La ausencia de información en los medios sobre China no es casual. China es un país socialista, y por ello se trata de silenciar su éxito porque establece la duda de que la única alternativa económica sea el Capitalismo. Por ello la consigna capitalista ha sido y es provocar sus fracasos con bloqueos y asfixia económica. Pero el desarrollo de China ha superado todos los ataques y habrá que –como mínimo- contar con ella en el futuro inmediato y tal vez algo más...
Antonio Sánchez Rodríguez
16 de febrero de 2021
Antes que nada hay que felicitar a este pueblo milenario en el año nuevo que inició este pasado viernes día 12.
¿Realmente es necesario, e incluso urgente, conocer más al actual pueblo chino y el sistema de organizar su país, o miramos para otro lado?
1.- La banal y caduca imagen de ’lo chino’ en nuestro país
De momento la pobreza de la imagen que reconocemos de ‘lo chino’, desde hace unos años, es fruto de varios errores: Uno de ellos es que la historia analítica de lejanos países se queden en la ‘torre de marfil’ de las universidades. Otro es la prioridad interesada de los medios sobre la noticia de impacto, olvidando noticias muy relevantes de países ‘no europeos’, pero con fuertes relaciones con nuestro país. Y cómo iba a faltar el olvido y devaluación de las humanidades en los planes educativos, del mismo modo que las culturas no europeas y por ende la ausencia de promoción de la historia a través de museos, conferencias, etc.
Digo esto porque hablar de chinos es sacar a relucir los iconos banales que en su día se promocionaron y se introdujeron en los populares barrios de España: Los farolillos rojos de los restaurante chinos con sus rollitos de primavera y la sopa de aleta de tiburón; sus festivos y coloridos dragones; los Todo a 100 y los Bazares con todo tipo de artículos a bajos precios.
Menos conocidas han sido las inversiones Chinas en nuestro país que en 2015 ya superaban los 2.000 millones de euros en empresas de energía, inmobiliaria, industrial, turismo, agropecuaria, deportivas, etc. Si bien nada que ver dicha cantidad con las mucho más relevantes realizadas en otros países europeos.
2.- Mínima y necesaria historia
Pero los 2.000 millones de hoy no suponen nada con las relaciones comerciales vividas en un período anterior de nuestra historia. Habría que recordar que España, buscando las especias de Oriente, encontró América a medio camino -y algo se entretuvo-, pero no cesó en ello y Magallanes en el 1.520 ayudó a abrir un camino por el Pacífico hasta el Oriente. A través de él, desde la segunda mitad del siglo XVI, Felipe II estableció una intensa línea comercial con la dinastía China ‘Ming’ (la penúltima de las existentes), cuyas relaciones duraron casi tres siglos. Estas, además de la participación de Portugal y de otros países europeos, constituyeron la primera Globalización.
Tampoco habría que olvidar que en los siglos siguientes, la gran importancia de la relación Europa-América nos hizo pensar que el ‘ombligo del mundo’ -el Mediterráneo- se había desplazado al Atlántico, olvidando que hasta el siglo XVIII el núcleo principal demográfico y económico estaba en Asia, si bien en los últimos decenios parece desplazarse nuevamente hacia China.
China era la principal potencia económica del mundo con un cuarto de la población mundial. Durante más de 40 siglos crearon una cultura de importantes filósofos, tradiciones y valores. El inicio de la dinastía Han, hace 2.200 años, creó un imperio que supuso la edad de oro de las artes, la tecnología y la política. Pero no todo fueron luces porque para sostener esa riqueza hizo falta un pueblo que pasó lo suyo durante miles de años con emperadores que ‘vendían’ al pueblo su procedencia directa con la ‘divinidad’. Ese supuesto vínculo divino asociado a una sociedad agrícola de subsistencia es lo que posiblemente explique que una constante china fuesen los levantamientos campesinos. Hay datos de que entre el 212 a.C. y el 1911 -fin de la última dinastía (Qing)- hubo 269 rebeliones campesinas, más que en cualquier otro país del mundo. Y quizás también explique lo que a muchos marxistas no le encajaba respecto a la revolución campesina china, ya que el llamado y esperado para cumplir la revolución de los trabajadores era el proletariado.
En cualquier caso, durante más de medio siglo, desde las trifulcas de la última dinastía, China era un auténtico desastre en su gobernabilidad: la separación de zonas generó numerosos ejércitos bajo control de los denominados ‘señores de la guerra’; Japón metió sus ejércitos en el país hasta en dos ocasiones; hasta tal punto era débil China que también Europa aprovechó dicha debilidad y ocupó espacios de poder y control de mercados y puertos, una de las ‘mercancías’ produjo la Guerra del opio; la guerra civil se desarrolló prácticamente en dos fases entre el bando comunista y el nacionalista, que terminó con la retirada de este último a Taiwán, en la última de ellas la II Guerra mundial estaba en curso y al poco de terminar, en 1949 triunfó la revolución campesina con su líder Mao Zedong y el Partido comunista chino (PCCh).
