Carmen Yuste Aguilar
2 de mayo de 2023
En pocos días, dará comienzo
oficialmente la campaña electoral de las elecciones municipales en Andalucía y
en el resto del Estado. En menos de un mes, se elegirá a las concejalas y
concejales que conformarán los ayuntamientos y gestionarán nuestros pueblos y
ciudades los próximos cuatro años. Sabemos qué harán las derechas allí donde
logren gobernar (¡y esperemos que sea en los menos lugares posibles!), pero lo
que no sabemos es cuál será la política que aplicarán las fuerzas progresistas
en los municipios en los que obtengan la mayoría, juntas o por separado.
La verdad es que no tenemos
claro cuáles son las candidaturas progresistas, bajo qué nombre concurren a las
elecciones, quiénes forman parte de cada una, si gobernarían juntas caso de que
las matemáticas lo hicieran posible o si unas y otras, al menos, impedirán que
las derechas gobiernen. No sabemos nada, ¡y eso que llevamos meses
escuchándolas echarse los trastos a la cabeza, culpándose de los errores
pasados y presentes, insultándose y causándonos un bochorno insoportable! Pero
de lo que han dicho poco o nada es de sus respectivos programas: qué harán y
cómo lo harán parece que no lo saben ni quienes van en las listas.
Desde la comunidad educativa se plantean, desde hace años, multitud de ideas para mejorar la Educación Pública, desde lo local, y contribuir a mejorar los barrios y pueblos andaluces. Aquí van algunas de ellas, para que las candidatas y candidatos tomen nota: más vale tarde que nunca y aún están a tiempo.
Uno de los principales
ataques que sufre la Escuela Pública andaluza en estos momentos es la supresión
masiva de clases, con el argumento falaz del descenso de natalidad. Los
ayuntamientos, los que están acabando la legislatura y los que se van a
constituir en pocas semanas, debieran ser, en manos progresistas, herramientas
de oposición a esta infame política del gobierno andaluz. Alguna iniciativa ha
habido, con la presentación de mociones y declaraciones en contra de este
recorte, pero no es en absoluto suficiente. Los ayuntamientos son la
institución más cercana a la ciudadanía y deberían poner toda su maquinaria al
servicio de la defensa de los intereses de la mayoría y de la gente más
vulnerable, empezando por la Educación y el resto de servicios públicos. Cuando
en los últimos cuatro años, la Consejería ha recortado casi 1500 clases en los
colegios públicos, hemos echado de menos, con honrosas excepciones, a nuestras
concejalas y concejales, a nuestros ayuntamientos, haciendo de dique frente a
la avalancha privatizadora. Para el curso que viene, se prevé el cierre de
varios cientos de clases más, a ver qué hacen al respecto quienes juran el
cargo el 17 de junio.
Todos los pueblos y ciudades
tienen un consejo escolar municipal que debiera servir para algo más que para
fijar los días de fiesta local, pero que en la mayoría de los casos se quedan
en eso. Los consejos escolares municipales son organismos en los que están
representados, además de los ayuntamientos, docentes, familias y estudiantes.
Es responsabilidad de las concejalas y concejales, de los gobiernos
municipales, abrir estos organismos a la participación de la comunidad
educativa, promover y animar la participación y ser verdaderamente receptivos a
las propuestas que se lanzan desde la comunidad educativa en relación a la
gestión de los centros escolares y sobre política educativa municipal. Más allá
de los consejos escolares, echamos en falta que los ayuntamientos, en general, arbitren
mecanismos de participación directa de la comunidad educativa en la vida de los
municipios, a través de la creación de espacios de debate con capacidad de
decisión sobre cuestiones que nos afectan directamente.
La vida municipal debe
abrirse a la participación de la comunidad educativa, tanto como los centros
escolares deben abrirse a la sociedad. Todos los barrios y pueblos de Andalucía
cuentan, al menos, con un colegio público y la mayoría de ellos permanecen
cerrados por las tardes, contando si acaso con alguna actividad extraescolar
(la mayoría gestionadas por empresas privadas subcontratadas). Los centros
educativos tienen o deberían tener: instalaciones deportivas, dotación
informática, recursos para la realización de actividades artísticas y plásticas,
salones de actos, jardines, bibliotecas y, por supuesto, aulas. Los
ayuntamientos podrían y deberían establecer planes de apertura de los centros
escolares por las tardes que no se limiten a la financiación de alguna
actividad, sino que conviertan a los centros educativos en verdaderos núcleos
de dinamización de los barrios y pueblos. Los colegios tendrían que estar
abiertos y disponibles por las tardes, para que quienes viven en su entorno
puedan hacer uso de sus instalaciones: para pasear o hacer deporte, organizar
talleres artísticos, representaciones teatrales o musicales, proyecciones de
cine, ensayos y talleres, reuniones de las asociaciones vecinales en el
aulario… y claro, participar en la gestión de los mismos, junto a su comunidad
educativa y con apoyo municipal. En algunos sitios se ha empezado a hablar
tímidamente de esto, pero es una asignatura pendiente que debe afrontarse en la
próxima legislatura y de la que tampoco estamos escuchando hablar en esta
irritante precampaña sin contenido político real.
Por último, debe saberse que
el mantenimiento de las infraestructuras de los centros de infantil y primaria
es responsabilidad directa de los ayuntamientos. El estado de los edificios y
patios de muchos de ellos es, digámoslo suavemente, muy mejorable y las obras
parciales que se ejecutan (con considerable aceleración en los últimos meses,
debido a la proximidad de las elecciones) son clarísimamente insuficientes.
Chapuzas por aquí y por allí cuando la conserje o el de francés, que es un manitas,
encuentran un rato, el de música quitando malas hierbas para que el patio sea
medio habitable, familias pagando ventiladores y toldos para que las
temperaturas no sean insoportables en el centro... Eso es el pan nuestro de
cada día. Y la ley de bioclimatización en los centros escolares, que lleva años
aprobada, sin aplicar. Es cierto que esta es competencia principalmente del
gobierno de la Junta, pero los ayuntamientos tienen aquí su parte de
responsabilidad y tampoco parece ser un tema de interés prioritario para la
enorme mayoría de los futuros concejales y concejalas y, desde luego, no está
ocupando un lugar central en el debate preelectoral.
Estos son solo unos breves e
incompletos apuntes sobre las cosas de las que nos gustaría escuchar debatir a
las candidatas y candidatos progresistas, cuando se decidan a dejar de discutir
sobre si la suma resta, divide o multiplica. Y si no es mucho pedir, que
cuenten con la comunidad educativa en esos debates, para recoger la opinión de
docentes, familias y estudiantes y para ponernos a trabajar colectivamente en
la defensa y construcción de una Educación Pública de calidad en todos los
pueblos y barrios de Andalucía.