Vientos de Cambio Justo

martes, 12 de febrero de 2019

La precariedad laboral sobre un sistema productivo sustentado en la subcontratación se cobra la vida de cinco trabajadores.



Los accidentes de trabajo

Si hay algo absurdo e injustificable en el mundo del trabajo es el accidente laboral, perder la salud, una parte de tu cuerpo o la vida no tiene explicación ni justificación alguna. No hay nada que rebele más a los trabajadores que el verse mutilados o que se pierda la vida por el trabajo para otro. Sin embargo las empresas privadas y públicas racanean en los gastos de mano de obra y crean subcontratas tras subcontrata; de igual manera escatiman los gastos en la prevención de riesgos de salud de las personas que trabajan para ellos. En este caso el último gran invento, derivado de la obsesiva ‘reducción de costes’ o “low cost” en la prevención, es el de las Mutuas –más subcontratas-, pero hay más...

Antonio Sánchez Rodríguez


12 de febrero de 2019

La austeridad “letal” impuesta por Alemania, después de la crisis, nos condujo a la precariedad laboral más penosa de los últimos años en España, si además ésta se aplica a un modelo productivo basado en el ‘outsorcing’ y las subcontrataciones todo el sistema se vuelve más inseguro e incierto respecto a la salud laboral. Pocos lo han tenido en cuenta, salvo quien lo sufría directamente. Para empeorar aún más las cosas, al mismo tiempo se ha presionado a los trabajadores para obtener una mayor productividad –mayor producción con menos plantilla-, para lograr los primeros puestos de competitividad en los mercados; del mismo modo la temporalidad de los empleos obligaba a tener más de un trabajo y el modelo “Mini job” nos llegó de igual manera y con él los desplazamientos con prisas de un trabajo a otro aumentaron. Todo ello ha hecho aumentar la rentabilidad y el beneficio de las empresas superando límites históricos. En contraposición… lo siguiente:

El pasado día 7 a las seis y media de la mañana, después de trabajar toda la noche, cinco trabajadores perdieron su vida en el desplazamiento de vuelta del lugar de trabajo -Loja (Granada) en las obras del AVE-, a sus casas de Las Cabezas de San Juan (Sevilla). Si la noticia era durísima, no menos lo fue escuchar que ir al trabajo les suponía recorrer más de 200 Km de ida y otros tantos de vuelta e invertir en el desplazamiento de ida y vuelta cuatro horas y media de su vida.

En las primeras declaraciones de un familiar se ha dicho que el grupo de trabajadores iba y venía todos los días, que salía a las seis de la tarde de Las Cabezas para trabajar toda la noche y regresar a su pueblo a las siete de la mañana. También que hubo quejas de la distancia y pidieron poder quedarse en un hostal, pero que la empresa se lo había negado. La empresa, explica que el trabajo había que ejecutarlo de noche para no interferir el paso de los trenes durante el día, y que con dicho horario el equipo solía quedarse a descansar un par de días en Loja, y en otras ocasiones como el día del accidente decidían regresar a Las Cabezas para pasar el fin de semana. En cualquier caso parece un desatino desplazamiento cada día o cada dos días.

El 4 de diciembre de 2018 publiqué, en este blog, un artículo denominado “Ahora, hay que gobernar Andalucía, pero otra vez igual? en él incluía el apartado “Antecedentes que han cambiado la conciencia social:” y ponía un ejemplo sobre el ‘outsourcing”, la subcontratación y la externalización. He de decir que el ejemplo descrito de ese cambio de conciencia en dicho artículo era una experiencia vivida en ese pueblo de Las Cabezas de San Juan con sus gentes durante más de 12 años. 

Las Cabezas era un pueblo eminentemente agrícola que formaba parte del gran valle del Guadalquivir en el que existen las mejores tierras de labor de Europa donde se cultivaba el algodón, la remolacha, el girasol, el sorgo o el maíz, etc.. Un trabajo que bien conocían sus habitantes y que junto con sus vecinos de Lebrija donde reinaban las marismas contribuyeron con un esfuerzo ímprobo de años a desalar las mismas para añadirlas a las explotaciones mencionadas. Pero un buen día de los primeros años de los 70 se vieron premiados con la llegada de la modernidad y dichas tierras fueron cruzadas por la autopista Sevilla-Cádiz, así fue como algo más de tres centenas de personas fueron reconvertidas para trabajar en la construcción de la misma y una vez terminado el tramo correspondiente quedó en sus inmediaciones la fábrica de Construcciones Modulares de Dragados y Construcciones, una empresa que se hizo grande entre otras cosas con los contratos de presos de la guerra.

