Vientos de Cambio Justo

viernes, 29 de mayo de 2020

TRABAJO EN CASA o TELETRABAJO, ¡GRANDES DUDAS DE SU CONVENIENCIA!




Antonio Sánchez Rodríguez

29 de mayo de 2020

Estamos inmersos en una impactante crisis sanitaria provocada por la aparición del COVID-19, convertida en pandemia, de la que creemos a estas fechas estar saliendo definitivamente, pero lo cierto es que hay más esperanza, que certeza. Puesto que las previsiones de epidemiólogos de todo el mundo prevén rebrotes posibles en el otoño-invierno. Esto supone que el control de la misma, hasta la aparición de una vacuna eficiente, nos obliga a estar en una continua vigilancia sanitaria manteniendo en cotas máximas los almacenes con los elementos necesarios para evitar el número de muertes que en esta ocasión se ha producido y que debería estar quemando las conciencias de los neoliberales que recortaron todo servicio público.

Con la aparición de la pandemia la clase trabajadora ha sido colocada en el lugar que nunca debió perder. No ha habido ningún trabajo que haya dejado de ser reconocido en su auténtico valor, de la necesidad de su existencia y su razón de ser.

No hay que olvidar que hasta este momento el Capital ha agredido y menospreciado con todo su potencial de medios, adláteres, sicarios y partidos liberales, neoliberales, de derechas y ultra derecha a la clase trabajadora. Todo ello para implantar en el subconsciente de la gente el desprestigio de los trabajadores y la de sus representantes: tanto de sindicatos, partidos de izquierdas como de movimientos sociales. ¿Para qué? Para devaluar el trabajo, para hacer creer a la sociedad que los sistemas productivos solo son suyos y solo suyos, se apropian de la creación de empleo cuando es absolutamente falso.  Ningún empresario contrataría ni a una sola persona sino tuviesen “sus cuentas hechas” de cuánto dinero le va a ganar al nuevo “recurso humano”, se desharán de él en la mínima coyuntura desfavorable posible y futura, y cómo no para hacernos creer que nuestras nóminas deben ser, si acaso, de 600€ porque nuestro “trabajo” NO vale nada.


Nunca más… Nunca más los trabajadores y todo tipo de asalariado, autónomos y falsos autónomos, subcontratados de subcontratas, etc. Nunca más deben admitir sueldos de miseria, ni precariedad alguna. Todo ha quedado desmontado y visible. Nuestro trabajo tiene un gran valor, tenemos que estar muy orgullosos de él y debemos exigir su auténtico valor.

Tan es así que llegada la pandemia y el confinamiento las empresas empiezan a ponerse nerviosas y comienzan las presiones y la urgencia de abrir sus empresas para que los “inútiles”, “innecesarios”, e “improductivos” trabajadores acudieran a su puesto de trabajo, si no sus pérdidas serán cuantiosas y sus empresas podrían quebrar ¿?. Increíble, pero esta es la cruda realidad: La riqueza no la genera la empresa, la generan los trabajadores.
El gobierno de coalición lo comunica una y otra vez: primero la salud y después la economía y además se compromete en que nadie se quedará atrás, nadie será olvidado en la miseria y comienza sin dilación a publicar decretos para garantizar ayudas a todos los sectores, claro que cuando les llega a los más afectados la derecha se encabrita y desespera porque ellos una vez que recuperan a la banca todo lo demás no existe. Por tanto el comportamiento del nuevo gobierno, según la derecha, solo se explica si éste es anarco-comunista bolivariano.

El trabajo en casa o teletrabajo:

Y en este momento y a través de estas ayudas, reales decretos y acuerdos con los agentes sociales, es como llegamos a que buen número de trabajadores, “desafíen” al virus con riesgo de contagio yendo a los puestos de trabajo considerados como esenciales. Otros se “ocultarán” en sus domicilios y trabajarán desde ellos, lo harán voluntariamente, para que las empresas no paren sus negocios y la economía evite un freno en seco. Son las empresas las que toman las iniciativas ante los ofrecimientos legales a sabiendas que sin trabajadores no hay ganancias y crece notablemente el TRABAJO EN CASA o teletrabajo.

Tecnologías

Es cierto que no habrá marcha atrás en las tecnologías, que no son ni buenas ni malas, porque solo depende de quién las use. Pero sí hay que reconocer que las empresas tecnológicas han andado a sus anchas por el mundo y por supuesto también en España: implantando sus herramientas u ofreciendo sus servicios, supuestamente gratuitos, a los ciudadanos. De alguna forma la relación Tecnológica-Ciudadano se producía por “Hechos consumados”, quedando a la espera de que los estados se pronunciasen, que dictasen normas y legislación para su utilización.

