Esto es lo que tienen las campañas
electorales, que todos los políticos nos ofrecen lo mejor de sí mismos; yo
estoy esperanzado con que el señor Suárez acometa el aborto en el período del
homo floresiensis y nos ofrezca información sobre el particular, a ser posible
un estudio comparativo que a buen seguro nos sorprenderá.
16 de abril de 2019
Mira que parecía imposible que desde las posiciones más retrógradas se pudiese abordar el tema del aborto con nuevas argumentaciones; parecía que ya lo habían dicho todo, pero craso error, siempre se puede decir una estulticia más grande que la anterior y, sobre todo, cuando son los hombres los que se empeñan en advertir y “educar” a las mujeres para que no hagan con su cuerpo lo que les venga en gana, cuando son los hombres los que nos enseñan y acercan las razones para no abortar.
Así,
el Sr. Suarez Illana (quién a buen seguro tendrá tardes de gloria si le dejan
hablar con frecuencia en nombre de su partido) nos ha ofrecido unas interesantísimas
reflexiones sobre el aborto, incluido el dato de como abortaban las mujeres
neandertales, todo ello acompañado de una base científica tan sólida y
comprobada como la que le sirvió para contarnos que en Nueva York se abortaba
después de dar a luz, si bien hay que reconocer que, después de una tarde
estudiando el tema con abogados americanos, llegó a la conclusión de que los
“abortos” después de dar a luz son imposibles incluso en USA, que lo más
cercano a lo decía se llama infanticidio y también en Nueva York es un delito.
Esto es lo que tienen las campañas electorales, que todos los políticos nos
ofrecen lo mejor de sí mismos; yo estoy esperanzado con que el señor Suárez
acometa el aborto en el período del homo floresiensis y nos ofrezca información
sobre el particular, a ser posible un estudio comparativo que a buen seguro nos
sorprenderá.
Superando
lo anterior, el señor Ortega Lara ha venido a explicarnos que los fetos “no son
huevos de tortuga”; esto viene a clarificar mucho las cosas, ahora por fin las
mujeres sabrán que no pueden parir tortugas; para completar su visión sobre el
particular, ha expuesto que considera contradictorio que en este momento se
esté financiando para que se aborte y financiando a los inmigrantes para que
vengan a España (aunque dicho así suena muy coherente porque siguiendo su
lógica, si las españolas no paren es una magnífica idea traer a extranjeras que
aumenten la población, pero, por favor, que sean blancas y católicas).
Por
su parte el señor Rivera, después de decirnos que “no me veréis hablando de
Franco o del aborto, eso lo dejo al PP y PSOE. Yo quiero hablar de España” nos
lanza una pregunta retórica ¿Si hay derecho para interrumpir el embarazo, por
qué no lo tenemos para poder concebir a un hijo para otra mujer? Al hilo de su
pregunta se me ocurren multitud de respuestas y de preguntas tan estúpidas como
ésa, por ejemplo, ¿Si tengo carnet de conducir por qué no voy a poder pilotar
un petrolero?
Otro
de los extremos, el Sr. Casado, que derogaría la actual Ley del Aborto para
volver a incluir la regulación de una prestación sanitaria en el Código Penal,
anda muy preocupado con el descenso de la natalidad achacándoselo a las mujeres
que abortan en lugar de a las que quieren ser madres y no pueden porque no
tienen condiciones para ello. Anda de vocero de Red Madre y con grandes
propuestas de ayuda a la mujer embarazada pero poco ofrece ante el desolador
panorama de que en España el porcentaje de infancia en riesgo de pobreza y
exclusión[i] es del 28,3% estando
estimado que para el 2030 se mantendrá en uno de cada cuatro niños.
Me
llama la atención de todos ellos que se acerquen al aborto desde sus
respectivas posiciones morales y religiosas, desde sus prejuicios e ideologías
y, sobre todo, desde su posición de varones que tienen derecho a decidir lo que
las mujeres deben o no debe hacer con sus cuerpos. Probablemente, cuando
preparan sus mítines y entrevistas les da igual utilizar información incierta y
datos contradictorios; nada les va a hacer cambiar sus discursos, pero sería
interesante que supiesen[ii] que el 54,41% de las
mujeres que abortan lo hacen por causas que no tienen un origen económico, ni
laboral ni afectivo; que sólo un 34,75% de las mujeres que interrumpen sus
embarazos toma su decisión motivada por razones laborales y/o económicas; que
el 41% de las mujeres que interrumpieron su embarazo afirmaron que ningún
cambio en su situación personal, social, afectiva, laboral o económica, les
haría cambiar su decisión de abortar. Quizás esto es lo que no quieren asumir, son
incapaces de computarlo: el derecho de la mujer a decidir.
Estos
días, en mítines y en ingeniosas frases para generar titulares, muchos
candidatos nos venderán su negativa al aborto, su negativa al derecho de la mujer
a decidir, sus restricciones a la libertad embaladas con papel rosa en algunos
casos, en otros “forradas” de propuestas que no resultan creíbles ni para su
proponente e incluso acompañadas de auténticas tonterías, pero lo que tendrán
en común todas ellas será el miedo al, ya imparable, empoderamiento de la
mujer. Ojalá que lo paguen muy caro con penalizaciones en las urnas.