Decía en el artículo que en los 80 llegó la moda empresarial de reducir los gastos fijos de personal y en vivo y en directo en pocos años vi como de las más de trescientas personas la empresa se quedó con menos del 10% y el resto fue “invitada” a formar pequeñas empresas, cooperativas, autónomos, etc. para seguir haciendo justo lo mismo que hacían. Ya en esas fechas del 83 y 84 los trabajadores competían entre ellos y se desplazaban a diario a los montajes de las construcciones hacia Huelva y otras provincias donde iban y venían a diario, salvo tener que cruzar la península. Se acabaron las dietas, las horas extraordinarias, las nóminas, así como la afiliación sindical. ¡Ya éramos todos empresarios!, pero los riesgos de accidentes de un trabajo realizado directamente en la obra (no en talleres), así como los in itinere estaban al acecho.

Dragados y Construcciones tenía unos 30.000 empleados fijos y en pocos años, con el cambio de modo de producción,  se quedó con 4.000 facturando la misma cantidad o más y aumentando beneficios. Los salarios cayeron notablemente… Los “emprendedores por obligación” obviamente aumentaron porque era simplemente un trasvase social, y España se convirtió en un país de “Emprendedores” un país que sus ciudadanos se buscaban la vida individualmente y competían entre ellos bajo el regocijo de los grandes empresarios, aunque esos ciudadanos también se mataban un poco más.

He de decir que el equipo técnico de dicha empresa éramos mayoritariamente  residentes en Sevilla, y en muchas ocasiones utilizábamos el vehículo propio con el que cada día se hacían más de 100 Km. entre la ida y la vuelta consumiendo más de una hora de desplazamiento. El modelo productivo ya estaba consolidado y desgraciadamente ratificado con la muerte de mi compañero y amigo Juan Manuel Ruiz al quedarse dormido una fatídica mañana estrellándose contra un pilar de uno de los puentes de la autopista. También hubo salidas de carretera con más suerte, y alguna otra salida en la que el cambio del sonido de la calzada con el arcén nos despertaba con sobresalto.

Quiero decir que las gentes de Las Cabezas, desafortunadamente, no son novatos en este tipo de accidentes, pero nunca tan cruento y numeroso, como en el que han perdido su vida cinco personas. Entre ellos Juan Bornes Gómez y también José Manuel Pérez Marchena, seguro que hijos o nietos de mis otros compañeros de las cadenas de montaje de idénticos apellidos. 

Para más inri las reformas laborales posteriores a la crisis del PSOE y del PP han sido claves para precarizar las condiciones laborales que no sólo han afectado a la reducción de los salarios, sino que han favorecido los accidentes laborales dadas las condiciones favorables cedidas a las empresas y las de indefensión implantadas a los trabajadores, creando un estado generalizado de explotación que ha obligado a muchísimas personas a aceptar condiciones tercermundistas que nos ha conducido a estos casos propios para gritar un ¡Basta ya! tan potente que divida al mundo en dos hemisferios.  

El hecho es que las reformas laborales siguen vigentes y las promesas de derogación no se llevan a la práctica. La ministra de trabajo ya dijo que la del PP se “retocaría” y nada sobre la de Zapatero.

Las Mutuas que resultan ser de una parcialidad vergonzosa habría que hacerlas desaparecer, y la salud de las personas que no tiene clasificaciones debe ser gestionada por los Ministerios de Sanidad o Consejerías de Salud, desvinculando la misma del Ministerio de trabajo. Una cosa es quien tiene responsabilidades sobre los accidentes y quien asume los gastos de los mismos y otra la salud. Por cierto palabra ésta “Salud” evitada en las reglamentaciones franquistas en las que lo importante era la Seguridad y la Higiene… A estas fechas démosle la importancia que tiene, pero de verdad.