17 de abril de 2020
1.-
Creación de un Comisariado de
Transición Agroalimentaria. Porque esta fatídica situación ha
evidenciado la vital importancia de que salud y alimentación van de la mano y
son pilares básicos para la seguridad vital. La creación de un cuerpo interministerial,
liderado desde su ministerio que fortalezca nuestro patrimonio natural, nuestra gobernanza y soberanía alimentaria
resultaría crucial para abordar con mayor celeridad y garantías el desarrollo
de políticas ambientales, la mitigación del calentamiento global y la reversión
del despoblamiento rural.
2.-
Ganadería extensiva y de montaña.
La Península Ibérica es un territorio esencialmente ganadero, ha sido sólo en
las últimas décadas cuando se ha perdido ese carácter, perdiendo con ello mucha
fortaleza las áreas menos pobladas donde el ganado hace una función esencial de
dispersión de semillas, de abonado, de control de incendios, de sustento básico
para miles de familias cuya tierra no permite a veces ninguna otra actividad económica.
Es necesario un plan de manejo del ganado extensivo en espacios naturales
protegidos que contribuya a la defensa y conservación de sus valores naturales.
Debe articularse, junto al Ministerio de Agricultura una estrategia de reforzamiento de nuestra
ganadería extensiva, ecológica y de montaña, con especial atención a la
tradicional, beneficiosa y necesaria actividad de la trashumancia,
recuperándose la red de abrevaderos, descansaderos y cañadas para el tránsito
del ganado. Recuperar y poner en marcha la red de mataderos locales y móviles
resultaría una medida muy beneficiosa para la producción local. La ganadería
extensiva produce toda una serie de bienes públicos que debemos considerar y
valorar como se merece. El control y
moratoria de nuevas instalaciones para la ganadería industrial debe ser
una realidad con objeto de evitar zoonosis, la contaminación de suelos y agua
por nitratos, así como la contaminación del aire por metano, amoniaco y otros
gases nocivos, un modelo, el de la ganadería industrial que depende de materias
primas que se producen a miles de kilómetros con un modelo de producción y
transporte absolutamente dañino para todos.
3.-
Mayor Control de la actividad
cinegética. Son cientos de miles de hectáreas las dedicadas a cotos de
caza que han hecho de la caza mayor su principal fuente de ingresos. Sin
embargo, son enormes los desequilibrios que un mal manejo ha provocado, en
demasiadas ocasiones desplazando el manejo tradicional de territorio con
ganado. Dispersión de la tuberculosis bovina, expulsión de las especies no económicas,
roturaciones, extinción de flora autóctona muy valiosa. Es necesario una revisión
de los cupos de ejemplares de fauna cinegética, estableciéndose cargas ganaderas
más respetuosas con los equilibrios naturales.
4.-
Plan de fortalecimiento del sector
apícola. Una actividad, una especie, la abeja que lleva años en un
peligroso declive, con mortandades alarmantes, con tasas de natalidad de abejas
reinas bajísimas, con amenazas de enfermedades como la Varroa que desespera al
sector apícola. Sin embargo, las abejas realizan una función polinizadora
esencial. En aquellas zonas con densidad de abejas por debajo de los niveles
necesarios, tiene que ser considerada como actividad de servicio público. Se hace
indispensable el control y retirada del mercado de los insecticidas basados en los
cloronicotinilos (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam) por su grave
afección a las abejas. Además, debe publicarse y ponerse en marcha lo antes
posible el Plan de Acción Nacional para la conservación de los polinizadores y
dotarlo de suficiente presupuesto para el cumplimiento de sus objetivos.
5.-
Protección de los sistemas agrarios de
alto valor natural. Se trata de sistemas agrarios que por sus especiales
características se consideran, a pesar de ser de origen humano, de alto valor
natural, se trata de las dehesas, la trashumancia, los cultivos leñosos de
secano, los pastos y prados de montaña, las vegas cultivadas, los secanos
cerealistas con alta presencia de barbechos, los olivares tradicionales de sierra,
etc. España es el país de la Unión europea que cuenta con mayor superficie de
este tipo de sistemas, que, aunque son, en general, de baja productividad,
suelen dar productos singulares de alta calidad, y constituyen por sí mismos
paisajes peculiares y refugios de biodiversidad.
6.-
Salvaguarda del ecosistema de campiña.
Es en este biotopo donde más drásticamente han cambiado el manejo en los
últimos años cuestión que se está evidenciando con el retroceso de especies
valiosísimas en la Península Ibérica: avutardas, sisones, gangas, alcaravanes,
aguiluchos, alondras son claros ejemplos. Lograr un manejo compatible entre uso
agrícola y conservación en las campiñas es una urgencia desde hace años, un
problema que puede abordarse ahora mediante la coordinación de políticas
agrarias y ambientales.
