Nada
parecía estar ocurriendo ‘especialmente’, para que la sociedad en pleno
cambiase el chip de privatización de las administraciones públicas, para valorar y
exigir rotundamente unos servicios públicos (SSPP) potentes con gestión pública
y sin el más mínimo ánimo de lucro. O sea nada de mestizajes ni en la gestión
ni en lo económico. Servicios Públicos, públicos, íntegramente públicos.
Los servicios públicos y el mundo del
trabajo acorralan al COVID-19
Antonio Sánchez Rodríguez
31 de marzo de 2020
Los logros del nuevo gobierno de coalición en el tiempo que lleva ejerciendo no han podido ser la causa total de este cambio radical de la ciudadanía, pese a mostrar que en la fase previa a la aparición del virus ha cumplido con diligencia varias de sus promesas sociales.
31 de marzo de 2020
Los logros del nuevo gobierno de coalición en el tiempo que lleva ejerciendo no han podido ser la causa total de este cambio radical de la ciudadanía, pese a mostrar que en la fase previa a la aparición del virus ha cumplido con diligencia varias de sus promesas sociales.
Es
más, la llegada imprevista de la epidemia les ha hecho fortalecer la cohesión superando
los debates propios de una coalición, y con la planificación de la lucha contra
el virus, ha demostrado un alto índice organizativo de transparencia, de
participación y de información a la ciudadanía, partiendo desde el principio de
un compromiso económico evaluado en centenas de miles de millones de euros, hasta
donde nunca ha llegado España para atender a toda la población y todos los
sectores con especial atención a los más necesitados. En poquísimos días todos
los estamentos del estado funcionaban bajo un mando único para todo el
territorio. Pero esta eficiencia, aún siendo reconocida, tampoco ha sido la
causa del cambio de chip de la población con su reencuentro con los servicios
sanitarios… Todo empezó cuando la organización llevada a cabo se encuentra con
una realidad durísima como la falta de recursos de todo tipo en los hospitales
públicos debido a las privatizaciones realizadas y los enormes recortes de los
últimos años por: a) las más draconianas del PP b) las llevadas a cabo por la
derecha nacionalista y c) las propias de un socialismo liberal.
Esta
falta de recursos humanos y de medios obligó a una entrega sobrehumana de los
sanitarios que, sin medios ni sitio, atendía a los afectados por el virus las
24 horas del día sobreponiéndose al riesgo de contagio. Pronto se repitió en
otros sectores que respondieron de igual manera y una vez más se comprobaba que
los empleados de los SSPP y el mundo del trabajo, o sea el pueblo
en sí, eran los que hacen la auténtica patria, otros la venden. Así resurgió en
la población la demanda de lo que tendría que estar allí y no estaba…
La situación:
Esa
situación que descuadraba toda planificación o que la hacía más complicada aún,
era la situación real, situación de impotencia en la que nos vemos ante la
pandemia del COVID-19 por los recortes realizados en los SSPP especialmente en
la Sanidad, y esta es el reflejo del mundo que nos ha dejado el neoliberalismo,
como consecuencia de sus actuaciones durante cuatro décadas (1980-2020) empujado
al mundo entero hacia un modelo de sociedad insolidario, estableciendo la
desigualdad basándose en un individualismo feroz e instituyendo la
competitividad más nociva contra la natural característica de colaboración propia
de los humanos.
Rota
la solidaridad y potenciando el individualismo, así como la fragmentación y
división por sectores y niveles sociales se obtiene un terreno abonado para llevar
a cabo todo lo demás, como puede ser: una desregulación de toda norma laboral,
comercial, jurídica, etc.; el desprecio más absoluto del trabajo humano tanto
manual como intelectual; diferenciar salarios por género; la reducción de los
salarios hasta mínimos; incremento del paro; el aumento del trabajo en
precario; la búsqueda de trabajadores en las antípodas del mundo exentos de
derechos laborales y sociales como mano de obra de bajísimo coste; la búsqueda
ansiosa de cualquier bolsa económica en los estados para hacerlas suyas como
las pensiones públicas; el desarrollo y utilización a beneficio propio de
tecnologías: unas intrusivas sin respeto a privacidad ni sometimiento alguno de
carácter ético y otras que desplazan a los trabajadores al paro; la implantación
de una fiscalidad ventajosa para los ricos; hacer que los bancos privados sean
el único lugar donde se guarde todo el dinero, absolutamente todo y el de todos
los ciudadanos, eliminando las bancas públicas; prohibir que los bancos
centrales presten dinero a los estados, para beneficio de la banca privada; presionar
sobre el uso de tarjetas bancarias para reducir el dinero en metálico en poder
de los ciudadanos; forzar a los estados a cambiar sus legislaciones para anteponer
el cobro de su deuda a la inversión en los servicios públicos.
