Manuel Armenta
13 de mayo de 2025.
La
nueva guerra comercial que los EEUU
provocan en todo el mundo, aunque matice la intensidad entre unos y otros
países y conjuntos de ámbitos territoriales, no solo afecta a la vida
económica, sino que también atenta contra los sistemas y regímenes que más sostienen y avanzan por los modelos de
Democracia, Igualdad y la Justicia Social. Y en el caso de la UE, con la máxima
potencia destructiva por tratarse de una Confederación de Estados muy
confluyente en su historia con los EEUU, así como por su diversidad en los
estilos y formas de gobierno sistémicos que sus países soportan. Los EEUU ejercen
hoy un papel de autoritarismo
nacionalista frente a todo el mundo, que tampoco será ajeno a su influencia
favorable en la UE con las corrientes políticas anti-europeístas y autoritarias, que ya avanzaban en muchos países
antes de esta nueva guerra.
La
UE está emplazada de forma inapelable en hacer confluir políticas democráticas progresistas y un modelo federalista que una y profundice su
independencia de EEUU en todos los órdenes de la vida. Una nueva EUROPA que una
profundamente a todos los países que la componen, fortaleciendo sus propias estructuras productivas básicas, así
como las instituciones que hagan posible la gobernanza progresista en igualdad y en mejores condiciones de vida en todos sus países, y creando una
nueva relación con todo el mundo para conseguir un comercio y convivencia justo e igualitario.
EEUU, como gran potencia mundial que es, quiere que sea el resto del mundo quien sufra su crisis, reportándole beneficios y el apoyo incondicional a sus políticas y estructuras productivas, para volver a convertirse en el principal líder mundial. No quiere afrontar su propia responsabilidad de crisis interna para salir de ella, sino que sean principalmente sus aliados más directos (caso de la UE) y el mundo entero quienes se hagan responsables de pagar SU guerra, tanto la comercial como la armamentística. Esto supone que solo son ellos -los EEUU-, los responsables de todas las consecuencias y daños que se produzcan. Ellos lo tienen muy claro, pero es el resto del mundo y especialmente Europa, quienes tienen que reforzar su autonomía para caminar por la vía del progreso y la paz, con la “expresión de la vida” que define la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, como salvaguarda de bienes comunes materiales e inmateriales básicos para la vida. (En la encuesta realizada en España en abril/2025 por las amenazas a la Paz Mundial, más del 80 % de los encuestados manifiesta preocupación por la inflación, el poder adquisitivo y la escalada bélica a nivel mundial…, con desconfianza hacia la OTAN).
La
UE debe recuperar, para avanzar en Democracia
y Derechos, el origen PACIFISTA de su proyecto, porque será el camino más
viable para el entendimiento y la
convivencia que necesita hoy, así como ampliar y fortalecer todas sus instituciones
para hacer posible su nueva vida de cohesión
Interna y la capacidad de acción externa.
Europa puede ser una nueva potencia
mundial sin guerras, en el nuevo orden comercial global por el que ya se
puede caminar con independencia y autonomía (Canadá y Australia son hoy otros
referentes en el rechazo a Trump y
sus políticas, tras las recientes elecciones con victoria liberal y de progreso
frente al conservadurismo, lo que conlleva, objetivamente, un mayor
acercamiento a la UE).
Esta
guerra comercial, unida a la armamentística, se convierten en un campo de batalla
que a Europa le reporta por su historia y capacidad, y a pesar de los daños,
jugar un papel de liderazgo no solo en el contexto interno de sus países, sino
a nivel mundial. El mundo retorna a un pasado
negativo, y la nueva Europa dotada de mayor autonomía en lo político, económico y social, abre puertas de futuro positivo para convertirse en una
nueva potencia de progreso sin
ningún tipo de “autoritarismo ni guerras”, en un mundo tan necesitado de PAZ Y CONVIVENCIA.
Uno
de los retos principales de la UE es su transformación en Estado Federal, que
mantenga el derecho de autodeterminación de sus Estados miembros, así como los
valores y principios de autonomía que permitan a cada Estado mantener vínculos
de su historia y cultura, sin que ello afecte a los objetivos de igualdad y justicia social. Se trata
de reordenar la UE en un nuevo modelo de potencia
mundial que afronte la realidad crítica que vivimos de “guerras y convivencia”,
en la doble dirección INTERNA Y EXTERNA que la conduzca a ser decisiva en el
nuevo orden mundial, tras tantas
guerras provocadas que vivimos, que traiga más Democracia, Libertad, Derechos y
Vida, para construir un MUNDO MEJOR.
Siguiendo
por la estrategia de acción interna en la UE para afrontar las crisis, se deben
centrar esfuerzos en el reforzamiento de
la industria y actividades productivas, en la doble dirección de las más
básicas y dependientes de los EEUU, como único camino de mejorar presente y futuro con un Programa
Mancomunado Europeo (ejemplo: disminuir
la dependencia energética de los
EEUU y de otros países, con las energías
renovables y los usos colectivos
de las mismas, así como que sean empresas
públicas las que generen y distribuyan la energía en todos los países
europeos (como en Francia, Italia, Suecia, Alemania, Suiza y Países Bajos); así
como avanzar en autonomía en la producción de fármacos, y en una soberanía
digital europea al margen de los EEUU….).
En lo que se refiere a la Inteligencia Artificial, por su repercusión en el mundo laboral y empresarial, debe ser una herramienta para empoderar y no para sustituir ningún sistema productivo; gestionar la integración de la IA automatizando tareas existentes y promoviendo nuevas competencias. Y todo ello, con independencia de otras muchas funciones, porque el mundo del trabajo necesita capacitarse en las competencias digitales para avanzar en el liderazgo de los sistemas productivos. Y esta labor es imprescindible encajarla en igualdad en el conjunto de países de la nueva Europa y en sus políticas comerciales, dentro y fuera de ella.
En
este nuevo contexto geopolítico que el mundo está viviendo, provocado por
guerras armamentísticas y comerciales, la nueva Europa como potencia independiente puede ser decisiva para
que el nuevo orden mundial no
retroceda en la vía de progreso e igualdad por el que el mundo en su
conjunto y las personas deben caminar. Los EEUU ya han roto suficientes lazos
de liderazgo mundial, y Europa SÍ tiene condiciones de suplir ese espacio, si ahora se transforma en la potencia que
el mundo necesita para vivir en PAZ y CONVIVENCIA, sin participar ni
alinearse con ningún país que sostenga una guerra
armamentística.
Para
ello, un elemento esencial es que Europa cambie el paso y no continúe
alimentando instrumentos de
potencias mundiales armamentísticas (caso de la OTAN y de quien la lidera, los
EEUU), porque su protagonismo en todo tipo de guerras ya no tiene retorno de complicidad. Ha de renunciar al soporte militarista de las bases
implantadas en la UE. Renuncia que refuerza a su vez el carácter de potencia
hacedora de la PAZ, con el exclusivo
objetivo de parar tantas muertes y destrucción, y fortalece los otros órganos mundiales que trabajan para la paz,
los derechos, la igualdad y un mundo en convivencia. Unos órganos institucionales “justos” y otros que solo caminan por la
controversia (en esta nueva crisis destructiva), nos emplazan a elegir entre
unos y otros, a abandonar el lenguaje engañoso del SÍ pero NO.