7.-
Afianzamiento de la producción
ecológica. El modelo productivo que mejores y mayores respuestas ofrece
a los grandes retos de nuestro territorio, el calentamiento global y la
despoblación. Porque los sistemas productivos tienen que formar parte de la
solución, y la agricultura y la ganadería ecológica, en la que España es un
referente mundial son inmejorables aliados para lograr un medio rural vivo, fortalecer
la biodiversidad, garantizarnos alimentos de calidad, próximos, seguros y saludables.
8.-
Reducción del uso de agroquímicos en
el territorio nacional. Estos productos tienen probada su nocividad. Es el
momento de cambiar la manera de gestionar la presencia de hierbas adventicias
en los cultivos sin el uso de tóxicos ambientales, y en general de manejar la
diversidad de los agrosistemas sin la introducción de sustancias extrañas.
Existen mecanismos menos agresivos, mano de obra y maquinaria específica
disponible para que el desbroce y control de la hierba en lugares no apropiados
se haga mediante vías menos invasivas y letales.
9.-
Proteger y mejorar la fertilidad de los
suelos y su integridad. Los suelos fértiles constituyen una parte
esencial de los eco- y agrosistemas; y su función, además de su papel en el
ciclo de los nutrientes, filtro de agua y demás, es básica tanto en el proceso
de adaptación al cambio climático como en su mitigación, es en ellos donde se
producen los alimentos que consumimos. La
pérdida de suelo fértil es uno de nuestros más graves y silenciosos males.
Cuidar la fertilidad de la tierra es velar por el futuro. Las prácticas
agrícolas respetuosas con el medio ambiente tienen que primarse porque cumplen
una función esencial de producción de alimentos, pero también de conservación y
fomento de la biodiversidad. Junto al ministerio de
agricultura tiene que impulsarse de forma decidida la producción ecológica, el
modelo que en estos momentos mejor garantiza la sostenibilidad. Otro gran perjuicio de la erosión es la
continua colmatación de los embalses.
La aplicación de las medidas para solucionar los problemas de erosión pasa
entre otras medidas, por financiar una restauración hidrológica forestal
consistente en actuaciones para aumentar la infiltración de agua de lluvia y
permitir el aumento del flujo de recarga de acuíferos. Es necesaria la
aplicación de técnicas para evitar que se mueva el suelo en cada evento de
precipitación, así como para facilitar el aumento de infiltración de agua y
evitar así que se concentre cada vez más agua en las vaguadas y cauces lo que
ocasiona arrastres y cuantiosos daños muy caros de reconstruir y cuya pérdida
en términos de suelo es ya casi imposible de reponer. En cualquier caso, el
tipo de medidas que se apliquen deberán contar con la participación de la población afectada para así poder definir de
forma inequívoca las acciones a realizar. Deben pues otorgarse ayudas para la
realización de estas infraestructuras en los terrenos agrícolas con pendiente
que eviten la erosión. El abandono generalizado de las fincas está provocando
muchos problemas en el medio rural. Uno de los más importantes son los incendios que se producen en campos abandonados,
llenos de brozales y biomasa, muy peligrosos en el verano por su gran capacidad
de combustión. Otro de los problemas es la proliferación de plagas. Por ejemplo, los árboles
abandonados se debilitan, siendo reservorios de plagas y enfermedades que se
transmiten a las fincas cercanas, teniendo que incrementar el uso de fitosanitarios.
Deberían dictarse normas para obligar al mantenimiento y limpieza de estos
terrenos o facilitar la cesión a otros agricultores.
10.- Disponibilidad de
agua. La demanda de agua, especialmente para regadío excede en gran
número de cuencas la disponibilidad. Resulta necesario replantearlos en muchos
casos, considerando que el cambio
climático está disminuyendo de forma crónica la pluviometría media.
Adaptar la gestión del territorio a actividades vinculadas al secano no sólo es
recomendable sino necesario, al igual que la asignación de recursos hídricos a
las explotaciones ganaderas de extensivo. De otro lado, como es sabido, la
pugna por los recursos hídricos está siendo motivo de pugna territorial, es
necesario evitarlo. Revisar las asignaciones y extracciones de los acuíferos se
hace ahora más imprescindible que nunca para garantizar un medio natural y
rural vivo.
11.- Calidad aguas.
