27 de marzo de 2018
Antes que nada hemos de situar cada cosa en su lugar –Capitalismo y Tecnología- para no errar y cargar culpas a quien no correspondan respecto al origen de la crisis del 2008 y posteriores consecuencias. Lo que no quita que este aspecto tecnológico, perversamente tratado pueda verse como un colaborador necesario del sistema de libre mercado en camino al desatino. Al mismo tiempo cabe analizar si esos aspectos complementarios debieron frenarse, en parte, desde la izquierda exigiendo especial atención en el Parlamento desde el aspecto político así como en el Sindical por su gran incidencia social. Empecemos planteando dos sencillas proposiciones:
1ª-
Las tecnologías no son un problema, en sí mismas, para la sociedad. Consideradas
como un conjunto de herramientas dependerán de quién y de cómo se utilicen y de
una normativa que las regule.
2ª-
Las tecnologías no son el origen del problema o la causa de llegar al abismo
del desempleo y al detrimento de algunos derechos fundamentales. Como
herramientas que son no pueden tomar decisiones.
En
definitiva, el origen real de los problemas generados por su avance
desmesurado, está en quien las controla, permite, desarrolla, dirige y
rentabiliza económica y políticamente, parafraseando a Bill Clinton hay que
decir: ¡¡ Es el capitalismo, estúpido ¡¡. No nos equivoquemos.
La importancia de las
tecnologías en los cambios sociales:
Un
dato que puede “sorprendernos” es la rapidez evolutiva de las tecnologías, y por
cierto su “coincidencia” en el tiempo con la Guerra Fría (1945-1989).