinos sionistas, al
contrario del papel colaboracionista que FATAH asumió con el sionismo después
de la muerte de Arafat. Aunque Europa, EEUU y Occidente la consideran una
organización terrorista, cosa bastante lógica bajo su lógica al ser el grupo
palestino mayoritario en Gaza que impide la desaparición de Palestina.
Para entender esta incursión hay que situarse en el
contexto de los años anteriores a 2023. En primer lugar, el endurecimiento de
las agresivas políticas del primer ministro y su gobierno de coalición con
grupos de extrema derecha judíos, en particular desde el año 2022. Ya antes
había estado presidiendo el gobierno en dos legislaturas más: 1996-1999 y
2009-2021. Aumento incesante de nuevas colonias en Cisjordania con el robo de
las tierras palestinas, construcción de nuevos barrios en Jerusalén Este,
asesinatos diarios de palestinos, incursiones constantes en los territorios palestinos
para asesinar y destruir casas palestinas, detenciones masivas, cierre total de
las fronteras desde el 2008 por donde llegaban los alimentos, el combustible,
las medicinas, cortes intermitentes del agua potable y la luz…, suponían una
presión criminal creciente en todos los terrenos para forzar la rendición del
pueblo palestino. Estas acciones, aunque son condenadas por organismos
internacionales y países del mundo, iban en aumento, despreciando las leyes y
las condenas. Cada vez eran más descaradas y con más impunidad. Palestina perdía
territorio a marchas forzadas, cada día había menos alimentos y servicios,
mataban a más personas y aumentaba el número de presos.
Por otro lado, la diplomacia del imperio, EEUU, iba
consiguiendo imponer entre los países árabes la ruptura del cerco de
aislamiento hacia Israel y debilitando al gobierno palestino. Ya había logrado
en los últimos años que varios de estos países establecieran relaciones
diplomáticas: Egipto, Jordania y en 2020 Baréin, Emiratos Árabes Unidos,
Marruecos y Sudán. En ese momento se estaba negociando con Arabia Saudí,
considerada una potencia en la zona y que hubiera significado un fuerte golpe
político para los intereses palestinos y un paso más para el olvido del
conflicto.
Y por otro, los recientes descubrimientos de gas y
petróleo en las costas y suelo de la Franja de Gaza: un yacimiento de gas de 1,6
billones de pies cúbicos y el territorio costero que podría albergar recursos
energéticos adicionales; y el yacimiento de petróleo en Gaza Marine, que podría
albergar unas reservas estimadas en 1.500 millones de barriles.
Para Israel, estos recursos energéticos serían
suficientes para no depender de nadie y daría un vuelco espectacular a su
economía, que se sostiene con el apoyo económico norteamericano. El territorio
de Israel está asentado en su mayor parte en un desierto, más de un 60 % de sus
tierras son desérticas, solo el desierto del Néguev ocupa la mitad de su
territorio. Su economía está basada en la exportación de equipos electrónicos,
farmacéuticos y alta tecnología. Y con esto no se alimenta un país.
Además, están las posibilidades turísticas que puede
ofrecer los 41 kilómetros de costa mediterránea en un clima ideal para el
turismo. Ya incluso el emperador Trump ha mostrado interés en quedarse con Gaza
para construir un balneario turístico.
No todo lo que está sucediendo en la Franja de Gaza es
por la Tierra Prometida por el Dios de Israel a Abraham. Como todas las guerras
de conquista, detrás se esconden intereses económicos, para el robo y el
expolio de territorios y los recursos y riquezas naturales. En estos momentos,
EEUU no movilizaría una poderosa fuerza naval frente a Venezuela para combatir
el tráfico de drogas desde Venezuela a EEUU, como dice, si este país no tuviera
las mayores reservas de petróleo y gas del mundo. Además de inmensas y diversas
riquezas mineras y de agua potable.
CONSECUENCIAS. GAZA DESTRUIDA.
El genocidio de ahora, la nueva Nakba, está siendo muy
documentado por los medios de comunicación y redes sociales. Está llegando a
niveles de crueldad, matanzas y destrucción que solo se puede lograr cuando se
planifica y se organiza con esa intención y tan minuciosamente para obtener
esos resultados criminales deseados. Matan indiscriminadamente o selectivamente
según el objetivo a batir y para acelerar el genocidio impiden la entrada de
alimentos, agua y medicinas, incorporando la muerte por hambre como arma de
guerra y exterminio. En las últimas semanas han muerto de hambre 432 personas,
la mayoría niños. Las muertes y destrucción de esta nueva Nakba la vemos cada
día, pero es necesario hacer un breve resumen para ver su dimensión criminal en
toda su extensión:
-
A fecha actual y según el Ministerio de Salud de GAZA,
han contabilizado 67.000 muertos. El 70 % de estos muertos son mujeres, niños y
ancianos. 26.000 niños y 12.000 mujeres entre ellos. Además, hay 41.000 niños
que han resultado heridos, quemados o mutilados. Son curiosas estas cifras.