La menor intensidad económica puede hacer que se recuperen nuestras dañadas
cuencas hidrográficas. Restablecer y definir cauces ecológicos, estar
vigilantes a vertidos, reacondicionamiento de caudales, revisión de estado de los
embalses, obligatoriedad de la producción ecológica en las zonas limítrofes a
los pantanos y embalses, la clausura de extracciones ilegales son medidas que
se pueden acometer con mayores garantías en estos momentos. Para garantizar la
calidad de las aguas también debe afrontase un plan de depuración efectiva desde aguas arriba hacia abajo, siendo
la regeneración de las aguas para la reutilización en la agricultura un
objetivo primordial. El plan debe ir orientado a pequeños núcleos con baja
capacidad económica municipal y con gran cantidad de disconformidades en sus verbaja
capacidad económica municipal y con gran cantidad de disconformidades en sus vertidos,
básicamente debido al mal funcionamiento o mantenimiento de las estaciones
depuradoras. Existen técnicas y procedimientos muy perfeccionados en los
últimos años que, aprovechando procesos naturales y ecológicos, permiten mejorar
la calidad de las aguas en los propios cauces de los ríos, en complejos endorreicos,
en espacios urbanos, utilicemos la mejor tecnología con el menor impacto.
12.- Custodia del
territorio.- La colaboración público-privada en modelos de conservación
mediante acciones de custodia del territorio ha sido una asignatura pendiente
tradicionalmente en España que, sin embargo, está dando importantes frutos en
otros lugares del mundo. Siendo realistas la política de declaración de nuevos
espacios protegidos está muy limitada, siendo, además una estrategia algo añeja
en el siglo XXI pues la idea de confinar la biodiversidad en áreas exclusivas, suponiendo
eso además el “sacrificio” del territorio no protegido se ha evidencia como un
modelo no exitoso. Es necesario de conectar
los espacios protegidos mediante corredores, pasillos ecológicos. No es
hora de generar más islas protegidas a especies animales y vegetales que no
saben de leyes humanas. Los territorios intermedios, con cierta intervención
humana son hoy el refugio de especies amenazadas y focos de biodiversidad.
Potenciemos esos espacios en un territorio tan antropizado como es el de la
península ibérica. Establecer protocolos de colaboración con propietarios que
les permita el equilibrio entre la necesaria viabilidad de su actividad y la
conservación es el camino. Es el momento de avanzar de forma decisiva en estas
ideas.
13.- Revisión política
forestal. La gestión de los recursos forestales y del monte requieren
una actualización. El uso de los bosques con criterios madereros nos retrotrae
a tiempos pretéritos muy alejados de la realidad. Evitar el monocultivo silvícola redefiniendo el marco de
plantación y las políticas de regeneración forestal, los trabajos silvícolas y
de entresaca. Es necesario compatibilizar la expansión de nuestros bosques y
montes, principal freno a la desertización con actividades económicas
sostenibles como la extracción de productos silvestres, setas, corcho, resina,
plantas medicinales y aromáticas, etc. que sean fuente de riqueza para los pueblos
situados en sus límites. Más de un tercio de la cuenca mediterránea está desertizada
o en proceso muy acentuado de desertización,
la reforestación de estas amplias zonas con criterio ecológico y ambiental
resultarían altamente beneficiosas. La reforestación, siempre con especies autóctonas y adaptadas,
debería ir enfocada hacia las zonas no cultivables, con la involucración de las
entidades locales de las áreas de influencia para favorecer el empleo local, al
igual que los trabajos silvícolas y de entresaca. La biomasa obtenida debería
orientarse hacia la obtención de combustible para calefacción doméstica.
14.-
Plan Nacional de Recuperación de
Humedales. Son especialmente frágiles y han estado muy castigados en el
siglo XX con roturaciones, desecaciones, drenajes que han mermado
significativamente la riqueza natural de nuestro territorio y limitado su
capacidad para generar riqueza y biodiversidad. El Cambio Climático los hace aún
más valioso si cabe en los próximos años en la Península Ibérica dada su capacidad
para amortiguar temperaturas extremas. Recuperar, gracias a la documentación y
bibliografía reciente, ortofotos, etc., se debe poner en marcha un Plan
Nacional de Recuperación de Humedales que restablezca en todo lo posible a su situación
naturales enclaves como La Janda, Antela o La Nava, además de otra multitud de
enclaves de singular importancia local y comarcal. Recuperación de lagunas
litorales en Doñana, humedales del Golfo de Cádiz, Manga del Mar Menor, zonas
inundables en el Delta del Ebro, ensenadas del Cantábrico.
15.-
Cuidar nuestros caladeros. Por
cuestiones ajenas a la propia actividad, el sector pesquero se ha desplomado.
