La novedosa situación que vivimos consecuencia del Covid-19, nos exige una cierta reordenación de los conceptos y criterios para la organización, sostenibilidad, participación y representación de movimientos sociales en las estructuras de planificación de la Reconstrucción.
Manuel Armenta
12 de Enero de 2021.
Situados en un momento histórico no solo por la Pandemia del Covid-19, sino porque el proceso de reconstrucción que se necesita, está siendo liderado por la coalición que soporta al nuevo gobierno, por fuerzas políticas de diferentes ideologías y posiciones políticas, unido a la voluntad popular en las urnas y al objetivo de Cambio por una mejor Democracia, Igualdad y Condiciones de vida dignas. Tenemos que conseguir que el protagonismo de los movimientos y organizaciones sociales que se necesitan para esta lucha muy confrontada social y políticamente, se reconstruyan con nuevas formas de participación, representación y confluencia social en las Instituciones.
Reconstrucción y Transición son dos términos y objetivos fundidos para avanzar por el buen camino de progreso y cambio, con independencia de cuales sean las prioridades políticas y medidas de prevalencias y alcance, motivadas por la crisis sanitaria.
Y para ello será fundamental que la sociedad civil se rearme de conciencia y protagonice con esas nuevas estructuras y formas de lucha, para hacer más posible y sostenible sus reivindicaciones y mejoras en el nuevo sistema inclusivo y participativo de base con las Instituciones Públicas. Y todo ello, sin menoscabo y presencia de los entes económicos, sociales y sindicales, profesionalizados que viven acomodados en esas estructuras.
El primer año vivido de Gobierno de Coalición ha aportado una básica experiencia de que es posible la gobernanza con proyección progresista, no solo por las dos fuerzas que lo componen sino por los apoyos parlamentarios y legislativos del bloque de investidura que se mantiene viva, y en algunos casos reforzada con los Presupuestos Generales del Estado de 2021. Se han aprobado 48 Iniciativas Legislativas Parlamentarias, que supone un 23,4 % de los compromisos de Investidura del Gobierno en 2020, a pesar del Covid-19 y sus consecuencias de prioridad por la grave crisis sanitaria y la salud de las personas.
2020 también ha puesto en evidencia la potente confrontación de los partidos políticos de las derechas “ultraconservadoras”, de los Poderes del Estado y Económicos, Medios de Comunicación y la Iglesia Católica, en contra de las políticas y medidas más sociales y progresistas de Cambio que se han impulsado para avanzar frente a la profunda crisis que vivimos en todos los ámbitos de la sociedad. Y todo ello, sin ocultarnos ni negar que desde la sociedad civil entendamos que se podía, se puede y se necesita avanzar algo más frente a los recortes. Y que el escudo social y la reconstrucción protejan con más contundencia a las personas, al mundo del trabajo y a los Servicios Públicos, frente a la precariedad y las desigualdades que arrastramos desde la crisis de 2008.
Avanzar en las políticas de Derogación de la reforma laboral de 2012 es imprescindible y necesario que se aborde ya y con la máxima profundidad, como estaba previsto en el acuerdo de Investidura del Gobierno, porque sin ello o con excesivo retraso de tiempo no hay reconstrucción en la vida de las personas trabajadoras. La Ministra de Trabajo ya apunta de forma resolutiva en esta dirección, pero los agentes sociales “oficiales” no están por la labor y parte del gobierno tampoco lo secunda.
La sociedad y lxs trabajadorxs lo necesitan para mejorar y recuperar condiciones de vida dignas y derechos laborales frente a la precariedad, temporalidad y desigualdad. Y para ello, entre otras muchas cosas, es necesario:
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Derogar
la aplicación de prioridad aplicativa de los Convenios de Empresa sobre los Convenios
Sectoriales.
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Eliminar
la modificación unilateral de condiciones del contrato por la empresa.
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Acabar
con la tasa de temporalidad de los contratos que es la más alta de la UE,
(sirva de ejemplo, los 165 millones de contratos que se han firmado en España
desde 2012 al 2020, o los más de 6 millones que se firmaron en 2019 menores de
7 días de duración).
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Generar
nuevos empleos para dejar de ser el 2º país de la UE con más paro.
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Avanzar
por el camino de la Igualdad de trabajadores de subcontratas con los de las
empresas contratantes. Y fundamentalmente en la Igualdad del trabajador/a.
Sin estos cambios, entre otros muchos, será difícil considerar que avanzamos por el buen camino de reconstrucción y mejor Democracia en el mundo laboral.
Es el momento político para recuperar derechos y condiciones laborales dignas, y para ello es imprescindible que la clase trabajadora recupere estructuras de organización y representación de base electa y directa en las empresas, en los ámbitos sectoriales y en los territorios, al margen del sindicalismo profesionalizado en la estructura empresarial e institucional. No hay mejor camino para conseguir los objetivos y hacerlos sostenibles en el tiempo y en los objetivos económicos, condiciones laborales y derechos políticos.
Es el momento político para que la sociedad civil en todos los órdenes de la vida también dé el paso de reorganizarse al margen de las estructuras profesionalizadas y convivencia con la estructura institucional de todo signo político. Hay que confluir con las tendencias y políticas progresistas para poder conseguir derechos y condiciones de vida más dignas en el presente y futuro. Mujeres, Pensionistas, Estudiantes, Profesionales y mundo de la Cultura necesitan protagonismo y presencia en las luchas y demandas de sus derechos y la representación directa en la negociación con los gobiernos progresistas.
Reforzar los pilares que sustentan el Estado de Bienestar recortado y destruido por las políticas neoliberales en los Sistemas Públicos de Sanidad, Educación, Servicios Sociales, Vivienda y los Derechos laborales, no pueden condicionarse en el tiempo porque son los ejes fundamentales de la Reconstrucción y el Escudo social para hacer frente a la crisis sistémica provocada por el Covid-19 y los recortes y para avanzar en una estructura del Estado que priorice el interés de las personas y toda la sociedad. Y nada de ello será posible si no se funde la acción política del gobierno con la acción de lucha y organización de trabajadorxs y los sectores de la sociedad civil que más se identifican con los objetivos progresistas del Cambio, por una sociedad democrática Más Justa e Igualitaria.
La historia de los movimientos de lucha de base y representación directa, debe resucitar de la misma manera que ha nacido el gobierno de coalición progresista y de Cambio por la fusión de la política y el sufragio universal en los momentos de crisis profunda. Ahora, este Gobierno de coalición si nos representa, sin que ello sea excluyente de exigirle que cumpla con sus compromisos y que queremos más porque es posible. Gobierne quien gobierne en la situación que estamos viviendo y el fraccionamiento de la política, ya no será igual para las personas y la sociedad.