Vientos de Cambio Justo

jueves, 20 de julio de 2023

Andalucía, mañana

Nota: El presente artículo fue publicado el día 16 de julio de 2023 en elDiario.es. Hoy, con la autorización del autor, se publica en este Blog para nuestros lectores.

En la España de hoy, en la que la derecha amenaza con romper España desde Madrid, Andalucía debe recuperar lo que anuncia su himno: “volver a ser lo que fuimos”: la Andalucía democrática, igualitaria, inclusiva, avanzada y republicana que fue hace 150 años

Yolanda Díaz interviene en un acto público para las elecciones del 23J en Sevilla Rocío Ruz / Europa Press

 

Carlos Arenas Posadas. Candidato al Senado por Sumar-Andalucía

20 de julio de 2023

 

Andalucía tiene el gran “mérito” de ser la comunidad autónoma que presenta las mayores desigualdades sociales. De un lado, los pueblos y los barrios más pobres del país. Del otro, entre los andaluces más ricos, los grandes propietarios de suelo rural o urbano, latifundistas perceptores de la PAC, constructores, ganaderos, bodegueros, aceiteros, enlazados en algunos casos con multinacionales o, últimamente, con los monopolios de la energía.

Muchos son herederos de los señoritos de siempre; forman parte de la élite dominante andaluza; están bien anclados en el entramado de poder local y regional bajo el paraguas protector de la Junta. De hecho, lo primero que hizo Moreno Bonilla al tomar posesión fue suprimir el impuesto a los grandes patrimonios, y lo primero que ha prometido el alcalde de Sevilla del PP es edificar Tablada.

Pero no solo ellos, el término “señorito” con el que los andaluces se referían quitándose la gorra al paso del cacique al que había que obedecer para sobrevivir, tiene un carácter polisémico, se adapta a los tiempos. Y en ese sentido desde los años sesenta del siglo pasado hasta la fecha hemos visto aparecer por Andalucía otros señoritos que mandan tanto o más que los antiguos, ¿o cómo llamar a la familia Botín, a los presidentes de los bancos BBVA o La Caixa, que reciben nuestros ahorros después de liquidar las cajas de ahorros, la banca de proximidad?

¿Cómo llamar a los accionistas de las cadenas de distribución que están acabando con el pequeño comercio de barrio, que ahogan a los productores locales hasta hacerlos trabajar con pérdidas? ¿Cómo llamar a las grandes aseguradoras y clínicas privadas que avalan la campaña de Feijóo y que han entrado como un caballo de Troya en la sanidad pública para saquearla a costa de la salud de los andaluces y de las andaluzas? ¿Cómo llamar a los fondos buitres y a los buitres que se enriquecen del siempre boom turístico y de la subida del precio de los alquileres? ¿Cómo llamar…?

Moreno realiza una política despectiva con respecto a un pueblo andaluz que sigue ocupando las ratios más bajas del país en lo que se refiere a la cantidad y la calidad de la vida

Es cierto que Moreno Bonilla y estos nuevos señoritos no lucen el ceño despectivo que lucían los antiguos por no se sabía qué mérito o limpieza de sangre; ahora, en nombre de la modernización, con una amplia sonrisa, incluso ondeando cínicamente la bandera blanca y verde, la bandera del “andaluces levantaos”, Moreno realiza una política despectiva con respecto a un pueblo andaluz que sigue ocupando las ratios más bajas del país en lo que se refiere a la cantidad y la calidad de la vida.

Hay un tercer tipo de señorito; el que careciendo de los recursos de los anteriores participa de su diseño cultural, de sus ademanes, propaga una imagen narcisista de nuestra realidad, elimina de la agenda política la solución a las carencias, a las desigualdades; son la tropa que gobierna y define la supuesta “idiosincrasia” andaluza, sus tradiciones supuestamente “ancestrales”.

La batalla contra el señoritismo en todas sus modalidades tiene que empezar rememorando un hecho histórico. La Andalucía abierta, laica, igualitarista, avanzada que fue derrotada en 1873, durante la 1ª República, hace ahora 150 años. Desde entonces, nuestra tierra no ha dejado de ser una colonia interior gobernada por señoritos de todos los pelambres. La región más rica del país en aquella época no pasa hoy del 75 % de la renta media del país, a cincuenta puntos porcentuales de Madrid, el País Vasco o Cataluña.

SUMAR Andalucía ha venido para ser el instrumento político del derecho a decidir de los andaluces y de las andaluzas tanto individual como colectivamente

La descolonización necesaria pasa por ejercer la capacidad de decidir, tanto a nivel personal como a nivel colectivo, como pueblo. A nivel personal abriendo todas las barreras que obstaculizan la igualdad de oportunidades –educativas, sociales, políticas, simbólicas, culturales, económicas, etc.— para quienes hoy como antaño viven bajo la dictadura de la necesidad, bajo el tiránico “esto es lo que hay; o toma o lo dejas”. A nivel colectivo, la descolonización pasa por ejercer la SOBERANÍA sobre los asuntos que nos competen, revocando las decisiones que hoy toman por nosotros los señoritos de fuera y sus cómplices de dentro.

Con ser el voto a SUMAR decisivo para que no reviertan las políticas sociales del gobierno de coalición en los últimos años, SUMAR Andalucía ha venido para ser el instrumento político del derecho a decidir de los andaluces y de las andaluzas tanto individual como colectivamente. Pero algo más; en la España de hoy, en la que la derecha amenaza con romper España desde Madrid, Andalucía debe recuperar lo que anuncia su himno: “volver a ser lo que fuimos”; en concreto, volver a ser la Andalucía democrática, igualitaria, inclusiva, avanzada y republicana que fue hace 150 años.

Una Andalucía –un Estado andaluz, se decía entonces— insertada de igual a igual en una España compartida, en un Estado federal; la única alternativa contra quienes han hecho de la ocupación del Estado el origen y la perpetuación de sus privilegios. Votar SUMAR Andalucía es la puerta abierta a la esperanza.