Las
elecciones generales de 2019 representan un momento decisivo para el futuro de
la Democracia como régimen de convivencia, condiciones de vida dignas y la
igualdad para el conjunto de las personas. La vida política y social se funde
en las urnas para decidir quiénes nos gobernarán.
Manuel
Armenta
12 de
Abril de 2019
Estamos en plena campaña electoral, y como
siempre, con el grito político de
partidos y candidatos fundiéndose con
la vida social y particular de las personas, como momento exclusivo en el que
se les pide apoyo, participación y protagonismo
a la sociedad civil en la vida política que regirá la gobernanza.
Protagonismo de la Soberanía Popular en la vida política, que nace y concluye
en acudir a las urnas y votar, que no es
poco aunque aspiremos a más presencia y protagonismo.
Las grandes promesas de los “programas y
discursos”, en realidad son papel mojado porque de ninguna manera legal y de
justicia, obliga y compromete su cumplimiento. El gesto predominante de los
partidos y futuros electos representativos, será el de culpar a otros de
impedir su cumplimiento, y en ningún caso, que
lo prometido se antepondría a todo tipo de interés personal, político, de
partido, ni a su permanencia en el cargo.
No obstante lo dicho, el Sufragio Universal y su uso, es imprescindible para el conjunto de
la sociedad porque permite que sea su voz y voluntad, quien abra ventanas
posibles de tendencias de progreso, bienestar e igualdad, frente a quienes también lo usan “con engaños” para imponer las tendencias
contrarias y dictatoriales a las mayorías sociales.
Este 28-A de 2019 es la primera vez en
cuarenta años de Democracia, que la capacidad de gobernanza de los partidos
políticos mayoritarios, solo será
posible confluyendo con otras fuerzas políticas más cercanas en ideologías (históricas
o nuevas). Desde que la Moción de Censura confrontó
radicalmente al bipartidismo PP-PSOE, y las elecciones en Andalucía configuraron el nuevo modelo tripartito
de la derecha PP-C´s-Vox (frente a la fuerza más votada PSOE-A), la sociedad
tiene un horizonte de futuro más despejado para elegir desde la pluralidad
política las nuevas tendencias de gobierno Democrático y de Progreso,
frente al ultra-conservadurismo de
Democracia recortada.
Las mayorías sociales que más sufren los
recortes en su vida cotidiana, son también las que más impacto negativo de comunicación reciben de la vida política. Y ese
mundo solo puede ser contrarrestado, si organizaciones y sectores progresistas
y de izquierda, se funden y confluyen
con los movimientos sociales y las personas en los trabajos, barrios,
universidades, institutos y casa a casa,
para poderles transmitir los recovecos y circunstancias de la vida política
en la gobernanza y en la oposición. Porque
la principal responsabilidad de que
el voto “democrático y progresista” sea equilibrado y masivo por quienes más sufren
los recortes, siempre dependerá de su mejor
comprensión de la situación política de cada momento.
En las condiciones que vivimos de recortes, las campañas electorales se
convierten en pugnas, confrontaciones,
grandes programas y promesas partidarias de largo futuro, pero divorciadas
del significado de una votación que solo decide sobre representantes y en
consecuencia Gobierno para “cuatro años”. Período de tiempo que para destruir es más que suficiente, pero
para construir grandes objetivos
imposible materialmente.
La abstención y los votos “contrarios” al
propio interés de los millones de personas que lo sufren, por la ignorancia,
desconfianza o complacencia con la vida política, gobierne quien gobierne, es
de responsabilidad básica de las políticas y políticos de izquierda y progresistas,
que no cambian sus formas de ser y estar en la vida política, conviviendo con pedagogía y honestidad con ese mundo
social, que ni entiende ni comprende el valor e importancia de su voto para conseguir derechos y
condiciones de vida dignas, frente a las derechas ultra-conservadoras, que EDUCAN con éxito para que reine la ignorancia y complacencia “del todos
iguales”, en importantes sectores de la sociedad que derivan su derecho a
decidir hacia el absentismo y a la
seducción de la palabra.
El
Sufragio Universal
como principio Constitucional de la Democracia, es fundamental para la función
protagonista de la sociedad civil sobre la vida política. Y en el momento
actual plagado de recortes,
desigualdades y precariedad, más fundamental tendría que ser para invertir
la tendencia “ultraconservadora” de PP-C´s-Vox, que tienen el objetivo de rematarlo en las urnas, como ya han
conseguido en Andalucía.
Otro camino de impedirlo sería que los
movimientos transversales que lideran las luchas sociales, fundan sus objetivos reivindicativos con la dirección voto que
millones de personas necesitan para conseguirlos, en momento tan crucial y
decisivo de Elecciones y confrontación.
El recuerdo del 15-M y su grito de rebeldía política contra quienes gobernaban
y recortaban en derechos y condiciones de vida, hoy tienen su expresión en el
movimiento 8-M de la mujer, en los
pensionista, estudiantes y las organizaciones del Cambio democrático y
progresista, que con las Movilizaciones y Protestas en las calles, con la
Moción de Censura y con los gobiernos de Ayuntamientos y Comunidades del Cambio,
han demostrado que ES POSIBLE y necesario UNIR la vida social y política.
Hoy está en juego continuar por sendas de recortes sin posibilidad de retorno, o por
las de recuperar lo arrebatado y
avanzar en el camino de más igualdad y condiciones de vida dignas. Son dos
formas y modelos de Democracia, dos sectores de fuerzas políticas absolutamente
decididas a ello, y dos significados del
voto y de la abstención.
El 28-A está en juego que la voluntad popular
imponga sus condiciones en las urnas
en una u otra dirección: derecha ultra-conservadora o izquierda y progresistas
de CAMBIO.