La falta de canales de distribución, el cierre del canal Horeca y la
desconfianza hacen mella. Es el momento para establecer una moratoria y definir
medidas que permitan la recuperación de nuestros ecosistemas marinos. Definir
zonas y especies de veda son medidas altamente beneficiosas, en primera instancia para muchas
especies marinas y, a posteriori, para el propio sector pesquero.
16.-
Actividad salinera. Una
actividad artesanal esencial de forma histórica en nuestro territorio que se ha
venido denostando por criterios de productividad sin considerar los importantes
beneficios sinérgicos que se generan en zonas inundables y de marisma.
Recuperar, establecer un plan de incentivos para una actividad económica de
futuro que es armoniosa y sinérgica con los ecosistemas naturales es una eficaz
política económica y medioambiental. Es en primavera cuando comienza la campaña
de las salinas, es el momento de ponerlas en valor.
17.-
Repensar el crecimiento urbano.
El crecimiento de las ciudades es una realidad también en España. Concentración
de la población en grandes urbes donde se pierde calidad de vida. Resulta
necesario repensar el modelo de concentración urbanístico que resta bienestar y
salud a las personas. Una apuesta por la descentralización, dotando de
soberanía a las zonas rurales, a los pueblos, dotándolos de gobernanza y
servicios públicos adecuados haría más atractivo el medio rural, favoreciendo
que se mantenga un territorio vivo.
18.-
Hacer robusta y sostenible nuestra
producción y transformación alimentaria. Necesitamos un sector agroalimentario,
moderno, con una tecnología sostenible, centrado en subsectores estratégicos,
tanto desde el punto de vista de nuestra especialización y de defensa de
productos de primera necesidad. Con un firme respaldo del sector investigador.
Que otorgue valor a la producción ecológica. Con especial apoyo a la pequeña y
mediana empresa.
19.-
Movilidad. Donde más se aprecia
la mejora de las condiciones ambientales es en las ciudades debido al drástico
descenso del tráfico privado. Tratemos de modificar los hábitos para cuando las
personas puedan volver a tener esa deseada movilidad. Establezcamos planes en
los que se prioricen en las próximas fases el desplazamiento en transporte público, y privado no
contaminante. Aprovechando la red ferroviaria
para el transporte de mercancías para poner en marcha un moderno sistema
de trenes rurales que conecten
el territorio. Diseñar y poner en marcha planes piloto en zonas bien definidas
puede ser un primer paso. Mantengámoslo lo máximo posible, hagamos ver a la
población que no es necesario el vehículo a motor privado, que las ciudades,
que las calles tienen que ser de las personas. La movilidad en la franja
litoral requiere especial atención, debe fortalecerse el carril bici en toda la
costa litoral como modelo de sostenibilidad y compatibilidad entre ecología y economía,
el Camí de Cavalls en Menorca puede ser una clara referencia. Colabore con los
ayuntamientos de las grandes y medianas ciudades a mejorar su plan de movilidad
y contaminación en los próximos meses.
20.-
Transporte de mercancías. Esta
actividad es una de las principales fuentes de contaminación. Sin embargo, el
estado de alarma ha logrado optimizar mucho los sistemas de distribución.
Conservemos esas mejoras. Colabore desde su ministerio con el sector del
transporte para definir e implantar planes de optimización de la distribución,
sacar el máximo partido a la actual red ferroviaria sería un paso muy decisivo.
Supondrá una mejora de procesos y costes para el sector del que nos beneficiaremos
toda la sociedad. Es un sector en el que resulta prioritario incorporar los
criterios y métodos de trabajo de la Economía
Circular, fomentando y priorizando el consumo en lugares próximos a su
producción, valorizando los subproductos y alargando vidas útiles.
21.-
Transición energética. El estado
de alarma ha llevado a unos importantísimos descensos en el consumo eléctrico.
La reversión de la actual situación llevará aparejado un aumento de la demanda
de energía. Es hora de coordinar y
priorizar las fuentes de energía no contaminantes que acompañen el
crecimiento de la demanda energética. Hemos logrado una mejora sustancial en la
calidad del aire, tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas para
mantenerlo. Debe establecerse una prioridad en el uso de energías limpias en el
restablecimiento de las actividades económicas, ello sin que las nuevas plantas
de producción energética entren en competencia con los terrenos agrícolas, debe
planificarse adecuadamente la gestión del territorio para producir alimentos,
energía y conservación de la biodiversidad. Apuesta firme por la transición
energética con el desarrollo y aplicación de las fuentes renovables autóctonas
adaptadas a los diferentes consumos. Su desarrollo implica apoyar un subsector
industrial de componentes específicos. Apoyo constante a la movilidad
sostenible y a modelos de barrio/ciudad más integradores.