Y entre todas esas herramientas estaban y están las videoconferencias, las VPN de comunicación segura, los WebService en la “nube” con los repositorios de ficheros de datos, la estructura material de trabajo teleinformático de las “tres capas” para que diferentes empleados trabajasen al mismo tiempo desde lugares distintos en las bases de datos únicas. Casi todo los servicios y aplicaciones, excepto las máquinas (ordenadores, servidores, etc.) y los servicios de telecomunicaciones (empresas de telefonía) y algunos sistemas operativos se pueden obtener de manera gratuita o con un coste bastante aceptable.

Desinterés

A continuación dejo un interesante párrafo del periódico 5 Días que muestra la sorpresa sobre el escaso interés de empresas y trabajadores en el trabajo en casa, trabajo externo o teletrabajo, existiendo infraestructura sobrada para llevarla a cabo. ¿Somos diferentes o existe explicación? veremos los invenientes en los siguientes párrafos...

Hoy, en pleno 2020, a pesar de que casi el 100% de las empresas nacionales poseen conexión a internet y que tres de cada cuatro ponen a disposición de sus empleados dispositivos con una conexión móvil, solo el 4% de las personas trabajadoras tiene la opción de trabajar habitualmente desde fuera de su centro de trabajo. Visto desde el otro extremo: nueve de cada diez trabajadores españoles nunca puede optar por trabajar desde su casa. Como cabría esperar, este desinterés por el teletrabajo se sustancia en la negociación de los convenios colectivos: poco más del 3% de los acuerdos laborales firmados en el último lustro contienen cláusulas sobre teletrabajo, que afectarían a menos del 10% de las personas trabajadoras.

Se trata de cifras a todas luces ridículas cuando se comparan con las de nuestros vecinos europeos. La media de teletrabajadores habituales en Europa dobla a la española, mientras que muchos países nórdicos triplican nuestras cifras (por ejemplo: el 15% de los trabajadores de Países Bajos teletrabaja regularmente).

Del mismo modo conocemos la existencia desde hace años de estudios sobre el teletrabajo en España y todos ellos concluyen en lo mismo, en un desarrollo mínimo entre los trabajadores que pudieran utilizarlo y siempre muy por debajo de la media europea.

Comparativa con Europa

A continuación dejo parte de un artículo de “EpData” en el que se pueden comprobar por ejemplo los siguientes datos absolutos de España y unos gráficos comparativos con Europa.

En números absolutos, alrededor de 951.000 personas realizaron teletrabajo más de la mitad de los días que trabajó mientras que 688.700 lo hizo de forma ocasional, frente a los 19 millones de ocupados que registraba España en 2019.

Y respecto a Europa los siguientes datos muestran una comparativa de países europeos, están actualizados en abril de 2020 si bien como en el caso de estos gráficos corresponden al 2018. En los gráficos se representan 35 países europeos mostrándonos la posición de España. En el 1er gráfico aparece en el puesto 21 y en el segundo en el puesto 25. 





Posibles ventajas y posibles inconvenientes

Visto lo anterior hago una reflexión sobre las ventajas e inconvenientes que puede suponer la aplicación del teletrabajo y quizás explique esta situación.

Ventajas:

Hay quien en estos momentos de la pandemia descubre la alternativa del teletrabajo que junto al convencimiento de que la marcha atrás de las tecnologías no se va a producir  considera como indiscutibles sus ventajas: 
  • La conciliación de la vida laboral y personal.
  • Aumento de la productividad, según estudios de alguna universidad hasta un 6%. Por otra parte hace unos días TV habló de que los teletrabajadores en esta pandemia habían trabajado un 25% más de su jornada.
  • Reducción de la movilidad (desplazamiento al trabajo) y por tanto reducción de emisiones de CO2.
  • Garantiza la continuidad de la actividad laboral en casos excepcionales como el actual.
  • Contribuye a desjerarquizar la empresa como ente potente y hacer posible estructuras más planas. Fijarse más en el producto a conseguir con un modelo más distribuido de profesionales con un objetivo común.
  • Disminuir la inversión de grandes edificios de oficinas (sustituidos por las casas de los empleados)  

Inconvenientes:

Pese a las ventajas mencionadas los trabajadores españoles tienen mala percepción del teletrabajo, hasta el punto de ser los únicos que tienen una opinión negativa. No la entienden como un único cambio de lugar de trabajo sino como un manejo de los empresarios para manipular la disponibilidad horaria, o como un objeto de negociación para aumentar la jornada, u otros chalaneos, etc.

Por otra parte el empresario español ha conseguido que lo importante sea su control visual, imponer su posición de Jefe, de señorito, pero como mucho llega a manijero. Tener cerca al trabajador para poder controlarlo. Aparte de haber implantado en los convenios los descuentos por falta de asistencia justificadas o no, incluso hasta recientemente el despido por bajas médicas, para conseguir ser el país con más “presencialismo”.

En definitiva en las relaciones laborales reina la desconfianza, si en la actividad presencial controlan exhaustivamente horarios de desayuno o almuerzos, movimientos entre departamentos, uso de los servicios, etc. con tarjetas RFID, y cámaras de videovigilancia en los centros de trabajo, ¿qué no intentarán controlar en tu propia casa si optas por el teletrabajo?

