5 Octubre 2018
Según
las estimaciones, estamos ante una campaña de recogida de aceituna, la
2018-2019 que puede ser histórica en cuanto al volumen de producción. Las
condiciones meteorológicas favorables junto al crecimiento de la superficie
cultivada conducen a pensar en ello.
Sin
embargo, estas mejores expectativas de producción, que son buenas noticias a
priori, también traen la duda ante la duda que tienen los productores y
comercializadores sobre el factor precio que se podrá manejar en las próximas
semanas y meses. Porque el aumento de la producción no va a venir,
presumiblemente, acompañado del suficiente crecimiento del consumo que permita
equilibrar la oferta y la demanda. Si crece la oferta más que la demanda, en
condiciones de libre mercado, las leyes económicas vaticinan que el precio
bajará.
Ante
este reto, es necesario plantearse la definición de una estrategia del sector,
del territorio si realizamos una verdadera apuesta, en la que se impliquen los
agentes públicos y privados. Andalucía, como territorio que mayor producción
aporta al mercado mundial del aceite, tiene que definir su propia estrategia,
con la participación de todas las partes y formar un frente unido que ofrezca
soluciones a los grandes retos de un producto tan emblemático como es el aceite
de oliva.
En
esa estrategia, tiene que abordarse de una vez por todas, un compromiso cierto
con la calidad del producto por encima del rendimiento y el volumen. Tenemos
que hacer una apuesta conjunta por la excelencia. Tenemos todos los factores a
favor: la experiencia, el tejido empresarial, técnicas de innovación, unos
agentes comercializadores que han avanzado de forma decidida en los últimos
años. Andalucía tiene que ser el referente mundial del aceite de oliva virgen
extra de excelencia. Si, le incorporamos además el concepto de sostenibilidad,
consolidando el modelo de producción ecológico, seremos imbatibles.