Rosario Granado
20 de diciembre de 2022
Nos dice el
historiador Ilan Pappé[1]
en Palestine Chronicle que Más de la mitad de la población que
vive en Cisjordania y en Gaza tiene menos de 18 años; de hecho se
puede afirmar con certeza que la mitad de los habitantes de la Cisjordania
ocupada y de la sitiada Gaza son niños. Quien hace la guerra contra estos dos
territorios, con demolición de casas, arrestos sin procesos, la humillación
continua y la política de tirar a matar, hace la guerra a los niños. Algunas
veces, brigadas militares enteras del ejército israelí, acompañados de unidades
de élite, de la policía de fronteras y de la policía, persiguen a un muchacho y
la mayoría de las veces lo matan, o en el mejor de los casos lo arrestan. Si
hay algo que ha cambiado en estos últimos años en lo que finalmente las
Naciones Unidas han tenido a bien llamar la Colonización de Palestina, es la intensificación de la política
israelí de tirar a matar.
El asesinato de niños
no es nuevo en la política israelí. Desde el primer momento la dirección
militar de las fuerzas sionistas empezó a definir más claramente su política
hacia toda la población que permaneció en los pueblos ocupados durante la
limpieza étnica de 1948. Una de sus directivas clara era matar o enviar a un
campo de prisioneros, a discreción del comandante del lugar, «a los hombres en
edad de combatir». Y definía claramente lo que entiende por hombres: toda
persona mayor de diez años.