¿Por qué se matan más niños y mujeres? Los niños son los futuros combatientes
de la Resistencia y las mujeres los traen al mundo. Eliminan a quienes, según
el sionismo, reproducen la amenaza futura para la existencia del Estado de
Israel.
-
Estas cifras puede que no sean reales. Bajos los
escombros se estima que puede haber 15.000 personas cuyos cuerpos no han podido
ser recuperados. Incluso estas cifras podrían ser superadas. Una publicación de
la prestigiosa revista médica británica The
Lancet calculaba hasta mediados de julio de este año que la cifra de
muertos real era mucho mayor, en torno a 186.000 personas, el 8 % de la
población de la Franja de Gaza.
-
1.600 trabajadores sanitarios. El fin de atacar a los
sanitarios es eliminar a quienes pueden curar a los heridos y salvar vidas.
-
310 trabajadores de la UNRWA, agencia de la ONU
encargada de repartir la ayuda que llega de fuera. Objetivo, cortar la
distribución de alimentos y medicinas.
-
120 académicos. Imposibilitar la educación y formación
cultural.
-
251 periodistas, para impedir que el mundo conozca lo
que está ocurriendo allí.
-
12.000 presos palestinos en las cárceles sionistas.
-
908 familias completas han sido exterminadas.
La destrucción material de infraestructuras civiles y
económicas es casi total:
-
Han destruido la pequeña flota pesquera de que
disponía Gaza como parte de su alimentación. Los campos agrícolas han sido
arrasados y ya no existe la agricultura.
-
Destruidas 47 mezquitas.
-
300.000 edificios dañados o destruidos. Viviendas,
mercados, negocios, almacenes de alimentos de la ONU, etc.
-
203 escuelas, institutos y universidades dañadas o
destruidas.
-
Destruido el patrimonio arquitectónico y cultural
palestino para borrar la historia y raíces del pueblo palestino.
- Han destruido totalmente 17 hospitales y 12 centros médicos, además de puestos médicos y hospitales de campaña. Desde octubre de 2023 han atacado 697 veces los centros médicos. Solo funcionan parcialmente 19 de los 36 hospitales de Gaza. El 94 % de la atención sanitaria está destruida o muy dañada. No está quedando sitio ni personal sanitario para curar a los heridos que suman en torno a 150.000 personas.
No está quedando nada en la Franja de Gaza. Solo un
enorme cementerio que se hace más grande cada día. Una guerra de exterminio con
el apoyo total del imperio norteamericano y las bendiciones de Europa. Cada
día, el sionismo asesina entre 50 y 100 palestinos, puede haber desaparecido ya
un 8 % de la población, puede que a este ritmo de matanza en pocos años no
quede rastro de quienes han vivido allí desde tiempos inmemoriales.
Las potencias occidentales, que miran y no hacen nada
más que vender armas y comerciar con los genocidas, ahora hablan con más fuerza,
como solución, de la creación de dos Estados, Palestina conviviendo junto a
Israel, cuando Netanyahu lo rechaza categóricamente. Se dan prisa por reconocer
en la ONU a Palestina como un Estado observador, de forma simbólica ya que no
le dejan participar con todos los derechos igual que lo hacen sus propios
países. Se distraen discutiendo si definirlo como genocidio o masacre. Se han
aprobado numerosas Resoluciones en la ONU de condena a Israel, pero ninguna ha sido
cumplida ni obligado a cumplir. A lo largo de los años se han firmado treguas
en las sucesivas agresiones militares de los sionistas contra la Resistencia
palestina, y acuerdos de paz como el de Madrid y el de Oslo, y todos han sido
incumplidos y violados por Israel. Aun así, Occidente sigue confiando en que la
paz se logrará con la formación de dos Estados.
LAS CAUSAS PROFUNDAS DEL GENOCIDIO PALESTINO. SOLUCIONES.