Ahí, a 70 años vista, comenzó una nueva historia que tenía que resolver la terrible situación social que había dejado en China, esa etapa en la que las guerras eran prácticamente continuas y el empobrecimiento cada vez mayor. En 1976 el PCCh tomó el control sobre la economía y en 1979 realizó profundas reformas en la economía y permitió la competencia. Estas y algunas otras modificaciones y adaptaciones realizadas tienen al mundo entero en la disyuntiva de cómo calificar la política y economía que aplica China: ¿Socialismo o Capitalismo? De una manera u otra, el país ha conseguido uno de los más altos índices de crecimiento del mundo, con una media superior al 9 % desde finales de los años setenta. El futuro en mayor o menor medida está en China y habrá que reconocerle el protagonismo que ha conseguido.
3.- Comparativa China
- España
Unos datos comparativos con España también nos ayudará a entender las circunstancias del pueblo chino a partir de las nuestras:
Geográficas: China en superficie es el cuarto país del Mundo y 19 veces mayor que España. Su superficie presenta en algo más de la mitad, la oeste, un terreno de mucha altitud, seco y desértico; en el centro una meseta entre los 1000 y 2000 metros prácticamente igual de árida; y al este una zona de llanuras, deltas y valles que limita con la costa del Pacífico, más amable y rica para el cultivo.
Demográficas: en la zona este, que podrá representar algo más de un tercio de la superficie, se concentra el 94% de la población china y en la interior el 6% restante. China multiplica por más de treinta la población española.
En lo concerniente a cultivos España utiliza poco más de la mitad de su superficie, mientras China utiliza solamente alrededor del 13 %. Si extrapolamos valores de tierra cultivable por habitante (hectáreas por habitante), a sabiendas que el promedio en el mundo es de 0,65 Ha/habitante, China utiliza 0,10 Ha. y España 0,49 Ha.
Quizás estos datos sirvan como ejemplo para comprender las medidas gubernamentales que se toman sobre la propiedad y control de la tierra generadora de la alimentación.
4.- Aparición del virus:
Al inicio del 2020 se alerta al mundo de la existencia de un virus proveniente de Asia. Al poco nadie dudaba de que la infección estaba íntimamente conectada a la Globalización. A partir de ese momento los gobiernos comenzaron a mostrar lo que realmente eran, sus activos, y las prioridades que tenían de cara a la población que representaban.
No sorprendieron con sus actuaciones de dejadez: el Reino Unido, Brasil, los EE.UU. y algunos otros. Por otra parte, sorprendieron por lo inesperado de sus declaraciones y medidas: México o Suecia. Y llamaron la atención por su eficacia y la inmediatez de sus medidas los del mundo asiático, muy especialmente China. Europa en general se lo tomó con calma, pero algunos países (como Alemania) estaban mejor preparados que otros, en los que los recortes que habían impuesto en sus SSPP los habían dejado desarbolados y sin recursos: ni humanos ni materiales.
El ‘poderoso’ Occidente esperaba el debilitamiento de China, el país en el que se originó el virus, si bien a estas fechas se sigue investigando su origen, pero quedaron decepcionados y estupefactos con las reacciones del gobierno chino.
AHORA SÍ, ahora salió China por las pantallas de las TV de todo el mundo, y lo que ocurrió es que nadie daba crédito que las imágenes de las edificaciones de Wuhan, la ciudad de donde partió el virus fuese China, ni tampoco que en pocos días dicho país construyera un hospital totalmente equipado de instalaciones de energía, agua, oxígeno, etc. y máquinas sanitarias, del mismo modo que se dictara orden de confinamiento total a 60 millones de ciudadanos de Wuhan y que en sus almacenes hubiese respiradores, mascarillas y material EPI suficiente, que les permitió incluso enviarlos a segundos países como muestra de su solidaridad.
Mientras tanto el dilema occidental era decidir entre confinar la población o dejar que la economía continuase con algunas medidas que no le hiciesen mucho daño a la misma. Italia, uno de los primeros Estados afectados, fue un ejemplo de desacierto ya que su zona más industrializada aguantó demasiado y no cerró sus fábricas… la pérdida de vidas fue escalofriante, Occidente miró sus almacenes y estaban vacíos, sus sistemas sanitarios serían incapaces de aguantar el ataque y la búsqueda de elementos contra el virus se hizo a la desesperada.
Frente al desconcierto internacional la imagen de China quedó afianzada.
Continuará...