Rosario
Granado Gallardo
Miembro
de la Coordinadora Andalucía con Palestina.
Visitó
Palestina en el año 2003.
2
de noviembre de 2018
70
años después, los palestinos siguen siendo víctimas de una
política de limpieza étnica. La ONU tachó al sionismo de
movimiento racista.
En
este año, que ya se va acercando a su final, se han cumplido los 70
años de la Nakba palestina. 70 años de la expulsión de su tierra
de 700.000 palestinos que a manos del ejército sionista pasarán a
convertirse en refugiados tras haber sido víctimas de la destrucción
de sus pueblos, de las matanzas de sus familiares, del robo de sus
tierras y de todas sus propiedades. Fue un hecho histórico que
Israel celebra cada año, así nació su Estado, y que Palestina
lamenta. Pero desgraciadamente es mucho más que una fecha a recordar
en los libros de Historia. Porque la misma política que llevaron a
cabo los judíos sionistas en el año 1948, es la que continúan
ejerciendo hasta hoy; una política de limpieza étnica,
suficientemente estudiada y documentada por muchos historiadores,
entre ellos Illan Papé.
En
el año 1975, la Resolución 3379 de las Naciones Unidas declara el
sionismo como racismo y lo asocia con el apartheid sudafricano.
Estuvo vigente hasta el año 1991 en que se deroga por imposición de
Israel como condición para acudir a la cumbre de Madrid.
Posteriormente
relatores especiales de la ONU han elaborado numerosos informes que
denuncian la política racista israelí. Y en el 2016, la Comisión
Económica para Asia Occidental de la ONU declara a Israel como
Sistema de Apartheid. En este informe, elaborado por Richard Falk y
Vilma Tilly, se detallan con pruebas documentadas las distintas
formas en que Israel ejerce su política de apartheid. Y el propio
Parlamento israelí, por si alguien tenía duda, aprobó en el pasado
mes de Julio una ley en la que se define como Estado judío.
La
comunidad internacional ha permitido hasta ahora que Israel atropelle
los derechos humanos en Palestina con total impunidad.
Esta
política es denunciada además por activistas y defensores de los
derechos humanos de todas las nacionalidades (también israelíes)
que trabajan sobre el terreno y que nos dejan una ingente cantidad de
imágenes y documentales, que son testimonio vivo de lo que allí
está pasando. Destacamos el documental del israelí Yoltan Feldman
“The Lab. Vendedores de Armas,” o el del periodista francés Yvan
Martinet “Gaza: Une jeunesse estropiée”.
Y
ante esta situación nos preguntan en numerosas ocasiones: ¿por qué
“la comunidad internacional”, conociendo la realidad, le permite
todo a Israel? ¿Por qué para Israel no existe el Derecho
Internacional, ni las Resoluciones de la ONU, ni la Declaración de
los Derechos Humanos, ni existe el Tribunal de la Haya, ni los
Convenios de Protección a la Infancia? ¿Por qué Israel puede
destruir, robar, secuestrar o matar con total impunidad?
Para
entenderlo hay que tener en cuenta algunos datos:
Primero.
Palestina estuvo bajo mandato británico desde el año 1922 al 1948,
sufriendo su población el colonialismo de la época al igual que
tantos países de Asia y de África. La lucha por la independencia,
que poco a poco van a ir consiguiendo todos los demás países
colonizados, se frustra en Palestina. Los intereses coloniales
británicos y los intereses sionistas coinciden plenamente. Palestina
será entregada a los judíos europeos para crear un Estado que
defenderá los intereses británicos (Declaración Balfour
dirigida a Rostchild, 1917). Este proyecto colonial contará también
con el apoyo de Francia y más tarde de EEUU.
Segundo.
El sionismo pone en marcha una enorme propaganda con una serie de
premisas inventadas que llegan a ser aceptadas por una población
ignorante y ajena a la realidad que se vive en la zona. Así, desde
principios del siglo XX utilizan la imagen de “Un pueblo sin tierra
se dirige a una tierra sin pueblo”, o hablan de “volver a su
tierra, la tierra de sus antepasados”. O más tarde utilizan la
tragedia del holocausto judío, como si los palestinos tuvieran que
ver con ello. Ni eran un pueblo sin tierra, ni era una tierra sin
pueblo; por supuesto los judíos rusos, húngaros o polacos, no
volvían, sino que conquistaban y el sionismo aparece a finales del
siglo XIX y se concreta ya en el 1917, antes de que Hitler llegara al
poder.
Tercero.
A pesar de contar con todo el apoyo de las grandes potencias
occidentales y a pesar del uso de una continua y agresiva propaganda,
el Estado judío nace y se mantiene por el uso de una violencia
extrema. Israel sigue practicando una política genocida, encerrando
entre muros a las poblaciones, destruyendo barrios y pueblos,
bombardeando a poblaciones civiles, sus infraestructuras, disparando
a muerte a manifestantes pacíficos, mutilando a miles de jóvenes;
destruyendo, en fin, toda posibilidad de vivir.
Pero
los palestinos siempre han luchado y siguen luchando, se empeñan en
vivir y resisten. Decían los dirigentes sionistas que “los padres
morirán y los hijos olvidarán”. Pero 70 años después nadie ha
olvidado. Más de cinco millones de refugiados llevados de forma
intencionada a la desesperación mantienen como pueden la dignidad y
la vida. El viernes pasado fueron 7 muertos y 142 heridos, el
anterior 8 muertos y 200 heridos, el anterior otros tantos, el
anterior igual...
El
movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel) es una
llamada de auxilio que la sociedad civil palestina dirige a la
sociedad civil de todo el mundo.
¿Qué
hacer ante tanta infamia? El movimiento BDS (Boicot, Desinversión y
Sanciones a Israel), inspirado en el boicot al apartheid sudafricano,
es una llamada de auxilio de la sociedad civil palestina dirigida a
la sociedad civil de todo el mundo. Busca, de forma pacífica, poner
fin a la política genocida que Israel lleva a cabo desde 1948 y que
se concreta en la ocupación, la colonización y el apartheid. No va
contra los israelíes, pero sí contra el estado. Es una campaña en
la que todos podemos poner nuestro granito de arena en apoyo de
Palestina, por la libertad y la justicia.