Las raíces y causas de este conflicto son otras. Los
fines del sionismo no se corresponden con sentirse amenazado en su seguridad
existencial por la Resistencia palestina, ni por Siria, ni por Irán, ni Líbano
ni Yemen, países todos que han sido atacados por el sionismo en los últimos
meses. El conflicto israelí-palestino y
entre árabes y judíos no es un conflicto del que depende su existencia como
país, como Israel lo presenta ante el mundo, y con lo que justifica sus
agresiones. Israel es el único país del mundo que no ha definido sus fronteras
y es una arrogancia inaceptable pretender tener seguridad de los países vecinos
cuando los está agrediendo militarmente, sin provocación previa de estos, casi
a diario y robándole territorio no sólo a Palestina sino también a los países
fronterizos desde hace casi 80 años. Las guerras sionistas son de conquista,
con fines coloniales, para anexionarse territorios y recursos naturales de
otros.
La primera premisa para pacificar esta región de
Oriente Medio y reconocer a Palestina el derecho a vivir en su tierra en paz,
es la desaparición de la ideología sionista y sus seguidores. Al igual que en
Sudáfrica: hasta que los afrikáners blancos que sostenían el régimen de
segregación racial del apartheid no fueron derrotados y expropiados de las
tierras que habían robado, no hubo paz en Sudáfrica. Hoy los que quisieron
quedarse, viven junto a la mayoría negra. Es muy poco creíble que los sionistas
renuncien a la Tierra Prometida y seguirán matando y robando mientras cuenten
con el apoyo incondicional de EEUU y la complicidad de Europa. Las causas de
este conflicto, que dura 78 años, tiene su origen en el momento en que los
ingleses abren la puerta de Palestina a los judíos dándoles más de la mitad de
la tierra Palestina y la ONU legaliza la partición de Palestina entregándola a
los seguidores de la ideología sionista el 56 % del territorio. Desde ese
momento, estos deciden que las tierras palestinas les pertenecen y las
obtendrán. Tras la Franja de Gaza vendrá la conquista de toda Cisjordania, de
la que ya el 61 % de su territorio están en manos de 150 asentamientos
autorizados y otros 128 no autorizados por las autoridades de Israel, aunque
todos declarados ilegales por la ONU, en los que se asientan 630.000 colonos
judíos; y después vendrá el Gran Israel, con territorios de Siria, Egipto, Líbano
y Jordania. Los sionistas y el sionismo es una especie que tiene que
extinguirse para que llegue la paz.
Otra condición necesaria para lograr la paz sería la
reconfiguración de las relaciones políticas en la zona. Mientras el
imperialismo USA mantenga su interés y ambición de controlar los recursos
energéticos de los países árabes, seguirá sosteniendo a Israel económica y
militarmente para que se los proteja y se los guarde. Los países árabes en esto
tienen mucho que decir y se abren algunas esperanzas de cambiar a relaciones
más justas e igualitarias y por tanto de pérdida de influencia de EEUU en la
zona, con la configuración y empuje creciente de grupos de países que
construyen relaciones multilaterales que debilitan las hegemónicas a las que el
imperialismo ha estado sometiendo al mundo durante los últimos dos siglos.
La Resistencia militar dentro de Palestina y el apoyo
de muchos países árabes a la causa palestina es condición imprescindible para
lograr una Palestina Libre. La lucha solidaria de la clase obrera mundial en
apoyo de la lucha palestina cada vez es mayor y está tomando una envergadura y
una fuerza que está obligando a los gobiernos a tomar medidas cada vez más
contundentes contra Israel: prohibir la venta y compra de armas, la ruptura de
relaciones diplomáticas y prohibir el comercio con el Estado de Israel son
medidas cada vez más posibles de adoptar si no cede la presión mundial como
parece ser.
Existe una oposición creciente y rotunda desde dentro
de Israel de una parte de ciudadanos judíos que rechazan la ideología sionista
y salen a la calle para lograr la liberación de los rehenes y parar el
genocidio; mientras, otra parte hacen recorridos turísticos por las costas y
las fronteras para ver caer las bombas sobre las ciudades palestinas. Los
rehenes judíos en manos de HAMAS son una excusa más del sionismo para
justificar el genocidio porque en la práctica no hacen nada para liberarlos. Al
sionismo no le importa la vida de un puñado de sus ciudadanos, lo importante
para ellos es la Tierra Prometida, conquistar más territorio y el gas y
petróleo de Gaza.
Las vías para solucionar este conflicto hay que
abrirlas en la dirección de restaurar la unidad territorial de Palestina para
buscar un acuerdo político, sin sionismo, entre los diferentes pueblos y razas
que conviven allí y concretarlo en un único Estado Palestino Libre desde el río
hasta el mar y laico, donde convivan en paz sus habitantes y los diferentes
pueblos, razas, religiones y creencias.