A
un ámbito geográfico más amplio también les llegan sus garras para: permitir la
creación de paraísos fiscales; concentrar zonas a través de tratados de “Libre
Comercio” entre estados, en las que terminan imponiendo su ley -la del más fuerte-
porque nada tenían de libres e implantar su ideología invasora de carácter neo-colonialista
con una estrategia clara de doblegar la institución más potente que cada país
soberano dispone, como el Estado.
De
una manera o de otra, hay que reconocer que no han encontrado resistencia
suficiente que no hayan podido superar para llegar a todos los confines del
mundo e instaurar, su deseada “globalización”. Con sus estrategias han querido
hacerse los dueños del mundo, implantando sus monedas, los combustibles a
utilizar, cómo utilizarlos y venderlos al precio que se les antoja, hacer de
este mundo un gran mercado ‘libre’, convirtiendo una ingente cantidad de
ciudadanos en meros ‘clientes’, ‘usuarios’ o ‘consumidores’ insaciables para
los que ‘tener’ es la cuestión. Lo más importante de todo es que nadie sabía,
ni ellos mismos, cuál era el destino.
Esta
práctica neoliberal que podemos denominar como la implantación de la economía
del desastre ha supuesto desde su origen un caminar en continuo estado de
inestabilidad para la población hacia la incertidumbre. Hoy podemos comprobar
que el mundo ha estado desde todo este tiempo pendiendo de un hilo porque toda
la teoría neoliberal estaba forzada y cogida con pinzas para favorecer sólo a
unos pocos. Su desarrollo basado en la producción continua y sin límites,
apoyada en una reeducación de valores con campañas en los medios de
comunicación -de los que también eran los dueños-, han ido aumentando irremediablemente
los riesgos de la humanidad proporcionalmente a su desarrollo expansivo e incontrolado.
La inesperada
reacción a este desatino ha sido: la Naturaleza:
Parece
que uno de los entes que forma parte esencial de este mundo y por ende para la
vida humana, y al que hemos faltado el respeto con una agresividad sin límites,
nos ha puesto en nuestro sitio: La naturaleza. Esta ha respondido con
proporcionalidad ¡ojo! no más allá de donde nosotros hemos ido. La repuesta ha
sido, digo, proporcional a los riesgos que hemos asumido pasando de lo local al
país propio, de éste al continente correspondiente para saltar al mundo entero
trastocando ríos y mares, campos y bosques, ganado e industria y hasta el aire
le hemos quitado a las aves. Ahora éste está sumido en una pandemia “globalizada”
que sigue los mismos caminos que nosotros le hemos abierto y que ahora nos fuerza,
sin dilación, a recomponer todas las barbaridades cometidas, si nos deja tiempo
y con fuerzas. De lo que no cabe duda es que si alguien puede, y podrá, será el
mundo del trabajo o sea el mundo real, el pueblo en su conjunto.
Nada
podrá ser igual después de esta pandemia que estamos tratando sin recursos suficientes
porque el neoliberalismo los consideró inadecuados y los recortó.
Nada
podrá ser igual tampoco en la Unión Europea, que en parte ha contribuido al
disparate. O esta institución se une como un solo cuerpo para defender las
vidas de las personas o no sirve para nada a los pueblos y estos la harán
desaparecer.
Nada
podrá ser ya igual después de esta pandemia y el número de muertos que se
cobrará. Con ella ha quedado demostrada la vital importancia de cualquier
trabajo humano y su verdadero valor social, más que económico. Lo demuestra la
sociedad en su conjunto simplemente aplaudiendo a las personas del mundo real.
Ya el “valor” no está en el “producto financiero” que sube y baja en las bolsas,
ahora está en el trabajo visible, palpable, el que permite vivir cada día. Otro mundo es posible.
Primero
fueron los sanitarios, pero una simple mirada alrededor ha contemplado que sin
limpieza, cocina, celadores, ni mantenimiento los sanitarios no pueden hacer
nada. No bastó con eso y miraron para fuera y transportistas de mercancía,
suministros y movilidad sin ellos tampoco podríamos hacer nada. Bomberos y
cuerpos de seguridad del estado su ausencia hubiese permitido movimientos incontrolados
y el aumento de contagios, limpieza de las calles, panaderos, agricultores, y
los trabajadores del mar, de la industria, del comercio, verdulerías y
carnicerías y los tan desprestigiados funcionarios: como son los sanitarios con
los que empezamos y que se han convertido en el símbolo de la necesidad de
recuperar unos SSPP potentes y el respeto al mundo del trabajo.
