Miguel Toro
29 de
marzo de 2019
Como ya hemos comentado en
artículos previos (primero, segundo) hay que hacer una apuesta
decidida por lo público, su valor, su respeto y su
cuidado. Esto requiere recolectar los impuestos adecuados para mantenerlo cada
vez con mejor calidad, en beneficio de la mayoría de los ciudadanos. Pero
también conseguir servicios públicos eficientes a juicio de la mayoría de la
sociedad y justificar sus costes. No es suficiente que las administraciones
públicas hagan las cosas bien desde un punto de vista normativo, sino que un
buen gobierno en el sector público debe buscar aumentar la transparencia y la
rendición de cuentas en la gestión, fomentar la cultura de ética pública,
gestionar los impactos sociales, ambientales y económicos que se producen por
la actuación de la Administración, y avanzar en la profundización democrática
mejorando la participación de los usuarios y la población en general.
Participación de los
ciudadanos en la gestión de los servicios públicos
Es muy importante diseñar
mecanismos de gestión, de toma de decisiones en los servicios públicos
independientes del partido político que esté en el gobierno. Hace falta un
rumbo de los servicios públicos con un horizonte mayor que una legislatura.
Para que eso sea posible es necesario que las decisiones de inversión a medio
plazo, de gestión del personal, de promoción, se tomen por comisiones que
integren a los profesionales del sector correspondiente, a los ciudadanos junto
a la representación directa de los partidos políticos. La participación de
ciudadanos elegidos directamente para la gestión del servicio público, junto
con los profesionales respectivos, en la toma de decisiones es clave en los
servicios públicos.