El confinamiento:

Si duro es el confinamiento, peor aún es que el lugar de trabajo y el de vivir y descansar sea el mismo.

Por otra parte existen estudios de neurólogos que recomiendan evitar el aislamiento, somos seres sociales y tener vínculos humanos protege nuestro cerebro, o sea hay que estar conectados socialmente.

Potenciación del individualismo:

Hay que reconocer que uno de los objetivos del neoliberalismo es conseguir atomizar a la sociedad ya lo decían claramente “La sociedad no existe, existe el individuo”. Las consecuencias de la extensión del teletrabajo tendrán sus ventajas, pero el riesgo de sus inconvenientes parece superior.

La no desconexión:

Gran parte de los teletrabajadores intervienen fuera de jornada en su actividad por algo que no desean olvidar, correcciones o comprobaciones… El ordenador está ahí mismo. Esta presencia constante ayuda a la generación de stress ineludiblemente.

La privacidad e intimidad:

Confirmado el acuerdo con la empresa para trabajar desde casa, tendrá ésta algunos derechos dentro de tu propia casa, por ejemplo las Mutuas podrán entrar para hacer informes de prevención de riesgos laborales

Los accidentes laborales:

La demostración de cualquier accidente será tan compleja y con tantas pegas de las Mutuas que sencillamente no existirán los accidentes laborales en el teletrabajo.

Videovigilancia en tu propia casa

La empresa tiene derecho a su instalación para controlar a través de cámaras el trabajo de los empleados y por tanto su intimidad.

Valoración de los medios de producción

Local de trabajo, ordenador y complementos, pago de uso del Internet, del mismo modo que el consumo energético, utilización de mobiliario y servicios. El trabajador sabe que si todo lo pone él, se irá asumiendo en el global del salario en pocos años y la empresa se beneficiará de todo ese gasto.

Asunción de responsabilidades y tiempos

En la práctica se sufren estados de soledad y olvido. Ocurre cuando se producen dudas que siendo consultadas no se atiende o no se valoran, pero que el empleado por razones de urgencia tiene que asumir. Del mismo modo que si se ha estimado un tiempo a las tareas por el empleado este debe ser atendido y contrastado. Lo habitual en estos dos casos es la respuesta del “Bueno sigue y lo vemos luego”. Esto termina generando stress laboral e inseguridad en el trabajo que se realiza, así como soledad.

Perdida del sindicalismo

En este caso le doy eco a las palabras de Francisco Acosta (sindicalista del 1001) en un artículo publicado el día 16 de este mes que nos dice:

Parece que se desea que el hecho coyuntural de aislamiento social se mantenga en una consecuencia laboral, social y económica permanente.

El teletrabajo masivo sería “El Dorado” perseguido por muchos empresarios y departamentos gubernamentales: La mejor manera de parcelar a una parte de la clase asalariada, aislarlas del ejercicio sindical y de las estructuras amenazantes de las centrales sindicales hacia sus intereses. Donde los Convenios Colectivos serán ignorados y la jornada laboral y otros derechos laborales acordados en los mismos se incumplirían en mayor o menor medida.

Se pretende una vez más restar protagonismo al papel del sindicalismo en nuestra sociedad, como se intentó con la crisis económica de 2008, pero la ciudanía trabajadora y asalariada y concentrada en los centros de trabajo de las empresas tiene que ser la más numerosa en el presente y el futuro.

Tenemos el reto de seguir enarbolando la bandera de la centralidad del trabajo asalariado en nuestra sociedad, que además es la base fundamental de la cohesión cívica de la misma.

Evidentemente el teletrabajo termina siendo un nuevo ataque a los sindicatos porque separa-aisla a los trabajadores e individualiza el trabajo y sus conflictos. Complica enormemente las posibles asambleas y contactos rutinarios en los centros de trabajo. Si ya es trabajoso el sindicalismo en un sistema productivo sustentado en un alto porcentaje de pequeñas empresas PYMES con una media de tres trabajadores ahora se remata con el teletrabajo.

Conclusión:

Así no cuaja, no cuaja el teletrabajo a excepción de los tiempos de la pandemia, o sea por fuerzas muy mayores. ¿Por qué? Porque el empresariado español no está preparado, su ideología se sitúa mayoritariamente en la derecha y de ella coge modelo para relacionarse con el mundo del trabajo. Y el modelo actual lo estamos viendo estos días: agresividad, mentiras y complot desde las instituciones. Así no puede cuajar no son fiables, ¿realmente no tratarán de sacar tajada de este modelo de relación laboral? ¿No le estaremos dando una vía de salida al capitalismo estando en estos momentos tan al descubierto?

Sólo queda la posibilidad de conciliación y en la realidad los trabajadores lo están haciendo por otras vías y muy pocos por la del teletrabajo. En cualquier caso es voluntario, pero a mi modo de ver no recomendable salvo pandemias.