Dicho
lo cual, es de crucial importancia conocer al adversario, tener algún detalle de
cómo surge su reacción, cómo cuajan sus teorías y quiénes las ejecutan, es
importante saber que la sociedad del bienestar no era plato de gusto para gran
parte de una derecha concreta y haremos un muy rapidísimo apunte.
Cómo se produce la reacción, de aquellos polvos estos lodos
El pacto social entre el capital y el mundo del
trabajo que dio cuerpo a la Sociedad del Bienestar después de la II Guerra mundial, se rompió a finales de los
setenta y principios de los años ochenta como consecuencia de la rebelión del
capital ante los avances del mundo del trabajo No hay que olvidar los convulsos
años de protestas en todo el mundo que se sintetizaron en el mayo del 68. Surgieron voces
sobre todo en los EE UU de América y desde allí se organizó una potente contraofensiva económica,
política y cultural denominada Neoliberalismo para restablecer un dominio de
clase debilitado después de treinta años de keynesianismo y de potentes
sindicatos, que ha resultado ser muy “exitosa”, siendo su objetivo recuperar el terreno perdido mediante el debilitamiento del mundo del
trabajo.
De esta reacción se pueden
destacar dos hechos de vital importancia uno el provocado por la Cámara de
Comercio de los EEUU y otro el movimiento surgido en la Universidad de Chicago.
Informe Powell, 1971
El conocido como “Informe Powell” que desarrolla el “Memorando confidencial: Ataque al sistema americano de libre empresa”. Este trabajo lo realiza Lewis F. Powell el 23 de agosto del 1971 (futuro miembro del Tribunal Supremo) a petición del director de La Cámara de Comercio de los EE UU (Eugene Sydnor). En él se recogen los temores de la ‘libre empresa’ y los supuestos atacantes: evidentemente la izquierda socialista y comunista, así como: campus universitarios, los púlpitos, los medios, las revistas intelectuales y literarias, las artes y las ciencias, y de los políticos. Pueden verlo picando aquí.
Sintetizando,
el informe concluye mínimamente en tomar el control de la sociedad para
adoctrinarla y ser a un tiempo partícipe directo:
- tomar el control y dominio de los medios de comunicación,
- igualmente el de la educación y la cultura a todos los niveles (de primaria a universitaria)
- y convertir al empresariado en un activista permanente.
Milton Friedman y la escuela de Chicago
1968-1976:
El
otro caso a destacar, si bien es bastante más conocido, son las teorías de
Friedman, siendo su principal objetivo desmantelar los restos del
Estado de Bienestar para implantar a nivel global el neoliberalismo. Sus teorías
fueron aplicadas en algunos países con resultados catastróficos como fue en el
caso de Chile con el apoyo incondicional del dictador Pinochet.
Entre otras cosas proponía dejar áreas como la
educación y la salud en manos de la libre competencia, la flexibilización de
precios, desregulaciones y privatizaciones, sistemas de pensiones
individualizadas, la legalización del consumo de drogas y hasta de la
prostitución. De igual manera defendía: la abolición del servicio militar
obligatorio, de los salarios mínimos y del seguro social, también la reducción de
impuestos a los ingresos más altos, la desregulación de la economía y la
política monetaria como única herramienta para reducir la inflación, la
absoluta libertad de movimientos de las empresas privadas y la eliminación del
rol público del Estado con la reducción de su peso económico con un gasto
social prácticamente nulo.
El economista Paul Krugman decía que el mundo necesitaba
después de Friedman una contra-contrarreforma contra el absolutismo del libre
mercado.
La implantación del
Neoliberalismo en los 80 y hasta hoy:
Fueron
los primeros ejecutores de estas teorías por un lado Ronald Reagan en los EE UU
(período presidencial desde el 20 de enero de 1981 hasta el 20 de enero 1989) que superó el caso watergate y venció a un
partido demócrata anclado en la ideología estatista de los años cincuenta y
sesenta. Y por otro Margaret Thatcher en el Reino Unido (período presidencial
desde el 4 de mayo de 1979 al 28 de noviembre de 1990) que venció a un
laborismo sindicalizado y burocratizado.
Las
dos almas paralelas del neoliberalismo para los que el estado era el problema y no la solución, fueron asesorados por el
mencionado Milton Friedman, ambos odiaban el comunismo y lucharon juntos contra
él hasta el punto que tuvieron mucho que ver que en el 1989 cayese el muro de
Berlín. Con la caída del muro la opción de una economía social fue derrotada,
de tal manera que todo el espectro político se desplazó a la derecha en un
momento en que las izquierdas sufrían fragmentaciones ideológicas y
languidecían después de varias décadas de disputas internas que claramente las
debilitaban.
Nota.- El próximo viernes se completará el artículo con una segunda parte sobre la conexión de España con Europa.