Miguel Toro
29 de octubre de 2019
Tras
las elecciones generales de abril han transcurrido algunos meses con un
gobierno en funciones, con unos presupuestos prorrogados desde la época del
ministro Montoro y aquí estamos de nuevo ante unas nuevas elecciones. ¿Porqué
estamos aquí? ¿Cómo ha sido posible que habiendo habido la posibilidad de un
gobierno progresista (algún tipo de colaboración entre el PSOE y Podemos) ese
gobierno no se haya concretado? Claramente no ha sido posible porque los
partidos que tenían la responsabilidad de conseguirlo (PSOE y Podemos) no lo
han querido por acción o por inacción.
En
esta cuestión, para mí, hay un responsable claro: el PSOE de Pedro Sánchez y
digo de Pedro Sánchez porque creo que hay movimientos en el PSOE, los que
decían mayoritariamente con Rivera no, que sí veían la necesidad de la
colaboración entre el PSOE y Podemos. Una colaboración que se mostró fructífera
para conseguir la moción de censura que consiguió quitar a Rajoy del poder,
crear un grupo amplio para apoyar unos presupuestos aunque finalmente no salieran
adelante, aumentar el salario mínimo interprofesional, mejorar algunas leyes
del sector eléctrico y empezar a abordar el tema catalán entre otras cosas.
Pero
como se ha podido comprobar la estrategia del PSOE de Pedro Sánchez no era la
de colaborar con Podemos. Ahora podemos ver claro que la estrategia,
posiblemente diseñada por el estratega de Pedro Sánchez, consistía en hacer
primero un movimiento a la izquierda, para captar votos que habían migrado a
Podemos, desacreditarlo, y si era posible convertirlo en un partido marginal
como fue en su momento Izquierda Unida. Conseguido, desde su punto de vista,
ese primer objetivo se trataba de dar un paso a la derecha para conseguir,
también, los votos que se habían movido hacia Ciudadanos. Con ambos movimientos
se pretendía conquistar el llamado centro político y volver a restablecer el
bipartidismo que ha gobernado España en las últimas décadas. Esto es lo que ha
pretendido hacer el PSOE de Pedro Sánchez una vez que éste, tras las elecciones
autonómicas, volvió a pactar en toda España, incluida Andalucía, con el antiguo
sector susanista. Los estrategas de Pedro Sánchez tenían desde un primer
momento como objetivo ir a unas nuevas elecciones porque creían que podrían
aumentar el número de diputados socialistas y de paso quitar a Podemos y a
Ciudadanos del tablero electoral aunque fuera con la potenciación del Partido
Popular. Los socialistas que decían con Rivera no tienen que ser conscientes de
lo que está haciendo el PSOE.
La
respuesta a estos movimientos por parte de Podemos han sido atrincherarse en la
idea de un gobierno de colaboración (con Ministros de Podemos) o nada. Estas
dos estrategias combinadas nos han traído aquí. Pablo Iglesias y el equipo que
dirige Podemos parecen estar convencidos de que podrán obligar a Pedro Sánchez
a aceptar ministros de Podemos en su gobierno. Explican una y otra vez que la
única forma de apoyar al PSOE es estando en el consejo de ministros para poder
vigilar desde dentro el cumplimiento de los acuerdos del programa político
pactado. ¿Pero es realista esta estrategia de Podemos? Yo creo que no. Más bien
resulta una estrategia ingenua. Una estrategia que puede llevar a Podemos a la
inutilidad política. Que lo puede colocar en la esquina del tablero político y
por lo tanto que deje de tener posibilidades de transformar la realidad. Creo
que un partido progresista, y Podemos lo es, debe intentar conseguir avances
poco a poco tejiendo las alianzas necesarias y posiblemente ampliando su
programa para incluir a sectores más amplios. Si no consigue esos avances se
convierte en un partido testimonial, con el programa más avanzado pero sin
apoyos electorales. Se convierte entonces en un partido inútil y a la larga
desaparecerá.
Aquí
estamos ante unas nuevas elecciones generales sin visos de que cambien mucho
las cosas tras las mismas. Pero la situación en muchos aspectos se va
degradando sin que nadie le de solución y con un gobierno en funciones que
pretendía hacer cambios progresistas pero que ha estado inactivo la mayor parte
del tiempo. La situación en Cataluña se encona cada vez más y no se aborda el
problema. El mantenimiento sin solución del problema catalán sirve de manera
evidente para aumentar el caladero de votos de las derechas españolas y del
sector independentista catalán. En términos objetivos ambos nacionalismos, el
español y el catalán o al menos las partes más radicalmente nacionalistas de
ambos, están de acuerdo en que el problema perviva. Esto les permite a ambos
ocultar los problemas económicos, el desempleo, la falta de inversiones en el
sector público, etc. La desigualdad sigue aumentando propiciada por la
revolución tecnológica y no se están planteando vías de solución. El problema
catalán, como una cortina de humo, ayuda a ocultar el problema.
Necesitamos
un gobierno progresista que vaya consiguiendo los avances posibles. Para
construir ese gobierno, nos gusten más o menos, ahora tenemos dos partidos PSOE
y Podemos. Dos partidos que tienen que entenderse. Si no llegan a un acuerdo
gobernarán las derechas. Derecha que si llegarán a un acuerdo como han mostrado
en Andalucía y Madrid, y nos volverán a traer la corrupción que no ha acabado
de desaparecer y el expolio del sector público. Podemos debe comprenderlo y si no
lo comprende será tan responsable como el PSOE del nuevo fracaso. Comprenderlo
por parte de Podemos significa, desde mi punto de vista, dar prioridad a un
gobierno progresista antes que tener ministros en el gobierno. Significa,
incluso, posibilitar que gobierne el PSOE, puede que sin ministros de Podemos,
antes que dar la posibilidad a que este pacte con partidos a su derecha. Parto
de la base y así lo creo que un gobierno del PSOE es mejor, para los
progresistas, que un gobierno de las derechas o un pacto del PSOE con alguno de
los partidos de derecha. Estamos en un momento de posibilismos y no podemos
pretender el cielo o nada.
En
este escenario ha aparecido un partido nuevo Más País liderado por Iñigo
Errejón. Creo muy adecuada la decisión de Errejón de lanzarse a la arena
nacional. Muchos dicen que ha sido una decisión precipitada pero creo que en
política hay que tomar las decisiones en los momentos adecuados porque la
reflexión excesiva puede hacer que la situación cambie y sea irrelevante tomar
una decisión. Efectivamente el haber sido la decisión tan rápida ha provocado
que las listas electorales estén formadas por candidatos muy inmaduros. Pero
aún así creo que es una buena decisión.
Creo
que este nuevo actor puede aportar algunos ingredientes para lo que vamos
buscando: un gobierno progresista. Un gobierno que en estos momentos tiene que
girar en torno al PSOE con la complicidad de Podemos y Más País. Por estas
simples razones simples y prácticas votaré Más País.