Enrique
Cobo
29 de octubre de 2024
Dejando pendiente de que
podamos ver cómo superar la cuestión de la violencia con la que se impone / nos
impone el capitalismo -nada más y nada menos que ese “asunto” de la violencia
armada, de la guerra-, y de interesarnos en cómo podríamos superarla, pienso
que la otra losa que pesa sobre nosotros es que la realidad que se nos cuenta a
diario por tierra, mar y aire, por los medios de comunicación, en los diarios,
en las tertulias, en las noticias que se nos destacan machaconamente, es dura,
incluso morbosa, e ignora una potentísima realidad que sostiene al mundo a
pesar del “mercado”: ¿cómo podría funcionar un mundo que no esté sometido a las
“leyes del mercado”?
El retrato único que se nos hace
con insistencia pretende y muchas veces consigue meternos miedo, hundirnos en
la impotencia, para instalarnos en la seguridad de que nada de lo que pueda
cambiar esté en nuestras manos. Pretenden convencernos de que “eso es lo que
hay”, de que “las cosas son así” y de “¡qué vamos a hacer!” u otras formas
populares de confesar la rendición, el sometimiento a lo que hay. “Eso es lo
que hay” es una de las frases más repetidas, como si la realidad fuera
inamovible o como si la realidad contada
fuera la única realidad.